Mi Primer Amor

12

Al estar en mi casa y mientras comía pensé en lo que dijo Matthias. Aun no entiendo cómo le puede gustar Alison. Recién se conocían, pero uno no manda en los sentimientos., limpie un poco y decidí ver una película, me quede dormida.

Creo que estoy imaginando que gritan mi nombre...

No. Espera.

Si gritan mi nombre.

—¡Marina, Marina!—gritó el chico. Reconocí la voz, era Dylan. Me puse una casaca y salí corriendo.

—señorita, ¿qué es lo que pasa?—preguntó una vecina, que producto a los gritos salió.

—No lo sé, señora, pero ahora mismo lo averiguo. No sé si lo había explicado, pero para entrar a la zona de donde vivía luego del asalto de Dylan pusieron un portón y Dylan estaba detrás del él.

—¡Marina, ven Marina, por favor!—volvió a gritar.

—¡Mar...!—lo interrumpo al abrir la puerta.

—¿Qué diablos te pasa?—grité totalmente enojada viendo el escándalo que estaba haciendo y para completar la desgracia él estaba ebrio—¿Qué demo...?—fui interrumpida por un beso.

—Lo siento—habló cuando nos separamos, pero yo volví a unir nuestros labios.

—Ven, pasemos—hablé cuando nos separamos.

—jóvenes, respeten—hablo la vecina y miro a Dylan y a mí con cierta picardía.

—lo siento señora, él es Dylan, un amigo.

—Buenas... noches... señora.—Dylan habló con una voz entrecortada.

—Bueno, será mejor que entren a tu casa, me tengo que retirar—habló mientras ingresaba a su casa.

—Está bien, vamos.—lo observo llevándolo a la sala para acostarlo en el mueble.

—Espérame aquí. Te prepararé un café.

Con el café en la mano y unas cuantas pastillas para el dolor de cabeza, regresé a la sala y lo encontré con las manos sujetas a su cabeza.

—Toma—Dylan accedió tomando la medicina.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo permitiste?—preguntó mirándome a los ojos.

—¿De qué hablas? ¿Qué diablos estas haciendo? — me sentí nerviosa

—No se te ocurra negarlo, ¿por qué te acostaste con todos esos hombres?

La mirada de Dylan mostraba mucha seriedad, furia. Quise salir corriendo para escapar de lo que ya veía venir. Estaba asustada. Y solo entendí que mi mundo se estaba cayendo poco a poco con esa pregunta.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo permitiste?—me miró a los ojos.

—¿De qué hablas?

—No se te ocurra negarlo, ¿por qué te acostaste con todos esos hombres?

Él había descubierto mi pasado. Ése del que sólo sabían Alison, Ximena, mi nana Micaela y el estúpido de mi padre.

—¿Quién te dijo eso?—pregunté muy enojada.

—Eso no importa, ¿por qué lo permitiste?

— No te incumbe, deja de meterte en mi vida, son mis asuntos y será mejor que te duermas.—terminé de hablar y fui a mi habitación.

En mi habitación lloré, lloré y lloré por el maldito pasado que tengo y me preguntaba quién pudo haberle dicho.

Lo tengo.

Fue Sandra. Ella tiene que ser.

Exacto, ella estuvo hablando con Dylan una mañana en la Universidad y desde entonces él sólo me ignoraba o me lanzaba dardos con la mirada. Ella tenía que ser y yo, obviamente, no me quedaría callada, no más.

// Al día siguiente //

Me levanté y pensé que Dylan ya se había ido. Bajé a la sala y estaba en lo correcto, él ya se había marchado, tal como hizo la otra vez, la diferencia es esta vez sólo dejó una nota.

"Perdón por lo de ayer. Sé que fue muy grosero de mi parte, pero eres muy importante para mí y no voy a dejar que te lastimen.

Te quiero."

Dylan.

¡SANTO CIELO, ME DIJO QUE ME QUIERE, ¡QUE SOY IMPORTANTE EN SU VIDA!

Creo que moriré lentamente, pero ahora seguiré con lo que tenía planeado.

Me vestí con un pantalón negro y una camisa a cuadros. Hoy no asistiría a clases, sólo iré a la Universidad a encarar a la arpía con cuerpo de mujer, Sandra podría insultarme o hacer conmigo lo que quiera, pero decirle a todos mi pasado, eso era muy bajo.

Salí de mi casa con rumbo a la universidad. Bajé de mi auto y encontré a Sandra con unos amigos.

—¡Sandra!—grité.

—Sandra—como no me escuchaba la arranqué de los cabellos.

—¿Quién te crees que eres?—habló indiferente.

—¡¿POR QUÉ DEMONIOS LE DIJISTE A DYLAN DE MI PASADO?!—grité todo lo que pude y varias personas se quedaron observando.

—Yo no dije nada— dijo mirando sus uñas.

—¡MIENTES, TU LE DIJISTE!—estaba tan enojada que podría matarla.

—¡SI, YO LE DIJE! ¡ÉL TIENE QUE SABER LA CLASE DE MUJER QUE ERES!

—NO TENÍAS DERECHO.—grite mucho más fuerte.

—¡CLARO QUE SI, TU ME QUITASTE TODO... ME QUITASTE A MI MADRE! A lo que más amaba en esa vida, por tu culpa—gritó rompiendo en llanto.

—Yo... lo ... siento— su confesión me dejo más destruida si es que se podía, solo agache la mirada, yo era la culpable de todo, ambas estábamos demasiado nerviosas y ocurrió algo que no pensé que volvería a suceder. Me abrazó y lloramos juntas.

En ese mismo momento llegó Dylan y Matthias. Este último se llevó a su hermana y Dylan se quedó conmigo.

—Marina—habló preocupado.

—Suéltame— le pedí cansada de toda la situación.

—No dejaré que conduzcas así—dicho esto me subió al auto. No tenía ánimos de protestar y solo me deje llevar

Ya en mi casa me encontré con el desgraciado.

—Hija querida.—habló mi padre.

—¿Qué quieres?

—Necesito que me ayudes en unos asuntitos que tú y yo sabemos muy bien—dijo el muy cínico.

—No tengo por qué ayudarte, ya no soy la estúpida niña a la cual manejabas a tu antojo.

—Si no lo haces, la que pagará caro es Sandrita y ahora que la vi hace poco está muy hermosa.

—A ella no la tocas.—grite—Si lo haces te mato.

—entonces ven conmigo.

—con ella no te metes— hablo Dylan defendiéndome.

—vaya, te gustan lo que tienen dinero, eso lo aprendiste de mi cielo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.