A partir de todo lo que había acontecido, Julia ya no tendría que lidiar con esas espantosas presentaciones de varios que pretendían ser los que la cuidaran y, con sus padres ya enfocados en la situación del reino, ella se proponía ir a investigar más a fondo la fuerza del enemigo para plantear un posible ataque sorpresa.
Julia, a pesar de que sus padres le habían advertido de que no volviese a salir del castillo hasta que todo hubiese acabado, no podía quedarse quieta en tal delicada situación. Pensando en una forma de lograr hacer algo, comenzó a buscar entre los libros de la biblioteca las grandes batallas que se habían tenido con anterioridad y las tácticas que se han utilizado, tanto en el reino como en otros reinos. Ella no podía dejar de lado que utilizasen alguna nueva táctica para que el reino pudiese ganar esta guerra. Mientras buscaba información, también de los enemigos, se dio cuenta de que algo andaba mal, ya que al encontrarse con varios caballeros en el bosque, mientras este debía de estar protegido por los guardias que circulaban en las fronteras del reino y, además, también se encontraban con que ya se contaba con una gran caballería lista para comenzar el ataque.
Mientras estudiaba la situación con esmero, Julia comenzó a divagar en sus pensamientos. Ella pensaba – Si nosotros tratamos de atacar ahora, no creo que podamos ganar. Lo que tendríamos que hacer es buscar de primero a los que están traicionando al reino y los que se han infiltrado. Pero... – Julia, colocando sus manos en su cabeza, hizo un gesto de estar en un punto sin salida – no puedo hacer esto sin pensarlo bien. Ya que si aviso en este, momento a mis padres y ellos enviaran a alguien para investigar esta problemática, de seguro ellos podrían estar entre los que nos están acompañando y podrían escapar o entorpecer la búsqueda. Además, si no llevo ninguna prueba, no creo que me lleguen a escuchar –.
Julia, después de un buen rato de unos días de estar investigando en la biblioteca, dijo a Saluo – Ya he tomado una. Vamos a tener que ir nosotros mismos a tener que desenmascarara toda esta farsa – Saluo, sin decir ninguna palabra, poniendo su mano derecha enfrente y la izquierda atrás, se inclinó en símbolo de que iría con ella. Pero, aunque Julia no se había dado cuenta, algunos de los infiltrados ya se encontraban alerta para poder raptarla. Esa noche, mientras ella dormía, una sombra se acercó a su ventana. Ésta se movía sigilosamente. A pesar de que había guardias que cuidaban las entradas del castillo, ninguno se percató del momento en que este se escabullo en el castillo. Una vez estando seguro de que no había nada que le detuviera, abrió la ventana con bastante maestría y, entrando al cuarto, vio a Julia, quien dormía plácidamente después de haber ideado un plan para poder atrapar a los traidores. Ésta, acercándose a Julia, retrocedió inmediatamente al ser que casi le llegaba a dar una pequeña daga que se dirigió hacia ella.
Inmediatamente vio en dirección de dónde provino aquel ataque. En una de las esquinas iba caminando Saluo. Él, con una mirada fija, dijo – No es muy tarde como para realizar una visita a mi ama. Deberías de tener mejores modales y presentarte adecuadamente duran te el día, cuando la luz del sol aún nos permite presentarnos adecuadamente – La sombra se puedo inmediatamente en guardia y, teniendo en mente llevarse a Julia sin tener en mente el fracaso, corrió en un instante para tomarla.
Se acercó a la cama Julia y, cuando estaba por quitar las sabanas, Saluo lo detuvo tomándole la mano. Este volteo y, mirando una pequeña luz que salían de los ojos de Saluo, con fuerza se arrebató de Saluo. Saluo no dejo que siguiera haciendo más ruido, ya que podría despertar a Julia. Sin dejar pasar otro minuto más, Saluo se abalanzo contra el intruso y lo condujo a tomar la única alternativa de escapar. Saluo, sabiendo que no podía dejar a Julia en este momento ya que posiblemente la volverían a atacar, sólo se acercó a la ventana y, mirando como se escapaba este, cerro la ventana y regreso a su puesto alerta ante cualquier otro ataque que se produjera.
Mientras la noche pasaba, la luna se iba posando en las montañas para luego desaparecer y dejando el paso al sol. Julia, quien se había despertado de repente y comenzó a andar por el pasillo del castillo hacía la salida del mismo, pesaba que era ya necesario ir directo a buscar la forma de poner su plan en marcha antes de que todo se complicase y ella terminara siendo descubierta por todos. Saluo, quien la seguía de cerca, miró que alguien se acercaba por la puerta derecha de unos dos pasillos delante. Él, agarrando la mano de Julia, la jalo hacia las sombras de una pequeña puerta de mantenimiento del lado izquierdo. Ella, estando a punto de reclamar tal acto, vio como Saluo le hacía un gesto de silencio con el dedo índice cerca a sus labios de ella.
Julia, quedándose calmada, vio como pasaban dos hombres riendo por el pasillo. Mientras ellos hablaban, Julia comenzó a pensar – no puedo creer que nos hemos encontrado con algunos guardias muy pronto, pero hay algo raro en ellos. ¿Por qué estarán riendo?, acaso no deberían de estar en guardia ante un posible ataque. Aunque desee conocer el motivo de su diversión, no puedo perder el tiempo aquí. Sí Saluo no me hubiera arrastrado a este lugar, de seguro que me detendrían de salir a estas horas del castillo. Bueno, si no podemos salir por ese camino, entonces... – miro a Saluo para indicarle que conocía otro camino desde donde se encontraban para salir del castillo. Saluo, sin decir una sola palabra, la siguió.
Una vez habían salido del castillo, Saluo dijo – Ama, no es demasiado arriesgado salir de esta manera. Además, ¿sus padres no se irán a enojar con usted por irse de esta manera? – Julia – Ya te había dicho que no es necesario tanta formalidad. De todas maneras, si no lo hago de esta forma, no me dejarían irme así nada mas –, comenzó a dirigirse hacia las fronteras del sur, ya que ahí podría divisar la pelea que se encontraba con Defeig. Las fronteras del sur se encontraban ya en batalla, aunque no se había hecho oficial. Esto se debía a que los ataques se recibían eran de forma anónima, al ser únicamente mercenarios los que lo hacían y ninguno quiso dar a conocer para quien trabajaban. Esto era lo que hacía difícil de probar que ya se encontraban bajo ataque por parte del reino de Defeig. La astucia conque lo hacían era de tal manera que el rey había enviado a una tropa especial para investigar a fondo todo este problema y así lograr sacarlo a la luz. Además, no podían atacarlos sin razón alguna.