Cuando llego al domo al día siguiente estoy más nerviosa por verlo a él, que por la competencia que está por iniciar, no hemos hablado sobre lo ocurrido y la verdad no sé que le diría, ahora mismo mi cabeza es un lío.
Lo veo a lo lejos conversando con Fran y Claudia, nuestros ojos se encuentran por un momento y mi respiración se detiene por completo ante la intensidad de su mirada, un escalofrío recorre toda mi espalda, para mi tranquilidad me sonríe, aunque noto como Claudia lo observa con el ceño fruncido y a mí me dedica una mirada de muerte.
Mi competencia es primero, como siempre me desconecto de todo y me concentro únicamente en mí, logro llegar hasta la final, y no puedo negar que mi corazón bombea a mil por hora, estoy a muy poco de que llamen a mi final y por primera vez siento que no estoy lista para lo que viene.
- ¿Estás bien? – preguntan pasándome una botella con agua
- No lo sé, creo que no quiero pasar – observó la botella en mis manos temblorosas y me siento muy mal
- Oye tranquila – Fran toma mi rostro entre sus manos y me obliga a levantar la mirada – te has preparado para esto durante todo el año, independientemente del resultado eres una campeona por haber llegado hasta aquí
Sus palabras y su calidez me ayudan a mitigar el nerviosismo y el miedo que siento, le sonrío y asiento con la cabeza, el me suelta, le agradezco sus palabras y bebo un poco de agua antes de pasar al área de competencia.
Cada movimiento, cada desplazamiento, cada segundo que vivo dentro del tatami me llenan de alegría y satisfacción, doy mi máximo esfuerzo, no me puedo permitir salir de esta final sin sentir que lo he dejado todo, independientemente del resultado.
Termino de presentar y me quedo a un lado observando la presentación de mi contrincante, sus movimientos son precisos, fuertes y desborda seguridad, mi garganta está seca y puedo sentir el nerviosismo recorrer todo mi cuerpo, en cuanto termina, ambas nos paramos al centro para esperar la votación de los árbitros, siento mi corazón martillear en mi pecho cuando el central hace sonar el silbato.
Gané con una diferencia de cuatro banderas a una, estuve a punto de romper en llanto, ver el resultado de todo mi esfuerzo, notar el orgullo en los ojos de mi padre y hermano, es algo que simplemente no tiene nombre.
En cuanto subí a la plataforma de premiación, me sentía la persona más feliz de este mundo, independientemente de cualquier cosa, el proceso había valido la pena y ahora mismo no me importaba nada más, las largas horas de entrenamiento, el cansancio por todas las tareas y demás actividades, todo había valido la pena.
Logré ver entre el público a Fran y Peter celebrando mi victoria, mi padre y hermano rápidamente se acercaron a felicitarme, esta es de las mejores sensaciones que he tenido en la vida.
Cuando iniciaron la categoría masculina me sentía incluso más nerviosa que cuando fue mi turno, me senté al borde de la grada todo el tiempo expectante ante lo que podría pasar, en la final de kata Peter perdió tres banderas a dos, contrario a la ultima competencia está vez buscó mi mirada, yo solo pude regalarle una sonrisa y emocionarme por él, ya que estaba logrando un subcampeonato.
Al parecer eso lo calmo un poco, ya que lo vi soltar un poco de aire y enderezarse para continuar con su competencia, aún tenía una oportunidad del oro con el kumite, sus primeras peleas habían sido reñidas, pero logró ganar con buena diferencia de puntos, la semifinal casi me produce un paro cardiaco, el otro competidor marco una falta en el rostro, partiéndole la ceja.
Lograron parar el sangrado y terminó ganando, antes de la final lo vi cerca del área médica, revisando su cortada, así que aproveché para acercarme a él, aunque estaba sentado su pie se movía sin cesar, tenía los puños apretados y los ojos cerrados.
- Independientemente del resultado, para mí siempre serás el mejor – abre sus ojos con sorpresa y me sonríe
- Eso no me dará una medalla de oro beba – bromea
- Puedo darte una si quieres
- Está bien, ganaré mi propia medalla y entonces seré un campeón para todos – aunque su tono es ligero puedo sentir que va cargado con mucho más.
Aunque nos gustaría seguir hablando, llaman a la final de su categoría, por lo que tiene que irse, se pone de pie y se queda parado frente a mí, sus ojos tienen un brillo especial, lo veo abrir ligeramente la boca, pero la cierra inmediatamente, como si quisiera hablar, pero al parecer no se anima a hacerlo.
Tomo su mano y le doy un pequeño apretón, imagino que no es tiempo de distracciones así que sea lo que sea de lo que quiera hablar podemos hacerlo después, le deseo éxitos y regreso a mi asiento para ver su final, es una pelea dura, él va abajo por un punto, faltando veinte segundos logra ponerse arriba por dos, estoy al borde de mi asiento, con el corazón en la garganta.
En cuanto el arbitro finaliza la pelea y le dan la victoria salto de emoción en mi lugar, me olvido que mi padre y mi hermano están aquí y bajo rápidamente al área de premiación para verlo, me acerco a Fran y ambos comentamos lo felices que estamos por él.
Cuando terminan de premiarlo baja del podio, Fran y yo queremos acercarnos a felicitarlo, solo giro mi cabeza por un segundo para hablarle a Fran y en cuanto regreso mi vista a Peter, veo a Claudia sujetándolo por la chaqueta mientras le planta un beso delante de todos.
Tardo un poco en reaccionar, ver la escena me dejó en shock, Peter no se mueve, no hace nada, simplemente se deja besar por ella, ¿acaso están saliendo? ¿es por eso que se sentía frustrado ayer cuando me besó?
No puedo seguir soportando la situación y rápidamente salgo del lugar, no quiero volver a verlo, no quiero volver a hablar con él, simplemente no quiero saber nada de él por el resto de mi vida.
Mis ojos pican, necesito salir de aquí lo antes posible, tomo el pasillo lateral del domo y logro llegar a la puerta cerca de la salida, es entonces cuando alguien me sujeta por el hombro y me gira.
Editado: 20.01.2025