Jamás imaginé que sus sentimientos hacia mí fueran tan profundos, me siento como la mierda, ahora me doy cuenta que fui demasiado cruel, ¿Qué tan ignorante de los sentimientos de las personas debo ser? como para no darme cuenta de todo el daño que causé a las personas más importantes para mí.
Pero lo importante de darte cuenta de tus errores es corregirlos, Ariana toma mi brazo y caminamos al costado del escenario, nuestro turno está próximo, y cuando vemos a Claudia me suelta, me hace un gesto con la cabeza indicándome que me acerque.
La veo de frente y no necesitamos decirnos nada más, compartimos un abrazo no como dos exnovios, no como dos personas que se aman, sino como dos amigos que han compartido toda su vida y se disponen a continuar escribiendo su historia juntos.
- Gracias por ser mi amiga, enana – le susurro mientras la abrazo – Perdón por hacerte daño.
- Soy demasiado para ti, idiota – se ríe y nos separamos – Gracias por ser mi mejor amigo.
Ella regresa a su asiento y el pesar en mi corazón comienza a desvanecerse, Ariana y yo nos preparamos para subir al escenario y puedo notar que se siente insegura, Probablemente Fran sería un mejor apoyo que yo ahora mismo, así que hago lo único que se me ocurre: tomo su mano. Ella me observa por un segundo y puedo notar cómo se recompone.
Nos paramos en el escenario, uno en cada extremo. La hemos practicado muy poco porque ambos sentimos la canción demasiado personal, la música comienza a sonar y ella cierra los ojos, pero yo no puedo apartar mi vista de ella, quiero poder atesorar cada momento de esta historia que nunca comenzó.
- En esta no – comienzo yo – no me toca ser el que te ama, ni nos toca hacer juntos la cama, ni dar cuerda a este reloj.
El recuerdo de la primera vez que nos vimos me ataca, recuerdo lo tierna que se veía, el carácter fuerte que tenía a pesar de ser tan pequeña y lo increíblemente incómoda que se veía mientras hablaba con nosotros, muy diferente a cómo nos trata ahora.
- En esta no – comienza ella, aún con sus ojos cerrados – no coinciden nuestros universos, no podemos escribir un verso que describa nuestro amor. En esta no, no nos toca caminar el mundo, ni viajar hasta lo más profundo de este cielo que se abrió.
Su voz es dulce y armónica, tal cual es ella. Puedo escuchar un poco de ruido proveniente del público, pero todo mi cuerpo, mi vista y mi ser entero están puestos en ella.
- En esta no, nuestra historia nunca comenzó – me uno y ella abre sus ojos, clavándolos en los míos.
No, nunca pudimos dar ese paso. Siempre había algo en medio: mi estupidez, mis celos sin sentido, la mala actitud de ella. Porque sí, fue un problema de dos, a la larga, creo que ambos fuimos cobardes.
- Tal vez en otra vida pueda darte todo lo que siento ahora – comenzamos a cantar juntos – tal vez en otra vida me toque en tu cuerpo contemplar la aurora, tal vez en otra vida seamos tú y yo y cante nuestra piel con una misma voz.
Comenzamos a acercarnos lentamente, con cada paso, con cada palabra pronunciada, solo puedo pensar en que agradezco enormemente haber conocido a esta pequeña pelinegra de ojos chispeantes y llenos de vida.
Agradezco haber conocido no solo a la dulce y tierna Ariana, sino también a la fuerte, valiente y audaz karateca que vino a voltear todo lo que yo ya creía conocer acerca del amor, ambos estamos frente a frente, ignorando todo lo que nos rodea, nuestras voces unidas resuenan por todo el salón.
- Tal vez en otra vida beba de tu boca todas esas ansias, tal vez en otra vida este amor distante acorte las distancias.
Una distancia que era más emocional que de espacio, durante mucho tiempo dudé sobre mis sentimientos hacia ella, me negué a aceptar que en verdad me estaba enamorando, para cuando me di cuenta, era demasiado tarde.
- Tal vez en otra vida se nos dé la luz – canta ella, mientras se aproxima más a mí.
- Tal vez en otra vida seas primero tú – completo quedando uno frente al otro – en esta vida no.
Aunque no quiera aceptarlo, justo ahora es posiblemente la última oportunidad que tenga para estar cerca de ella. Me gustaría creer que aún tenemos una oportunidad, pero es indiscutible pensar que nuestra relación no estaba destinada a ser.
- En esta no, nos toca decirnos te quiero, ni cuidar lo poco de dinero que ha quedado en el cajón – yo canto manteniendo mis ojos en los suyos.
- En esta no, aunque duela tanto aceptarlo, y me quede con ganas de dar lo que me quema el corazón – ella canta con tanto sentimiento esa parte, yo coloco mi mano sobre su mejilla y ella recuesta su rostro contra mi mano.
- En esta no, nuestra historia nunca comenzó – cantamos juntos y se siente como una despedida que desde hace mucho sabíamos que pasaría.
Volvemos a cantar el coro, uno completamente frente al otro, nuestras manos entrelazadas, mientras la única distancia que nos separa es la del micrófono. Nuestras voces se mezclan, exponiendo todo aquello que no pudimos decirnos a tiempo, todo aquello que nos hubiera gustado vivir, pero que ahora es muy tarde.
- Tal vez en otra vida se nos dé la luz, tal vez en otra vida seas primero tú... En esta vida no.
Antes de darme cuenta siquiera, mis labios ya están buscando los suyos. Ella se aferra a mi cuello de inmediato, muy diferente a nuestro primer beso. Sus labios se mueven firmes y seguros sobre los míos.
No es un beso de promesa, no es un beso de inicio de una historia, es un beso de despedida. La fiereza del inicio es reemplazada por lentitud y suavidad, como si quisiéramos grabar en nuestra memoria este último beso.
Nos separamos lentamente, nuestras narices se rozan levemente, yo coloco mi frente sobre la de ella. A pesar de ser tan pequeña, se siente como si fuera perfecta para mí en este momento. Abrimos nuestros ojos lentamente, una pequeña sonrisa se forma en los labios de ambos. Los dos sabemos lo que este momento significa.
Editado: 30.03.2025