Luego de la tormenta el clima se siente tranquilizador, el aire está un poco frío, pero al estar todos juntos es imposible no sentir el calor, el crepitar del fuego nos acompaña mientras estamos sentados alrededor de la fogata, tomamos chocolate caliente y me alegra ver a Peter y a Fran conversando tan tranquilamente como antes.
Claudia se une a ellos dos y me encanta ver como entre los tres parece que la amistad sigue intacta, me atrevería a decir que incluso más fuerte, Miranda se acerca para conversar conmigo y no me pasa desapercibo la mirada brillante que le dedica Aaron, el amor sigue estando ahí.
Dicen que una mirada dice más que mil palabras y así como veo el amor en los ojos de ellos dos, veo como Claudia sigue viendo con ojos de adoración a Peter, mientras que él sigue viéndola igual, no sé si es mi imaginación, pero cuando Fran ve a Claudia no veo amor, solo veo afecto.
La noche pasa entre bromas, historias de terror e incluso algunas canciones cortesía de Fran y mías, cantar junto a él siempre se siente bien, cuando todos volvemos a las carpas, Miranda cae dormida de inmediato, pero yo no puedo conciliar el sueño.
- ¿Sigues despierta? – Pregunta Claudia
- Si, es difícil dormir con la adrenalina aun corriendo por tu cuerpo
- Te dije que estarían bien, se protegen el uno al otro, siempre ha sido así
- Se protegen mucho los tres – siento un poco de envidia de su relación, pero eso no lo admitiré en voz alta
- Creo que yo también debería hacerlo .... La verdad es que ... Peter y yo nunca fuimos novios de verdad
Me incorporo para verla, pero ella está dándome la espalda, aún así noto como tiene la manta apretada, como si le costara admitir lo que me acaba de decir, escucho atentamente la historia de como manipuló a Peter a seguirle la corriente para quedar bien frente a su hermana, como sabía que él le ayudaría porque conocía como era su relación con ella y sobre todo que terminó con ella a fin de año porque le confesó que le gustaba alguien más.
No le dijo de quién, pero mi corazón se acelera ante la idea de que podría ser yo, cerca de la media noche salgo de la carpa, necesito un poco de aire, siento que me volveré loca con el torbellino que se ha formado en mi cabeza.
Entiendo el por qué estuvieron juntos, comprendo a Claudia y ahora que conozco a su hermana también entiendo por qué hizo lo que hizo, pero eso no justifica el actuar de ninguno de los dos, sobre todo el de Peter, a pesar de todo me encanta la idea de que sea alguien tan leal y fiel a los suyos.
En cuanto salgo el aire frío me golpea en el rostro, me abrazo a mí misma y aprieto la manta contra mi cuerpo, el fuego aún está encendido y me sorprende ver a Peter sentado ahí, solo contemplando las llamas.
- ¿No puedes dormir? – me siento a su lado, él me observa y sonríe
- Podría suponer que por la misma razón que tu
- ¿Tus compañeros también roncan? – digo en broma
- Absolutamente – me sigue la corriente – parece una parada de autobuses
Ambos sonreímos y nos quedamos observando el fuego, él me pasaba unos bombones, pasamos un buen rato solo conversando de cualquier tema, mientras comemos, siempre es agradable poder tener estos momentos con él.
- Claudia me contó todo – digo tomando algo de valor – lamento haberte juzgado tan duramente sin conocer realmente la historia.
- Yo lamento haber sido un idiota durante el último año – nos observamos directamente a los ojos – sé que no he sabido manejarme muy bien y sobre todo lamento haber herido tus sentimientos.
- Bueno sí has sido un idiota – ambos nos reímos – pero creo que es justo decir que ambos hemos cometido errores.
- Me encantaría regresar el tiempo, para volver a empezar y hacer las cosas de manera diferente.
- Yo no cambiaría nada, todo lo que he pasado contigo me ha ayudado a crecer muchísimo
El peso de esas palabras es más que solo en el sentido emocional, Peter también me ha ayudado a crecer en el deporte, como persona y sobre todo me ha enseñado a madurar, cada acción, decisión y consecuencia vivida, me han ayudado a tener una mejor perspectiva de lo que soy y de lo que quiero ser.
- En eso tienes razón, aunque tu estatura sigue siendo la misma – yo lo veo con mala cara y él suelta una carcajada – descuida beba, aún así te sigues viendo hermosa.
El calor invade mis mejillas, mi pulso se acelera y mis manos comienzan a sudar, él nunca me había dicho nada parecido, giro mi rostro avergonzada, no sé como tomar los halagos y menos uno que viene de él.
- Gracias – trato de restarle importancia – me gusta este Peter
- ¿A que te refieres?
- Me gusta cuando eres tú, bromista, un poco tonto, pero también sincero
- A mi siempre me has gustado tú, así tal cual eres
Ambos volvemos a observarnos, la noche está perfecta, la media luna ilumina ligeramente el bosque, el aire corre un poco frío, pero acogedor al mismo tiempo, el crepitar del fuego llena el silencio que se ha formado entre nosotros, solo nos observamos, esos hermosos ojos miel que me tienen mal desde que comenzó nuestra historia.
- A mí también me gustas desde el primer momento en que te vi.
- Pero no es el momento ¿cierto? – sonríe sin ganas
Me encantaría decirle que sí, pero la verdad es que hasta ahora ambos estamos en un vaivén de emociones, siento que apenas estamos comenzando a aceptar nuestros sentimientos y no estoy lista para dar un paso en ninguna dirección.
- Creo que es el momento correcto para comenzar a conocernos mejor – extiendo mi mano en su dirección - ¿Qué dices amigo?
- Claro que sí, amiga – dice tomando mi mano
Su mano sostiene la mía y siento una corriente recorrer todo mi cuerpo, su tacto se siente caliente, seguro y firme, nos observamos unos minutos más, sin soltar nuestras manos, en algún momento comenzamos a acercarnos cada vez más, casi puedo sentir su aliento rozando mi rostro.
Editado: 30.03.2025