Giro sobre mi cama sin poder conciliar el sueño, es el cuarto día desde que Miranda me cuidó y simplemente no puedo dormir, sus palabras siguen perforando mis oídos, esa estúpida pregunta que quiero responder, pero por alguna razón no puedo.
¿realmente estaré enamorada? Los recuerdos de Peter molestándome, entrenando, conversando, todo me produce esa sensación en el pecho que no sé describir, pero también recuerdo como siempre parece estar del lado del Claudia, y claro el hecho de que ahora es su novio.
Dios, por qué es tan difícil ... no, no, no, me niego, no puedo estar enamorada de él, solo tengo que recordar como literalmente pasó meses ignorándome por una estupidez, como se puso del lado de ella cuando me arrojó el refresco encima y como la besó a ella menos de 24 horas después de haberme besado a mí.
Me levanto muy tarde al día siguiente, el sueño finalmente me venció en la madrugada, siento que todo a mi alrededor es una maraña que necesito poner en orden, antes de bajar a desayunar veo por la ventana de mi habitación.
Frunzo el ceño y agudizo mis ojos para comprobar que estoy viendo correctamente, necesito ir a revisarme la vista porque no creo lo que veo, Peter va saliendo de mi casa en compañía de su hermano, el mayor lleva su mano sobre el hombro del pequeño, llegan hasta el convertible rojo que he visto a Peter conducir de vez en cuando.
¿Qué estaban haciendo en mi casa? Antes de subir al auto, ambos se giran brevemente hacia la casa, obviamente no logro escuchar lo que dicen, pero Aaron provoca que Peter se ponga rojo como tomate y luego suelta una carcajada, los veo entrar al auto e irse.
Al bajar a la sala encuentro a mi padre con un semblante serio, me acerco a él para tratar de averiguar qué está pasando, ¿estaré soñando aún?
- Sabes Ariana, creí que fui lo bastante directo cuando dije que no discutiría más el asunto del karate contigo, pero ahora resulta que dos extraños vienen a buscarme para pedirme que vuelvas a los entrenamientos
Me sorprendo muchísimo, no tenía idea que Peter haría eso, por un momento me enojo, porque esto solo hará las cosas más difíciles con mi padre, estoy a punto de reclamarle cuando recuerdo las palabras de Miranda.
- Yo no le pedí a nadie que viniera – mi voz es tranquila y serena – pero ya que vinieron, ¿Qué te parece si lo discutimos un poco?
- No hay nada que discutir – se levanta molesto, pero lo detengo
- No papá, por favor – mis ojos suplicantes parecen convencerlo porque vuelve a tomar asiento – sé que ya lo has decidido, pero ¿podrías escucharme?
Paso al menos los siguientes veinte minutos explicándole lo importante que el karate es para mí, la sensación que me transmite y como me siento ahora que me lo ha prohibido, realmente quiero que entienda que es más que solo un deporte para mí.
Termino de hablar, con el corazón martilleando mi pecho, mis manos están sudando y muevo mi pierna esperando, papá no dice nada, sus ojos están clavados en el suelo, su gesto es tenso y no ha dicho absolutamente nada, sus ojos se elevan en mi dirección y la profundidad de su mirada me cala profundamente.
- Nunca imaginé que este deporte significara tanto para ti, es solo que al ver el golpe que te dieron en la competencia, no pude dejar de pensar en que no me gustaría que nada malo te pasara.
- Solo fue un accidente, como se podría dar en cualquier lugar
- Lo sé, pero – toma una pausa – cuando tu madre murió – con la mención de ella siento las lágrimas comenzar a acumularse mis ojos – me sentía completamente perdido ... tú eres la viva imagen de ella
- Sí, me lo dices seguido – comienzo a limpiar mis lagrimas – pero eso no quiere decir que debas mantenerme en una caja de cristal
- Solo no quiero que nada te haga daño mi amor, no sé qué pasaría conmigo si te perdiera a ti también, pero si en verdad el karate es tan importante para ti, supongo que podría acceder con un par de condiciones.
Sin poder evitarlo comienzo a llorar y me aproximo a él, lo abrazo fuertemente, no necesito que me diga más, Miranda tenía razón solo necesitábamos poner las cartas sobre la mesa.
Nunca me había puesto a pensar en lo mucho que extrañaba papá a mamá, con el pasar de los años me he ido pareciendo más físicamente a ella, así que entiendo su preocupación y ahora que sé realmente lo que piensa, creo que ambos podríamos llegar a un acuerdo.
Camino por los pasillos de la escuela hacia el auditorio, es increíble que ahora con 17 ya esté entrando a mi último año antes de ir a la Universidad, los estudiantes vienen y van por todos lados, el primer día siempre es un caos, me permito recordar, brevemente como hace un año todo era completamente diferente, aunque algunas cosas nunca cambian.
El indiscutible olor a libros nuevos llega hasta mí, por alguna razón me siento un poco intranquila, es extraño, me encuentro con Iris y caminamos juntas mientras me cuenta todo lo que hizo durante las vacaciones.
Al llegar al auditorio justo frente a mí, se encuentra él, rodeado de sus amigos, su sonrisa sigue siendo tan brillante como lo era hace un año atrás, sus gestos, su cabello, todo en él ahora me parecen perfectos, levanta el rostro y sus ojos se clavan en los míos.
Una pequeña sonrisa de lado se forma en sus labios y ahí está, esa pequeña sensación tirante en el pecho desaparece en el instante en el que simplemente nos observamos, rodeados de cientos de estudiantes, pero compartiendo una mirada ajena a todos ellos.
Sí, sería una tonta si ahora mismo me negara a lo que siento por dentro, no voy a mentirme, estoy enamorada de Peter Williams, mi primer amor.
Editado: 30.03.2025