Mi Primer y Último Amor

Capítulo 21: “Hipnotizado ante su belleza”

El estar completamente perplejo a la expectativa y a la realidad, a lo que pudo haber sido y a lo que paso de verdad, era inevitable ante tal circunstancia; ¿Ahora quien me daría esos regaños que sólo mamá podía dar? ¿Ahora quien prepararía el mejor capuchino casero que sólo ella sabía preparar?, no hay quien… se ha ido muy lejos donde ni la ave más veloz y audaz pueda llegar, o quizás tampoco a donde el topo en un trabajo eficaz pueda socavar, su ciclo en este infierno terrenal ha terminado y aunque duela (porque se imaginaran el dolor tan inmenso que es perderla), me da alegría el tener la certeza de creer y saber cómo se libró de esta oscuridad que va apoderándose de mi cuerpo a medida que la noche despierta a paso lento. Sin siquiera mencionar aquellos momentos en los que ni ella misma podía sostener su cuerpo, ya no sufrirá más ante tales situaciones que la tenían al trote, ya no más. Es aquí en este momento de la vida, en la que te das cuenta el sentido que tiene el tan bellísimo poema escoses que se usa para despedir a un ser querido, no tuve la oportunidad de saber quién fue el autor, pero siempre tuve en cuenta lo que leí alguna vez.

“Puedes llorar porque se ha ido, o puedes

sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos

y rezar para que vuelva,

o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;

Tu corazón puede estar vacío

porque no la puedes ver,

o puede estar lleno del amor

que compartiste.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el

vacío y dar la espalda,

o puedes hacer lo que a ella le gustaría:

Sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.”

–Así recitaba yo aquel poema.

Mientras mi bella doncella en mis brazos se encontraba observándome como lo hace el tigre o el león antes de devorar su presa, pero con ese toque en su mirada de pena y dolor (no aplica para el tigre ni el león), mí yo interior sólo dejo pasar aquel momento, porque en realidad no era el momento indicado. Algo dentro de mí había sido roto, y hasta que no aceptara la simple verdad de lo que el destino ya tenía en planes para hacerme más fuerte, así fuera para mal, seguramente hasta que no lo hiciera quizás, no dejaría de sufrir como ahora lo hacía. Ya mi historia estaba trazada. No tenía esperanzas. Ya todo se veía perdido.

Al llegar a casa ya toda la decoración estaba preparada, se notaba todo tan colorido, podría decirse en aquel momento que hasta hermoso estaba todo, pero de mi boca no pudo salir siquiera dichos sinónimos ante la chica que había dado a nacer tan dichoso evento, solo supe pronunciar aquella palabra, como lo hace un niño apenas aprende a hablar, la palabra en sí que resume el concepto de gratitud, solamente “gracias”. Me dirige a mi habitación sin decir más nada, sólo camine y postrado ante mi cama me deje caer y junto conmigo lágrimas de dolor, porque su muerte me había roto el corazón. Rendido ante la cabecera de aquel absorbente de lágrimas, quede inmóvil por varias horas sin hacer nada solo allí, como lo hace un oso perezoso ante la rama de un árbol, pude también notar como las voces de Belén, Miguel, Arthur y Wilder discutían si debían o no despertarme, sin embargo, no escuche más sino simple paz y silencio.

Se me habían ido las luces. Completamente dormido había quedado, al abrir los ojos y haber despertado después de las pocas horas en las que sin ningún estímulo deseoso de sueño, al fondo pude escuchar la música, gritos de júbilo y alegría, voces hablando en tono de rumba y alcohol, me levante del suelo un poco mareado y con la vista nublada, buscaba apoyarme al borde de lo primero que mis torpes manos pudieran agarrar pero cada intento daba un tope de aviso a caer. Volvía a abrir y cerrar los ojos hasta que solamente ante mí, no había nada más que oscuridad.

- ¿¡Dónde estoy!? –pregunte con temor.

- ¿¡Dónde estoy!? –Respondió mi único compañero.

Mientras caminaba en el lugar, aquel eco, lo único que en sensación sentía que me acompañaba, de manera consecutiva fue desvaneciéndose entre el espacio, y al mismo tiempo seis velas a mis lados de par en par fueron iluminando solo de forma diminutiva la oscuridad, es decir, era poco lo que podía ver, era al parecer un angosto, rocoso y sin embargo largo pasadizo que parecía no tener salida, pero a mi frente se ilumino una vela puesta en una posición más alta después de las seis que se encendieron a mi paso. Caminé hacia ella y desde lo más alto, dibujos en aquella superficie rocosa demostrativos estilo cavernícolas representaban o por lo menos así parecía ser; un hombre cayendo de rodillas como perdiendo sus fuerzas, a la imagen siguiente podía verse como una gran sombra detrás de aquel tomaba su cuerpo, y luego después de varias figuras más, este tomando su forma en un gran monstruo se había convertido, pero luego en la figura más grande mostraba como se notaba el camuflaje del dicho transgresor o mejor dicho, de la misma sombra de las tinieblas pues era idénticamente parecido al cuerpo en el inicio solo que en sus ojos se notaba la oscuridad, extrañamente (como si de un dibujo en 3D se tratara) con el reflejo de la luz se podía ver sus ojos naturales café, pero luego cambiaban a un estilo infernal color escarlata, rojo sangre quizás. Sin embargo, no era nada más que una pintura rupestre, aquella hecha quizás con pigmentos sobre la pared rocosa. Quizás se preguntaran de donde saco tantas locuras, o quizás de donde he aprendido tanto, pues actualmente en la escuela que he crecido no he aprendido la mayor parte de las cosas que sé, o por lo menos las de este tipo, mi tío siempre me contaba historias las cuales no eran simples relatos sino más que eso, eran clases de entrenamiento que aunque antes no lo sabía ahora sé que me servirían para luchar o jugármele junto a la oscuridad. Estas pinturas eran realizadas con “pinceles de pelo animal para conseguir trazos finos o pintar grandes superficies”, “ramas quemadas y bolas de pigmento y resina para dibujar”, “cañas huecas con las que soplar la pintura a modo de aerógrafo”, así mismo, era como mis tatarabuelos hacían dibujos representativos de los sucesos pasados, o así era como el tío Robert lo contaba y como la mayor parte de las diversas historias él las conoció mediante pozos vacíos hechos por nuestros ancestros, nunca he conocido uno pero mi tío dice que aún existen en lugares lejanos de las ciudades.



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En el texto hay: misterio, aventura, el primer amor

Editado: 12.09.2020

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