Mi primer y último crush

6.- Ella es mi novia

—¡Te digo que ella es mi novia!—grita un renacuajo de seis años colgando de mi cintura cual mono.

—¡No es mía! ¡Yo la vi primero!—le devuelve otro niño de seis años que me pisa mis pies, intentando alzarse para derribar a su gemelo. Liam vuelve a tener su cara de pedo, analizando la situación con sus dedos sobando su barbilla.

—No, porque una persona solo puede tener una novia, duh.

—Ella va a ser mi esposa, entonces

—Tranquilo Toretto—le digo al niño rubio que me mira con sus ojitos en forma de estrellas, mientras que el otro le lanza una mirada fulminante—Aquí nadie se va a casar.—suspiro aliviado cuando el moreno quita a los dos demonios de mi cuerpo y más aliviado cuando me doy cuenta de que al parecer se ha olvidado de pedirme la respuesta a la pregunta anterior—¿Quiénes son ellos?—los dos rubios gemelos hacen pucheros cuando Liam les regaña por ser molestos, aguanto un gritillo de ternura al ver a mi crush junto a dos niños pequeños mordiendo sus labios.

Este señor me va a matar de un ataque cardíaco, así es.

—Guillermo y Daniel...—los aludidos me sonríen, mostrando hoyuelos iguales a los del moreno, frunzo los labios para no gritar de nuevo—mis sobrinos.

—Son demasiado lindos.—recuerdo como querían tocarme en partes prohibidos—pero ¿qué les pasa?

—En verdad que no sé—confiesa Liam confundido—nunca habían hecho algo así antes. Por lo general, cuando ven a mis novias, les sacan la lengua, chamuscan sus cabellos o dañan sus celulares mojándolos con agua de la alcantarilla.

Vuelvo mi vista a los demonios que sonríen inocentes, cogiditos de la mano, tranquilos, como si no hicieran nada. En verdad, que la gente más hermosa o es estúpida o termina siendo grosera. Dios no debería darle esas cualidades a ese tipo de personas.

—Que locos.

—Tío Liam ¿por qué su novia es tan guapa?—me sonrojo todo, sintiéndome como una yema de huevo en un sartén hirviendo.

El mencionado me observa detenidamente, yo rogando para que diga algo bonito, como me encanta su sonrisa, es lo mejor que he visto en mis diecisiete años de existencia, vendería mis bandanas de chico malo por ella.

—Me gusta su cuerpo. Sus piernas son increíbles.

Mi corazón se agita velozmente por lo que acaba de decir, no puedo creerlo, no puedo creerlo... ¡NO PUEDO CREERLO! ¡A WILLIAM LE PAREZCO GUAPO! Quisiera tener dinero para escribir en una de esas vallas publicitarias... a William, el chico de mis sueños aka mi futuro marido le parecen lindas mis piernas ¡y eso que no me afeito! Y así podría morir en paz.

—Eso sonó demasiado machista—añade una pelirosa apareciendo de la nada, tiene una mochila con una "B" pintada de negro en el centro, sus ojos son achinados y una sonrisa de delincuente pinta sus labios—. Liam, algún día deberías aprender a cambiar tus flirteos.

—Y eso a ti que te importa, vieja—dice remarcando las últimas palabras con sorna, la aludida cruje los dientes que suena un pequeño crack saliendo de su boca, retrocedo por mi propio bien, aunque en el fondo de mi pecho un sentimiento venenoso se va expandiendo, parte de mi barriga, retorciéndose como una serpiente hasta llegar a mi pecho, es una molestia, una molestia que me provoca ver a una chica socializando con MI crush.

Es mío perra.

Yo lo vi primero cuando intentó comerse esas crayolas, cuando pensaba que los columpios eran naves espaciales, se tiró tan fuerte, que tuvo que venir la ambulancia a quitarlo de ahí, cuando perdió 7 a 0 en su partido, cuando se confesó a esa chica hermosa de sexto grado y esta le mandó a comer verdura y cuando se enamoró de una chica, que casualmente soy yo.

—¿A dónde la conociste?

—En el colegio, es prima de Nathaniel.

—¿Ese chico que siempre te anda acosando? ¿y escribe tu nombre en sus cuadernos?

—¿Nani?

Mi corazón se hunde en mi pecho, es imposible que todos me conozcan y solo William no se acuerde de mi existencia, me dan tantas ganas de arrancarme esta peluca y gritarle quién soy de verdad, sin embargo, sé que me va a odiar si lo hago, no me volverá a hablar y perderé la oportunidad de verle sonreír como lo hace ahora, porque es que ver su cara de culo es hermosa, pero verle sonreír como si fuera dueño del mundo, es lo que mejor que puede haber, esa sonrisa podría curar el cáncer.

—Ay—sacude su cabeza, poniendo su mano en su frente, en tipo facepalm—. Ese chico es más obvio que le gustas, y haría cualquier tontería por ti. Te pasas de verga.

—¿Qué es velga?—dice una vocecita chillona, uno de los gemelos acaba de hablar, yo me muerdo los carrillos internos para no morirme de risa.

—Velga... ¿no es un dulce?—conviene el otro con una voz más chillona, achinando sus ojos, intentando recordar algo.

—Umm—hace un pucherito tan tierno que me dan ganas de agarrarle las mejillas—tío Liam ¿a usted le gustan las velgas?

El moreno queda en shock, todo su color canela pasión pasa a un blanco papel, Rosé se cuaja de risa, cogiéndose la barriga para no caer de trasero al piso, yo al mirar como la pelirosa se ríe tanto hasta tener lagrimitas en los ojos, le sigo la risa, riéndome hasta casi deshidratarme.



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En el texto hay: humor, romance, drama

Editado: 24.12.2020

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