El orden de los factores no altera el producto, es algo que hemos escuchado miles de veces, y que creemos una ley casi universal, aunque esté totalmente equivocada, y aquí viene el mejor ejemplo de eso:
Supongamos que una persona se hace millonaria de la noche a la mañana, luego de un tiempo de despilfarro se da cuenta de que su dinero se reduce rápidamente, así que decide estudiar y prepararse para no gastar lo que le queda, en este caso el orden de los factores si altera el producto, ya que si hubiese estudiado primero no hubiese tenido la necesidad de hacerlo por desesperación o por miedo de no perderlo todo.
En fin, ya que esto es mi historia y no un libro de matemáticas dejaremos esto de lado, aunque sin olvidar el concepto de lo que les acabo de contar, yo vivo actualmente en un pequeño pueblo, el pueblo de mi mamá, lejos de ser un pueblo aburrido y normal, es el mejor lugar para vivir, en donde tengo una relación soñada, y los mejores amigos que podría pedir, de hecho, aquí es donde mas momentos he vivido, o al menos que yo recuerde, pero hay que empezar desde el principio, nací el 21 de Agosto del 2001, en la Capital, me gustaría verme a mi mismo como un personaje de ficción y contar mi historia desde que nací, pero para no hacer tan largo el cuento voy a contarles desde que tengo la capacidad de recordar, recuerdo un poco de la primera casa donde viví, que era también la casa de mis abuelos, recuerdo los ceviches de concha, a mi bisabuela, a mis abuelos paternos lavando la ropa, y a los amigos del barrio con los que jugaba pelota, mentiría si pudiese dar sus nombres, pues no recuerdo casi nada de eso, lo que si recuerdo es mi siguiente casa, mi casa propia, era un departamento hermoso, con los cuartos suficientes, el mío personalmente, era bonito, amplio y con una gran ventana, ahí vivo desde que tenía un poco mas de 3 años, lo cual explica que lo recuerde tan bien, por ese mismo tiempo empecé mi vida escolar, en un jardín de niños en el cual me enseñaron hasta a leer, incluso a escribir un poco, algo que en ese momento vi normal, pero luego, mientras iba creciendo me di cuenta que fue muy sorprendente, el punto es que, según cuenta mi mamá, el primer día estaba tan emocionado que ni siquiera me despedí de ella en la puerta, ya saben, la típica despedida del primer día de clases de tu vida, el día en el que entras al mundo escolar y empiezas todo ese camino lleno de tareas, estrés, recreos, amigos y regaños.
Bueno en ese momento no me despedí, creo yo por la emoción, ahí conocí a amigos que la verdad ni recuerdo, de hecho digo que conocí amigos porque no creo haber pasado tan desapercibido durante 1 año, o al menos es lo que me gusta pensar, yo amaba la escuela, el aprender cosas nuevas, el querer hacer cada vez algo diferente y nuevo, era algo muy emocionante, ese año fue todo color de rosa, después de todo, aprender o conocer sobre muchas cosas puede llegar a ser muy divertido, al final, cuando culminé el año y pasé a uno mas avanzado, primer grado para ser específico, pensé que todo sería igual, que aprendería cosas mas interesantes que las que ya sabía, imaginen mi cara de decepción