Mi primer amor

18 - La biblioteca

Sigo sin recordar muy bien que pasó, solo recuerdo que mi papá me llamó para preguntarme en donde estaba y Fran terminó salvándome al decirle que me había invitado a un helado para felicitarme, pasamos al menos una hora solo caminando en el parque, se mantuvo en silencio y eso era justo lo que necesitaba, me acompañó a la parada de autobuses y luego se fue.

Puede que haya dejado de llorar, pero el dolor que se instaló en mi pecho al parecer no quiere dejarme, ¿qué se supone que siento ahora? No pueden ser celos, para eso él debería haber sido algo mío, ¿decepción? Tal vez, pero más que de él, me siento decepcionada de mi misma por haber permitido que llegara tan lejos.

Supongo que en el futuro será una buena anécdota para contar, pero ahora mismo solo deseo olvidar, hubiera preferido que mi domingo fuera tranquilo, pero mi padre se apareció en mi dormitorio para "charlar"

- No puedes hacerme esto – mi voz suena mucho más fuerte de lo que pretendo

- Es una decisión ya tomada, no importa si estás de acuerdo o no – es firme y deja en claro que no está a discusión

- Jamás me he negado a nada de lo que quieres para mí, he sido tu hija perfecta en todos los sentidos – a este punto estoy casi gritando – me mudé sin decir una sola palabra, he aceptado que controles cada aspecto de mi vida, pero esto ...

- Esto se acabó, ya te lo dije, no me harás cambiar de opinión

- Por favor papá – suplico – haré todo lo que quieras, pero no me quites el karate

- Algún día me entenderás

Trata de darme un beso en la frente, pero me alejo de él, no lo puedo ni lo quiero entender, me resulta increíble que ahora así de la nada decida que no puedo practicar ningún tipo de arte marcial, ni siquiera me dio una excusa, simplemente decidió que ya no lo haría más y punto.

El día lunes cuando llego al colegio no solo estoy de mal humor, también tenemos exámenes finales, a eso agréguenle que he tenido que soportar como Claudia está encima de Peter todo el tiempo, lo llama de manera tierna y actúa como loca enamorada.

Ha sido así toda la semana, para el viernes simplemente estoy que no aguanto más, no quiero ni verlos, me provocan nauseas, lo que se me hace extraño es que Fran parece estar evitándolos, no los veo juntos últimamente.

Cuando salgo al receso ese día los encuentro conversando con su grupo de amigos mientras ella está recostada sobre el brazo de Peter, aunque él no se ve cómodo, ¿a mí que me importa cómo se siente?, decido que es mejor alejarme, pero Fran llama mi atención, solo los observa por un breve segundo.

Se despide de todos y sale de ahí, lo sigo porque no me gustó para nada la tristeza que observé, Fran nunca ha estado tan apagado, que tan mala amiga tengo que ser para no recordar que él está enamorado de Claudia y probablemente esté destrozado al verla con su mejor amigo.

Me golpeo mentalmente porque es increíble que haya pasado por alto algo tan importante, debo ser la peor amiga del mundo, claro solo por atrás del señor: Peter "no me importa que estés enamorado de ella igual la haré mi novia y estaré con ella justo frente a tus narices" Williams.

Lo veo entrar a la biblioteca y aunque trato de encontrarlo se me hace imposible, el lugar es enorme y los estantes de madera repletos de libros bloquean la vista, cuando estoy por darme por vencida, giro en la esquina de una de las ultimas repisas y casi le paso por encima cuando lo encuentro en el suelo, leyendo.

- Maldición, casi me matas de un susto

- Tu casi me matas de una patada – sonríe, pero sus ojos están apagados

- ¿Qué haces aquí?

- Tomando el sol, Ariana – gira los ojos y vuelve a leer – ¿qué otra cosa haría en una biblioteca.?

- Vaya, hoy no estamos de humor

- No sabía que estaba obligado a estar de buen humor siempre

Respiro profundo y trato de calmarme, porque él no es así, tomo asiento a su lado y comienzo a leer el libro que tiene en sus manos.

- Espera aun no termino – él esta tratando de cambiar de página

- Ahora soy un reposa libros – me ve con la ceja alzada, aunque su sonrisa esta volviendo

- Por el momento sí – termino la página y lo observo por un momento, sus ojos están viendo a la nada – ¿Me dirás que te pasa?

- ¿Asumes que me pasa algo solo porque no estoy de humor? – su tono es divertido, pero su gesto no

- No, asumo que te pasa algo, porque soy tu amiga

- Claro – hace una mueca

- Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites

- No Ariana, no para lo que necesite – me observa por un instante y luego vuelve a ver a la nada – ¿sabes de qué me acabo de dar cuenta?

- Que este lugar es ridículamente silencioso en el receso – digo divertida, pero él niega con la cabeza

- Que no importa cuanto lo intente, yo nunca seré la primera opción

- Si lo dices por Claudia, te aseguro que estás mejor sin ella, créeme algún día encontraras a una chica dulce y tierna que te merezca

- No es solo Claudia

Su voz es ausente, como si recordara algo, no sé que más decirle para animarlo, me observa brevemente, y no logro entender muy bien lo que sus ojos transmiten, nunca lo había visto de ese modo, estaba acostumbrada a verlo siempre con una cálida sonrisa y una actitud positiva.

Gira de nuevo su rostro y esta vez cierra los ojos, suelta un suspiro profundo y tras unos segundos recupera su habitual semblante.

- ¿Continuamos la lectura? – ahí está su clásica sonrisa

- Solo si me lees tú

- ¿Ahora quieres que sea tu audio libro? Eres demasiado caprichosa ¿te lo habían dicho?

- Por favor, es que me gusta mucho tu voz – me es inevitable hacer un puchero

- Aghhh solo porque eres muy tierna – pellizca mi mejilla, lo que me toma por sorpresa, pero me hace sonreír.




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