Quería jugar un poco, tal vez esa personalidad oscura en mí jamás cambiaria, pero primero tenía que ocuparme de los problemas que traía la vida hacia mí, era raro no sentirme tan decidido en mi vida, siempre había creído en lo paranormal como el tío pedro contaba sus historias, parecía que alguien estuviera cambiando mi historia, y si de alguna manera esta era una maldición la que tenía, debía deshacerme de ella. Eso era lo que estaba a punto de hacer, pero para esto necesitaba a Belén.
- Está bien señorito… Considérelo como un regalo de cumpleaños, todo esto, la propuesta y la oportunidad a la olimpiada. -Dijo el director mientras yo me retiraba de la oficina.
- Por cierto, ahora que lo recuerda lo espero el sábado en mi casa. –Así dije mientras ajustaba la puerta.
Pronto se acercaba el día de mi cumpleaños, se me había olvidado ese detalle, aunque ya hace dos semanas había repartido las tarjetas de invitación, por fin legalmente seria mayor de edad, pero ahora parecía que se acabaría todo. Camine por el pasillo hacia la salida, aun todos estaban en clase, todos alegres mientras yo, solo sentía un gran vacío en mí. Tome los audífonos que guardaba en mi bolsillo, mientras los conectaba a mi celular, solo presione un botón esperando escuchar mis canciones favoritas en forma aleatoria. Me dirige a la puerta de salida, jale de aquella y salí. Tome un taxi en camino a casa, pero antes de entrar una gota de lluvia cayó sobre mí, sentí como si desde el cielo se sintiera el mismo vacío y tristeza que había aquí dentro del corazón, de mi vivir. Entré al auto y mientras iba en camino, se empañaron las ventanas por la lluvia, pero esto no me iba a detener pues para mí, yo estaba seguro junto a mi madre. Ella era en este momento el nardo puro que movía mi ser. Además no solo ella, esta vez aquella presencia que me seguía, parecía protegerme y me hacía más seguro aun.
A pesar de aquellos problemas que se presentaban, tenía siempre presente a Belén, en mis pensamientos y en mí ser, ya sentía que me faltaba, es decir, la extrañaba y necesitaba de esa pasión para despertar mis sentimientos los cuales presentía que me habían abandonado. Solo habían pasado 4 horas de haberla visto por última vez en el aeropuerto y ya eran las 2 de la tarde, me parecía sentir que era una eternidad, no faltaba mucho para las tres. Sin embargo, al momento de pagar el taxi y abrir la puerta guarde los audífonos, llegue a casa aun así entrando un poco empapado por la lluvia ya que la situación climática había empeorado, la lluvia parecía interponerse en mi camino, como si el destino quisiera que me quedara allí. Pero estaba decidido en partir de inmediato a barranquilla, aunque era de esperar que al momento de salir nuevamente de la casa, sonó el teléfono celular.
- ¡Halo! –Era obvio, seguramente era él intentando detenerme.
- Andrew, soy Albert es para confirmarte que esta noche aquí me quedare, solo ten calma y descansa necesitas dormir, ¿Okey?
- Está bien, solo lo hare porque sé que en tus manos ella estará bien.
Mientras tanto, deje el teléfono en la sala y me dirige a mi habitación, allí Tobby me esperaba, el único consuelo que en ese momento tenía, lamiendo mi boca, orejas y pidiendo acaricias de su amo, aunque quería relajarme pero no había forma de hacerlo, estaba tan preocupado por ella, no entendía porque pasaban estas cosas sin sentido, como si simplemente fuera un castigo o si al menos el destino así lo hubiera trazado. Tire el hueso de hule que guardaba en uno de los cajones de mi dormitorio, hacia afuera de la habitación, y recosté mi cabeza a la almohada mientras me acostaba en la cama y cerraba los ojos…
Ahora me encontraba parado frente al closet, estaba abierto y alguna oscuridad extraña salía de allí, parecía un estilo de agujero negro el cual me atraía hacia él, me fui acercando poco a poco pero era casi imposible, había detrás de mí una sombra la cual me sostenía e impedía que yo pudiera dar un paso más, como si intentara protegerme o incluso como si no quisiera que yo descubriera algo. Alguien llego justo en ese momento pero no podía entrar, pues la puerta de mi habitación estaba cerrada, quise ir a abrir pero esa sombra o ser o lo que pudiera que sea aquel, impedía mi paso, solo me mantenía en aquel lugar. Algo extraño comenzó a suceder en aquel lugar, como si poco a poco se deteriorara la habitación o como si me llevara aquella sombra a otro mundo. Comenzaron a salir de las paredes cinco sombras formando una figura, era como un circulo pero incompleto, o como si el final de aquel circulo fuera el agujero negro en el closet, por un instante comenzó de este a salir otro ser, y así se completó el circulo como si estuviéramos en algún tipo de ritual, sin embargo, esta vez el ser que había salido no era una sombra como las demás, parecía esta tener un cuerpo lo cual la diferenciaba de las demás, además lo cubría una capa negra que impedía ver su rostro, si es que en aquel caso tenia pues las demás sombras no contenían ni cuerpo ni rostro solo, oscuridad.
- Después de tanto tiempo Andrew, o debería llamarte Argymous. –Dijo aquel.
Me sentía confundido, no sabía que era lo que estaba pasando, era como si todo así estuviera destinado, tantas historias que conto mi tío de estas cosas y yo jamás las había creído del todo, pero ahora me doy cuenta que las sombras o príncipes de las tinieblas como él les llamaba, si existen o eso podía creer en ese momento. Además había algo más que me inquietaba, ¿Cómo sabia este ser mi nombre y porque me llamaba Argymous?
- ¿Quién eres? Y ¿Qué eres? Y ¿Qué es lo que quieres? –Dije al fin.