Mi Primer y Último Amor

Capitulo 12: “La pasión vuelve a mí”

A veces las cosas no salen como uno lo planea, solo te pintas un futuro genial, imaginando que todo saldrá bien sin siquiera pensar en las cosas malas que puedan suceder, siempre es mejor dejarlo todo en manos del destino, por qué por más que haya una posibilidad de que todo resulte bien, exactamente como estuviste planeándolo, a pesar de eso, no faltara el más mínimo aguacero de desgracia en tu vida, pues como dicen por ahí “no todo es felicidad”, eso hay que aceptarlo. Puede que haya querido olvidarla pero me era imposible cuando frente a mí la mujer de mis sueños se encontraba. Era increíble como el destino se emperraba en unirnos cuando en realidad no parecía ser nuestro destino, ¿acaso no había una posibilidad de que ella encontrara otro amor? Necesito saber qué es lo que quiero para mí, incluso ahora cuando las fuerzas oscuras no me dejaban más opciones que abandonar lo que tanto había esperado.

- Apenas supe lo de tu madre le pedí a Miguel que me trajera hasta acá. –Dijo aquélla justificándose.

- No, no tienes por qué darme explicaciones cuando en realidad era lo que yo necesitaba. –Me acerqué y la abracé con gran fuerza. –Tenerte en mis brazos, solo eso…

Era inexplicable lo que podía en aquel momento sentir, mis manos sudaban de desesperación, pero al mismo tiempo mi corazón latía fuertemente por Belén, era ella la única capaz de acelerar mis impulsos de una manera increíble, como el agua y el aceite estos dos sentimientos invadían mi cuerpo, el uno del otro no podían unirse pero a pesar de eso podría decirse que hacían una bonita combinación, solo faltaba la música de fondo para describir el momento, ¿Dónde se encontraba el director de nuestra vida? Para que este instante fuera mucho más especial, así como si de una película se tratara. Solo me aleje un poco de ella, sin embargo, aun así se encontraba frente a mí, yo mirando como admirando su belleza, esos hermosos ojos que brillaban de felicidad, sus labios como fresas queriendo ser devorados, además de su cabello lacio. Por un momento nos habíamos olvidado de mi madre pero luego concentrada en su preocupación se acercó a ella y la miró.

- Se nota que tu madre cuando más joven era mucho más hermosa que ahora. –Dijo mientras la contemplaba con adoración.

- Pues tiene 67 años y para mi sigue siendo hermosa.

- Dije mucho más hermosa mas no que no lo fuera, -Sonrió-, Ah y por cierto está bien joven.

- ¡Sí! desearía que ella jamás se fuera de mi vida pues es la única persona de mi familia que me queda. –Dije mientras volteaba a ver al otro lado secándome las lágrimas por niño llorón que por la mejilla derecha corrían.

Era imposible para mí contener las lágrimas, pero deseaba que no brotaran con tal facilidad, no quería ser el niño tierno al que todos miraban diferente, desearía no tener sentimientos, sin embargo, Dios, si era él quien me había creado, creo que derramo aquel tarro completo de sentimientos en mí y, así nací yo. ¡Sí! es irónico pensarlo pero cualquiera que sufriera de dicha epilepsia de ternura me creería el chico perfecto. No es un don, quizás tampoco sea un castigo, pero si era un enigma para mí saber que debía hacer con aquellos, ¿Podría desecharlos en lo inservible? O ¿Utilizarlo a mi favor para contrarrestar a las sombras infernales?

Belén se acercó un poco más a mi madre brindándole un beso en la frente mientras ella abría los ojos que poco antes de haber llegado Belén, mi madre había cerrado después de haberse forzado al toser. Ella quedo mirando a Belén como si fuera un ángel frente a ella, incluso con cara de haberse creído dicha fantasía de encontrarse en el cielo, ¿Quién sabe? Puede que hasta se hubiera maravillado de tanta belleza en una sola mujer. Mi madre era una buena mujer pero a veces no agradaba tan fácilmente cualquier persona a simple vista frente a ella, sin embargo, al tenerla a ella a su lado, mi bella dama, a la mujer que yo tanto había deseado. Al parecer a mi madre le había agradado su presencia allí. Aun así a pesar de no conocerla muy bien la agarro de la mano.

- ¿Dime quien eres, cariño? –Aquella recostada en la camilla dijo mientras tomaba su mano y aun con un poco de dificultad.

Ella tan linda y hermosa mi madre como siempre me avergonzaba sin intención solo como un FBI maquina preguntas, parecía una investigadora profesional, me causaba gracia pero a la vez me apenaba con su tierna voz como cuestionaba, aunque no de esa manera en la que marca tu vida por completo sompesa forma especial en la que cada madre sabe hacerlo, ¿era un don que Dios les daba? O ¿podía ser posible que les dieran dicho seminario en el que les enseñaran ser así de tan bellas madres? Era irónico como me causaba esa sensación de querer desaparecer, las mejillas se me sonrojaban y podía notar como Belén entre reflejos me miraba.

- ¿Eres la novia de mi dulce y bello hijo? –Preguntó aquella.

Mientras tanto apenas pude percatarme, no sabía que pasaba por la mente de Belén, que podría estar pensando ésta de mí, aunque al escuchar aquella pregunta ella simplemente agacho la cabeza un poco apenada y sonrió al voltearme a ver, pero luego volviendo a la seriedad miro a mi madre, era obvio que diría que no, sin embargo, antes de responder aquella interrumpió.

- … Porque si es así hasta podría morir feliz. –Eso no me lo esperaba, es más, no me había gustado para nada.

Aunque era obvio escucharlo de su boca cuando solo buscaba diversión y alegría así como un niño busca hablar aun cuando no hay con quien. Mi madre inquieta no dejaba de apenarme con aquellas preguntas un poco vergonzosas. Antes de que Belén dijera algo yo interrumpí aquella conversación.



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En el texto hay: misterio, aventura, el primer amor

Editado: 12.09.2020

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