Mi Primer y Último Amor

Capitulo 3: “Fue solo un accidente”

Caminamos hacia donde se encontraban las chicas, pero en lo que más me enfrascaba era en ella, tenía un hermoso vestido un poco corto, color escarlata, además se había hecho algo en el cabello, parecía ser que se lo había cortado un poco, pero a pesar de no tenerlo ya tan largo se veía hermoso, así un poco ondulado, como si su cabello quisiera ponerse en forma, es decir, queriendo llegar a ser un poco más rizado. En ese instante mis sentimientos hacia ella volaban por todo el ambiente buscando llegar hasta donde se encontraba y yo no sabía qué hacer, intentaba no mirarla para no demostrar que cada vez más cerca mi corazón latía fuertemente y mi mente enloquecía por completo. Pero era inevitable, ¿Cómo podía evadir esa belleza incomparable?

Recuerdo que siempre en la escuela me molestaban de niño por mi timidez, siempre los chicos que más populares se creían y a los que todos los menores de sus edades les hacían caso, entre esos torpes pequeños, me encontraba yo. Era la burla para aquellos, pues siempre me molestaban hasta hacerme llorar, todos decían que era un bobo y que lloraba por todo, pero ese sentimiento era el que me llevaba a beber de mis propias lágrimas, es decir, no lloraba por un simple hecho sino por el hecho de no poder hacer nada al respecto, por coraje. Podía imaginar hacer mil cosas, golpearlos, acusarlos o si quiera enfrentarlos, pero no era capaz. El miedo y la timidez juntos invadían mi cuerpo, hasta llevarme a parecer un bobo frente a los demás. Y aunque ya he crecido, en ese momento en el que me acercaba hacia ella, sentía esos mismos sentimientos en mí pero de una forma un poco distinta como si experimentará algo más que me permitía no llorar, pues si lo hacía, sería de felicidad.

- ¡Chicas!... Conozcan a Andrew –Me presento Miguel.

Por consiguiente, yo sólo accedí a sonreír ante aquellas y extendí mi mano hacia ellas manteniendo mi compostura de caballero sexy, pero al momento de entrelazar los dedos de ese pequeño ángel con los míos, dándome cuenta repentinamente que estaba frente a mí, había pasado de ser el caballero sexy a un torpe cerdo sudando, así como sudan los cerdos ¿no?, bueno, el punto es que en ese instante fue algo penoso pues no podía creerlo, era como un sueño cumplido, sin embargo, esta vez sí, quizás lo lograría. No pude evitar mirarla fijamente a los ojos, ¿Quién diría que esa noche la pasaría junto a Belén? no podía evitar ese brillo en mí, y a pesar de sentirme feliz, esa sensación venia otra vez a mí, nauseas, bajada de presión, entre otros aspectos… ¡Sí! sé que suena un poco raro, y aunque lo soy, eso era normal en mí, sin mencionar que sería la primera vez que le dirigiría mi palabra y tiempo a Belén, así sea sólo como amigo pero por lo menos ya no más como desconocido. Las manos me sudaban frío de los nervios que tenía, a veces esa sensación sólo era desesperación, pero mientras mis manos saludaban, yo sentía que mi corazón saltaba de alegría y emoción.

- ¡Tienes las manos frías! -Dijo Belén en tono de burla, pero de buen agrado.

- Sí, es que eso es normal en mí. –Respondí sonriendo sin más que decir.

Mientras tanto nos reíamos, bebíamos, nos burlábamos de pequeñas bromas entre nosotros, todo iba bien hasta que ella sin dejar rastros desapareció, no del todo, es decir, se encontraba entre la multitud bailando con otro chico que no era yo, por cierta razón sentía ira por no haber sido capaz de invitarla a bailar o si quiera hablar con ella, me quería ahogar en alcohol, pues duró mucho tiempo allá que era difícil que no se pudiera notar, o tal vez era yo quien sentía ese instante como si fuera una eternidad.

- ¿Qué paso? –Pregunto Miguel por mi falta de atención.

- No, no pasa nada solo me distraje, continua –Dije un poco apenado por mi actitud.

¿En que estaba pensando? Belén nunca había sido mía, no tenía por qué sentirme así. Después de recuperar mi cordura, porque era obvio que estaba loco, aunque fuera por ella pero lo estaba. Intente prestar atención a lo que Miguel nos contaba, mientras un poco tiempo después ella volvió, al parecer se había divertido mucho. Y a pesar de todo pasamos todos un buen rato, aunque yo un poco apenado no mencionaba casi ni una palabra.

- Si tú vieras la cara de mi madre, fue como: ¡Miguel! ¿Qué haces? ¡Regresa inmediatamente hasta aquí! No le hice caso y subí a la moto con mi amigo, Carlos. Él tomo de prisa el acelerador y nos pusimos en marcha, yo no iba a permitir que esos imbéciles se aprovecharan de mi hermana. –Así nos contaba Miguel aquella historia que marco su vida.

Aquella noche del accidente en el que duro inconsciente por unas semanas, solo por el capricho de querer vengar a Belén de su exnovio Jackson, aquel chico digamos promedio de 1,82 metros de altura, cabello color castaño, ojos azules, un hombre corpulento, tal vez el príncipe azul que toda mujer podría soñar, pero con respecto a su personalidad no iba nada bien, pues era un chico poco amigable, amargado, adicto al liderazgo pues no le gustaba cuando alguien intentaba darle ordenes, de hecho sin mencionar más, él era el hijo del alcalde de la ciudad, se daba el lujo de cualquier cosa que quisiera aun así como gobernar sobre los demás, pero hubo algo que no pudo soportar.

Miguel iba pasando por las calles de su barrio, cuando a lo lejos pudo notar a cuatro chicos arrimando contra una pared cerca de su casa a Belén. Ella se había enamorado ciegamente del lobo disfrazado de oveja, algo irónico con respecto a algunas críticas que decían que había sido por intereses, pero sé muy bien que ella no era como las demás, si no fuera así, aquella noche Jackson no le hubiera pegado, por su prepotencia, por sentirse rechazado por primera vez y mucho más si era por una mujer, él había querido aprovecharse de su cuerpo la tarde de ese mismo día, pero belén no quiso, apenas noto que él quiso propasarse tocándola y acariciando su cuerpo, le ofreció una cachetada, así fue como una tremenda discusión los llevo a terminar, ella debía darse su lugar y demostrar que no era una cualquiera. Pero a Jackson no le basto con lo que había hecho sino que busco la oportunidad de conseguir lo que quería, por suerte antes de que algo más pasara, Jackson y sus amigos huyeron al notar la presencia de Miguel, a pesar de no estar muy en forma Miguel tenía la fama de poseer unos puños muy pesados… Y fue como él se arriesgó en busca de venganza con desesperación, salió con su amigo Carlos persiguiendo el automóvil que a gran velocidad iba, en aquella persecución de imprevisto describió como esos sentimientos de ira recorrían su cuerpo, su amigo quien conducía la moto era como un hermano para él, por eso lo apoyaba, las distintas maniobras que utilizaba eran increíbles de imaginar quizás, así como Miguel lo describía.



#23902 en Fantasía

En el texto hay: aventura, el primer amor, transgresores

Editado: 12.09.2020

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