Después de lo ocurrido con mi padre, Dylan me preparó algo para comer, porque yo no podía ni mantener un vaso con agua, por los nervios.
—gracias.
—de nada.
Ambos comimos en silencio, no sabía como romper el silencio, me arme de valor y hable.
—Dylan, te voy a contar de mi pasado.—dije muy segura.
—Marina, no es necesa...—no lo dejé terminar.
—Me hará sentir bien, pero por favor no me interrumpas.
—Está bien y si por alguna razón, ya no puedes continuar, yo lo entenderé.
—está bien, gracias, verás, mis padres se llaman Walter Alvites y mi madre Valentina Montenegro. Mi madre murió cuando yo nací o eso me dijo mi padre. Desde que nací me cuida mi nana Micaela. Cuando yo cumplí los 5 años mi papá conoció a una señora. La madre de Sandra. Se llamaba Blanca. Ella tenía dos hijos Matthias y Sandra. Ella salía de un divorcio, a lo cual ella se quedó con Sandra y su exesposo se quedó con Matthias. Por eso no lo conocía hasta hace poco. Ella y mi padre iniciaron una relación de amigos, lo cual hizo que yo sea amiga de Sandra. Éramos tan unidas. Un día nuestra economía cayó y nos quedamos en banca rota y mi padre no supo que hacer. Él se refugió en el mundo del alcohol y las drogas. Conoció a Jasper Wells. Él le dijo a mi padre sobre el negocio de "trata de blancas", le dijo que ganaría mucho dinero y el acepto.
Al cumplir los 7 años mi padre me vendió por una noche a un señor de unos 30 años. Ese día fue el más horrible. El abusó de mí. Mi padre al ver que podía tener todo el dinero que quisiera, me vendía cada noche a muchos hombres de diferentes edades. Echó a mi nana de la casa y siguió vendiéndome. Una noche, cuando yo tenía 10 años no aguanté más y salí corriendo de mi casa y no supe a donde ir. Así que fui a la casa de Sandra, obviamente les conté todo y Blanca puso una denuncia contra él, pero el muy maldito de mi padre no sé qué hizo, pero al final, el salió libre de polvo y paja. Pero se alejó de mí. Para ese entonces, yo volví a vivir con mi nana y un día vino Sandra con su mamá a visitarme. Estábamos tan bien, pero llegó mi padre y en venganza delante de mí y Sandra, la mató. Desde ese entonces, yo no sabía nada de mi padre. Sandra me culpó y me odia por la muerte de su madre. Se fue a vivir con su papá. Yo sólo tenía 13 años cuando conocí a Ximena. Le conté todo lo que me pasó y me ayudó mucho, pero ella se fue a vivir a California y no supe de ella hasta hace algunas semanas. Después conocí a Alison, es mi mejor amiga, y ese día en el que viniste para hacer el trabajo, regresó mi padre y ya sabes lo demás.—terminé el relato de mi doloroso pasado entre lágrimas.
—Shhhh, tranquila. Yo te protegeré de quien sea—habló Dylan abrazándome y poco a poco me fui quedando dormida para escapar de alguna manera de todos mis problemas.
Me desperté gracias al delicioso olor a café. Así que bajé a la cocina, pensé que era mi nana, pero me encontré con Dylan.
—Buenos días—dije apoyándome en la encimera.
—Ay Dios, Marina me asustaste—habló Dylan llevándose una mano al pecho.
—Lo siento—dije riéndome, fue inevitable su reacción me dio risa.
—Sale pancakes con café y ensalada de frutas a la orden.—habló con voz graciosa lo cual me fue inevitable reír a carcajadas, probé un poco de todo y estaba muy deliciosa.
—Esto... Está... Re—delicioso...—hablé con la boca llena.
—Mar... perdón digo Marina, lo que quiero decirte que...—dijo muy nervioso.
—Dylan, ¿qué es lo que pasa?—Dios este chico es tan bipolar
—Marina, terminé con Sandra—después que dijo eso se me cayó el tenedor al piso.
—¿Qué? Oh por Dios ¿fue mi culpa? Losiento yo no quería.
—no, no fue por tu culpa, es una decisión que ya venía pensando.
—¿Por qué lo hiciste?—pregunte realmente confundida.
—una de las razones es porque no la quería y la otra es que lo hice porque me gusta otra persona—habló con un tono frío.
—Oh entiendo—dije un poco triste—Me iré a duchar para ir a la Universidad.
—Marina son las 11 de la mañana.
—¡¿QUÉ?!
—Además, es sábado.
“Nota mental: Revisar el celular al despertar”
—Bueno... Igual me iré a duchar.—salí corriendo a mi habitación.
Cuando terminé de ducharme sal a la sala y vi que seguía Dylan ahí.
—Dylan—hablé sentándome en el mueble.
—Marina, ésta noche saldremos tu y yo.—habló tan serio.
—¿A dónde?—pregunté.
—Sorpresa.—dijo.
—¿Y qué debo ponerme?—pregunté.
—Algo semi formal—dijo esto y salió de mi casa, no sin darme un beso en la frente.
Después que se fue Dylan llamé a mi nana.
// Conversación telefónica //
—Diga.
—Nana, buenos días.
—Buenos días, cariño ¿qué pasó?
—se supone que hoy volverías ¿Por qué no viniste hoy?
—Mi niña, ya estaba rumbo a casa, pero tuve que viajar por una emergencia y no sé cuándo volveré.
—¿Nana, estás bien?
—Sí mi niña, sólo que la esposa de mi hijo está embarazada y está con complicaciones, así que la cuidaré.
—Oh entiendo. Toma el tiempo que sea necesario, yo estaré bien.
—Mi niña, muchas gracias. Tengo que cortar, nos vemos, cuídate.
—Igual mi nana, cuídate, te quiero.
// Fin de la llamada //
Después de la llamada, salí al centro comercial para comprar mi vestido. Estuve dando vueltas y vueltas hasta que encontré un vestido blanco corto con encaje negro y lo compré.
Llegué a mi casa, me duché y me cambié. Hice ondas a mi cabello y decidí maquillarme un poco. Después de 10 minutos, tocaron el timbre. Era Dylan, se veía tan guapo con su traje negro.
—Hola—dije totalmente embobada.
—Lista—me dijo mientras me daba su brazo, al cual con mucho gusto acepté. Subimos a su auto.
—Estás hermosa—dijo tomando mi mano.
—Tú no te quedas atrás.—respondí con una sonrisa.