Luego de varias horas de risas y discusiones y de hablar todo sobres sus
vidas. Fue mas que obvio que Keilin y Kevin se sintieron conectados
ambos tenían la virtud de poder confiar en el otro a ciegas, hasta
decidieron ser mejores amigos. Luego ambos se levantan y comienzan a
caminar nuevamente de regreso a casa, mientras caminaban observan una
tienda, donde ambos entran para tomar unas bebidas al entrar a la tienda
Kevin dice.
—Señor, me da dos refrescos por favor.
—Si joven —responde el amable señor.
Cuando el señor trae las dos bebidas Keilin dice.
—Te debo una apuesta yo pago.
—No te preocupes yo invito tu ya me pagaste con tu compañía.
Keilin lo mira y sonríe y dice.
—Gracias.
—Luego de beber el refresco ambos salen de la tienda y toman el
camino de regreso a casa.
—Ya has echo amigos pregunta Keilin.
—Pues solo tu, pero me basta contigo no me importa conocer a nadie
mas.
Keilin sonríe y dice.
—Eres un chico genial de seguro haras muchos amigos y mejores que
yo.
—Pues tal vez llegue a conocer muchas personas, pero se que no
conoceré ninguna como tu, por eso me siento afortunado.
—La afortunada soy yo que tuve la suerte de conocerte.
—Entonces ambos corremos con suerte.
—creo que si.
Luego de una larga tarde con Kevin, Keilin regresa a casa.
—Hola mama ¿como estas?
—Bien hija y ¿tu como estas? pareces muy feliz —agrega su mama
—Bien, solo fue un buen dia.
—Me alegra, espero estés así todos los días hija, hay galletas en el
horno
—Ok, pero primero iré a bañarme.