Mi Primer y Último Amor

Capítulo 22: “No soy el hombre que ella merece”

Juro haber pasado por el suceso más raro y confuso de mi vida, ¡Lo sé! Si solo ustedes están seguramente confundidos de ¿Qué fue lo que paso esa noche? El día de mi cumpleaños, no se imaginan como lo estaba yo al despertar. Aquella mañana tirado en el suelo sólo una sábana y una pantaloneta puesta, desorden de basura, de chucherías y chitos por todos lados, botellas de alcohol e incluso manchas de salsa de tomate, salsa tártara, entre otras más, las cuales parecían verse en el techo de la habitación en la que me había encontrado, ¿Cómo llegaron esas manchas allí? No lo sé. Y eso no es todo lo que me sorprendió, de mis brazos jamás se había ido Belén, quizás ese era nuestro destino, estar juntos “para siempre”, aquel sueño en el pasadizo oscuro, era pesadilla la cual debía llegar a comprender pues ver a mi bella dama caer en el abismo de aquel vacío podría llegar a convertirse en el mayor de mis miedos, pero bueno, no nos pongamos tan sentimentales ahora, dejemos atrás esas debilidades, ya basto con conocer la historia de aquella flor marchita.

Y sí, tal vez con una mente más abierta habrás comprendido a lo que quise llegar diciendo que Belén de mis brazos no se había ido, es decir, había despertado con aquel ángel precioso en mis brazos, “que digo una mente más abierta, será una mente más perversa”; sólo tenía puesto un topsito morado para cubrir su pecho y un short para cubrir… ustedes ya saben, no es necesario decirlo. Nos hallábamos tan arrimados que no desee separarme para no despertarla, sí, para eso, no pongan esa cara. La abrace un poco más fuerte y bese su cuello desnudo, sólo aquel estimulo basto para despertarla, hizo un intento a pedir mis besos con su mano izquierda (la cual tenía más cerca de mí) me tomo del rostro mientras yo le propine unos besos más en el cachete. Luego rápidamente dio un giro de 180° hacia mí, no evitar el deseo de tocar sus labios y de tocarlos no me refiero con los dedos, frote mis labios sobre los suyos y nuevamente como si fuera a convertirse en la última vez. La bese, la bese tan apasionadamente que olvide por completo todo en mi alrededor, se subió sobre mí y mientras lo hacía con aquel fervor; por unos segundos hice una pausa queriendo cuestionar realmente que habíamos hecho esa noche pero no fue necesario, Belén vio cara de sorpresa e hizo un gesto de negación con la cabeza, y esa respuesta me alivio, pues sería colmo no recordar aparte de la noche de mi cumpleaños, eso. Después del beso, sabía yo, con tan clara erudición lo que seguía después, pero no pude, yo la amaba, deseaba estar con ella, sin embargo, lo mejor para ella. No podía hacer lo siguiente de aquello, así que aunque algunos hubieran anhelado conocer esa parte de la historia que en aquel momento no paso, no es lo que hubiera querido para mi princesa. Así mismo la detuve apagando esa llama que ya había empezado a arder. No sé qué habría pensado ella ante mi rechazo, pero asintió ante aquello, se vistió y salió a la sala de visitas donde todos se encontraban, mientras tanto me quede allí acostado. ¿Qué habría hecho otro en mi lugar? ¿Hubiera dejado a esa doncella pura sin aquella virtud tan especial?, porque enserio Belén no era cualquier chica, o quizás ¿Podría existir alguien tan locamente enamorado como yo lo estaba de Belén? Sin duda, pero uno nunca sabe su destino, a no ser que acudas a un brujo, o como sea, el punto es que de pronto no soy yo el hombre que ella merece.

Después de haberme alistado, entre todos dimos un orden a mi casa, no quedo igual que antes pero si estaba todo en orden. Me puse una camisilla, y el primer pantalón que encontré, fui a la habitación de mi hermano y suponiendo que ya la noche había caído le felicite.

- Feliz cumpleaños mi hermano, perdona que no te haya felicitado, creo que se me fueron las luces…

- ¿De qué hablas?, la fiesta estuvo de maravilla, y si me felicitaste, hasta casi avergonzándome diste gritos de que era tu hermano y también apagamos las velas juntos…

Aunque confuso todo, poco a poco iba descubriendo aquella parte de mí historia cuya participación de mi espíritu se me había quitado. Sin embargo, sólo el saber que no era yo aquella noche, me preocupaba. Más bien, así de claro, no era qué sino quien me controlaba. Mi hermano el día del parto de mi madre nació minutos después de las 12:00 am, desde esa fecha se tuvo en cuenta para nuestros cumpleaños, a pesar de eso, cada noche de pequeños en aquellos días nos despertábamos a las 11:50 pm para velar a la media noche en aquellos dos días especiales haciéndose participes de aquello, nuestros padres, quienes una torta pequeña nos preparaban y soplábamos en sí las velas pidiendo nuestros deseos cuyos secretos siempre permanecían, con respecto a la celebración siempre nos la hacían en el transcurso de la tarde pero nos turnábamos cada año para saber en qué día se realizaría la fiesta.

Por consiguiente, más tarde hablando con todos en la sala, cada uno fue contándome parte de lo que esa noche paso. Lo que realmente paso:

Al cabo de un rato mientras la puerta de mi habitación estaba abierta, tendido en cuatro patas yo me encontraba, inconsciente sin saber en qué lugar realmente estaba, si en mi cuerpo o en otra dimensión en la que mi alma vagaba, con el cuerpo sobre mis rodillas y mis manos, sosteniéndome mientras al parecer yo despertaba…

“Es increíble como toda la verdad estuvo en mis narices, aquí mi diario pudo hasta haberlo notado, si tan solo pudiera hablar y yo escucharlo, sin duda pude haberme rendido ante tales fracasos los cuales son muchos como para quererlos exhibir, ahora aquí en un cuarto oscuro pero iluminado ante la luz de la luna escribo sobre una mesa rocosa, si es que así se le puede llamar a una piedra rigurosa en forma de ella. En ésta actualidad en la que me encuentro que para ti es el futuro, estoy aislado de mis seres queridos vine por respuestas y las he encontrado, y aunque con mucha más fuerza pienso volver a donde todo este nuevo infierno comenzó para mí, temo perder lo que llegue a amar a tal punto de ser capaz de morir por amor. Esta vida a veces puede parecer lo peor que Dios, si es que crees en él o en alguna otra divinidad, te pudo haber dado, no entiendo como existen personas tan débiles como para acabar con su vida o si quisiera haberlo intentado, porque cobarde es aquel que no es capaz de soportar el infierno terrenal que muchos vivimos, quizás pienses que nada ayudo recordándote que eres un fracasado, pero ¿Alguna vez has puesto primeramente lo que tú quieres, que lo que los demás quieren ver de ti? Si lo has hecho, realmente te felicito, si soy yo, he pensado y luchado contra todo incluso contra mi propio pensamiento, sin embargo nunca se pasó por la mente quitarme la vida, lo sé, suena contradictorio e irónico mencionarlo así cuando digo que moriría por amor, pero no dije que sería rindiéndome me refería a que lo haría si es la solución a la salvación de Belén, porque a pesar de eso, morir sin haber luchado hasta el final sería darle oportunidad de disfrutar mi derrota a todos aquellos que hubieran deseado que me hubiera rendido, todo es razón de buscar la motivación, todos, absolutamente todos tenemos una, y aunque mi motivación hacia ti que eres quien lees mi pasado, es estimula inversamente, no quiere decir que a pesar de haber fracasado una y otra vez, no puedas lograrlo, porque todos tenemos la capacidad, sólo es cuestión de llevar su desarrollo a cabo y encontrar lo que realmente te motiva a vivir y luchar. Mi motivación es Belén, mis padres en otro mundo, y hermano, pero ¿Cuál es la tuya?”



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En el texto hay: misterio, aventura, el primer amor

Editado: 12.09.2020

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