Mi Primera Vez

CAPÍTULO 4: NUEVA ESCUELA, NUEVAS REGLAS

¿Han escuchado alguna vez del síndrome de la esencia de vainilla?. No se si es un síndrome como tal, pero una vez lo leí y creo que va perfecto con la situación, todos conocemos la esencia de vainilla, ese líquido que puede ser negro o transparente, dependiendo de las necesidades, y que huele a todo lo que está bien en este mundo, tanto que te mueres por probarla y terminar con el frasco, luego la pruebas y resulta que no es la gran cosa, de hecho es horrible, bueno algo así me ocurrió a mi cuando entré a la nueva escuela, no me malentiendan, era una escuela muy bonita, para mi la mejor del pueblo, no solo porque estudié ahí, si no porque se lo ha ganado en su reputación, pero ese no es el punto, el punto es que cuando la veía por fuera, mientras estaba de vacaciones, la veía como algo increíble, mas aun estando aquí, en el lugar en el que yo venia a divertirme, en el que todo eran flores, supongo que asocié el hecho de que por estar aquí iba a ser como vivir en unas vacaciones sin descanso, sin responsabilidades, solo mis amigos de siempre, mis nuevos compañeros y yo. 
Y la verdad fue así los primeros días, todo era nuevo, todo era emocionante, incluso el hecho de que fuese una escuela solo de hombres, porque si, era una particularidad de aquí, en el pueblo hay muchas escuelas y algunos colegios, si bien existen establecimientos en los que conviven normalmente hombres y mujeres también había algunos que eran exclusivamente de niños o de niñas, la mía, obviamente, era solo de hombres, algo totalmente nuevo para mi, pero que acepté rápidamente, después de todo cuando vas a un lugar así cada cosa es nueva y todo es increíble. 
Conforme pasaron las semanas la realidad me golpeó en la cara, porque todo era exactamente lo mismo, ya no existía esa emoción de los primeros días, porque si bien es cierto que estaba en una escuela en la que yo quería estar, y viviendo en un lugar en el que amaba vivir, no era todo flores y colores, había profesores estrictos, había clases y materias aburridas, era exactamente igual que la ciudad, solo que en un lugar diferente y en un ambiente lleno de hombres, de mi profesora no tengo mucho que decir, era lo que esperas de una profesora, el primer año que estuve ahí, que fue el 4to grado, pasó sin pena ni gloria, se me hizo corto porque entré a mitad del año y no tuve el ciclo completo, aunque a decir verdad nunca se me complico, lo único nuevo que aprendí fue a escribir con plumas en lugar de lápices, de ahí en mas no hubo nada tan complicado de ver, cuando terminó ese año y empezaron las vacaciones yo quería meterme a algún curso de verano, nunca tuve en duda que era lo que quería practicar, desde niño siempre tuve un sueño: Ser futbolista profesional, según mi mamá nunca quise ser otra cosa, tenía otras aficiones como cualquiera: me encantaban las corridas de toros, si, se que es un acto de crueldad animal, pero no le puedes pedir a un chico que vivió sus primeros 7 años viendo por televisión las corridas de toros que se celebraban por las fiestas de la capital no tener el sueño de asistir a una, como dato curioso, al año que vine a vivir acá al pueblo mi papá organizó una, y fue la primera y única vez que he visto una corrida de toros en persona. 
Pero las corridas solo eran eso, una afición, mi verdadero sueño siempre fue ser un futbolista profesional, jugar con mi selección y ganar el Balón D'or alguna vez, pero para llegar allá tenia que esforzarme mucho, y principalmente, empezar desde cero, así que entré en un curso vacacional de fútbol, mi papá estuvo de acuerdo, con la condición de que yo entre a practicar Karate, algo que solo duró una semana, lo odié, aunque ahora hubiese querido ser mas constante en eso, me serviría el karate en el mundo que vivimos actualmente. 
Entré al curso vacacional y fue una de mis mejores decisiones, me divertí como nunca, poco me importaba tener que madrugar para ir, lo hacía con gusto, no era una obligación, era un placer, supongo que eso influye mucho, porque cuando la vacaciones terminaron, el entrenador de el equipo del pueblo, que participaba en la segunda categoría nacional, llegó donde estábamos todos los que habíamos participado en el curso a elegir jugadores, y entre esos estuve yo, a partir de ahí empezaba mi sueño, y no podía pensar en algo que no fuese en mi debutando en la selección. 
Las vacaciones terminaron y era momento de volver a la escuela, era un nuevo año lectivo, lo cual probablemente significaba que tendríamos un nuevo maestro/a, como comprenderán todos estábamos nerviosos, no sabíamos quien seria el que estaría al frente de nuestra clase en este nuevo año, al final designaron a un profesor que venía del 7mo grado, todos tenemos personas que nos cambian el chip, nos hacen ver las cosas de otra forma, tanto que nos hacen creer en nosotros mismos, bueno, da la casualidad que ese año yo encontraría a 2 personas así en mi camino 
El primero sería mi nuevo profesor, era alguien que cuando tenía que ser estricto lo era sin reparos, y cuando se trataba de enseñar era una enciclopedia, yo era una persona muy tímida, como pudieron notar por mi plan de casi un año para conquistar a una chica, aunque cuando se trataba de responder en clase nunca me escondía, y este profesor siempre me dio la confianza que yo necesitaba para poder desenvolverme con calma, el preguntaba y yo respondía las cosas casi de forma automática, incluso había momentos en los que no sabía de donde había aprendido lo que decía, era una de esas personas con las que era difícil no aprender, y sobretodo con el que siempre existió la confianza de hablar de las cosas cotidianas, el 5to año, escolarmente hablando, fue uno de cambios, ya no era tanto el chico callado, era mas participativo y seguro de mi mismo, pero no era el único habito en el que alguien estaba cambiando mi vida 
Pasaron unos días desde que había terminado el verano y yo debía presentarme a entrenar con mis nuevos compañeros y mi nuevo profesor, para mi el es el mejor entrenador del pueblo, digan lo que digan los demás, si bien es cierto que para gustos colores, el se ganó a pulso ese reconocimiento, pero vayamos por partes, cuando empecé a entrenar con el entendí lo que era la exigencia en el fútbol, no era solo 22 locos corriendo detrás de una pelota, detrás de eso había jornadas de entrenamiento físico y táctico bajo todas las condiciones climáticas imaginables, en los primeros meses nos enseñó lo que era jugar al fútbol, nos enseñó posiciones dentro del campo, estilos de juego y preparación física, la meta era llegar al campeonato infantil anual del pueblo, para el cual faltaban 2 meses nada mas. 
Es increíble como en 1 mes y medio nos convertimos en un equipo, no éramos solo niños corriendo detrás de la pelota, también corríamos detrás del sueño de nuestras vidas y es algo que el entrenador se encargo de meternos en la cabeza, pues su idea era llevarnos desde las inferiores hasta el primer equipo, y que nosotros seamos los que llevemos al equipo del pueblo al fútbol profesional, una idea ambiciosa, pero que había empezado a andar, muchos piensan que amo el número 9 por una relación que tuve, de la cual luego hablaré, pero no, la realidad es que es mi número favorito de la vida simplemente porque cuando llegó el momento de jugar el dichoso campeonato, mientras repartían los uniformes, el entrenador de acercó y me dijo: 




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