No dejaré que nada le pase a mi reino

Tras haber pasado ya unos tres días desde aquel acontecimiento, Julia comenzaba a comportarse como lo hacía antes. Pero, aunque le parecía esplendido a sus Padres que ella volviera a ser como era antes, no se percataban como iba entrando un vacío en ella. Sus ojos comenzaban a perder nuevamente su brillo y ya no aguantaba más seguir así como una marioneta.

Julia, mientras se acostaba en su cama, pensaba – Me he vuelto a quedar sola otra vez, ¿Eh? – dio una pequeña sonrisa mediocre – bueno, era de esperar. Al fin y al cabo, no puedo hacer nada bien. Todos tienen razón, no debería de seguir intentándolo, por lo menos hasta llegar al trono. Si es que aún hay un reino donde estar -. Miro a la caballero que se encargaba de su custodia dentro del cuarto. Se sentó en la orilla de la cama y dijo – Respetable caballero. Dime, ¿estás de acuerdo con seguir a alguien como yo? – La caballero – Lo siento princesa, no puedo responder esa pregunta – Julia – no debes de preocuparte, ya que no les diré nada a mis padres – La caballero – Bueno, si me dieran a escoger, yo elegiría estar junto a los reyes para proteger el reino que ser la niñera de alguien más – Julia, volteando hacia la ventana – eso pensé –.

Mientras pasaban las horas y la noche comenzaba a entrar, Julia vio que toda forma de huir era completamente nula. Y, como ya no tenía fuerzas para continuar esforzándose, se metió en su cama y prefirió dormir. Mientras cerraba los ojos, con una pequeña lagrima entre los ojos, se dispuso dormir y olvidar el querer proteger al reino. Pero, mientras hacía esto, de pronto escucho un pequeño ruido afuera. Este era de los guardias que caían rendidos e inconscientes. La caballero se puso en guardia para luchar contra quien entro por la puerta al cuarto. Al apenas ver abrir la puerta, ella se lanzó al ataque, diciendo – si no fuera por esta mocosa, de seguro hubiera podido evitar que alguien se infiltrara en el castillo –. Julia, que se sintió herida ante tales palabras, cerro con fuerza sus ojos.

Al abrirse la puerta por completo, se escuchó una voz que decía – ¿cómo puedes osar a decir tales palabras a tu princesa? – La caballero – No me corrijas cuando no sabes que peleas contra alguien que tiene un rango siete entre los caballeros – La voz – No puedo creer que un rango de esa magnitud no haya evitado esto. Sabes – mientras esquivaba la espada sin ningún problema – no puedes seguir siendo una caballero así. Nadie que piense así de mi ama es digno de seguir sus pasos – Julia, reconociendo al fin su voz, dijo – Saluo – tiro las sabanas inmediatamente y se levantó. Al pararse, vio como la caballero caía al suelo.

Mientras se quedaba sin palabras, Saluo decía – Perdone mi tardanza – Julia, con lágrimas en los ojos – con que al fin apareces. No crees que fue demasiado tiempo el que te tomo – Saluo – Tiene razón, pero he cumplido con su plan al pie de la letra. Ya sólo falta una cosa – Julia – conque era eso. Ya lo sabía, lo último que falta es... – de dirigió junto a Saluo a la salida. Mientras ponían a todos los guardias en la cama de Julia, ella comenzaba a ver que era patético el deprimirse, ya que había hecho la mejor elección al escoger quien era capaz de seguir sus ideales.

Con una sonrisa en el rostro, Julia comenzó a indicarle a Saluo el plan que debían de seguir a partir de este momento para lograr dese4nmascarar a Furgues, aprovechando que este vendría en dos días más. Por lo que no podrían perder mucho tiempo. Con los preparativos que Saluo había realizado, siempre con las instrucciones que le dio durante el camino de regreso al palacio, ya que sabía que si lo dejaba hasta de ultimo podría terminar sin hacer nada. Es por ello que estaba satisfecha de haber previsto este final al regresar. Aunque se le olvido que lo había planeado con antemano, le gusto que Saluo siguiera con todo a pesar que ya no le servía.

Saluo, quien dijo que no la dejaría sola. Ya que al decir que era su ama, es la manera en que muestra su lealtad hacía ella y que no se guía por nada como las palabras o tratos que recibiera por parte de nadie más. Debía de estar atento por si alguien terminara traicionándolos, por lo que le indico a Julia todo lo que paso para poder poner en marcha el plan. Julia, analizando la situación, pudo notar que habría una infiltración de información, por tal razón ideo un plan para beneficiarse de eso.

Ya habiendo pasado los dos días, Julia ya estaba preparada para poner en marcha todo lo que preparó y, sabiendo que la infiltración de la información había pasado, no podía retrasar ni perder ningún detalle del plan que tenía. Pero la cuestión era si Furgues estaba ya en posición ante tal ataque y cuan preparado vendría. Con todo esto en mente, todos los guardias seguían a Julia mientras ella se dirigía con sus padres.

Los reyes, por otra parte, se encontraban arreglando y discutiendo los asuntos respectivos de la guerra. Al ya no poder esperar más tiempo, comenzaban a ver que el atacar sería la última forma de mantenerse aunque significase perder todo. Desde la ida de Julia del reino, comenzaron a surcar rumores acerca de que la familia real pretendía rendirse y vender al reino a manos de Defeig sin poner resistencia alguna. Tras no haber movimiento por parte del rey y la reina por contrarrestar las infiltraciones ni el comenzara a defender el reino, era todo lo que necesitaban para destronar a los reyes sin poner un dedo encima.

Ante la crítica situación en que se enfrentaba el reino, si el plan de Julia no salía exitoso, todo terminaría. Pero, conforme pasaba las horas, la llegada de Furgues era cada vez más precisa. Julia, llegando ante sus padres, se pidió que le permitieran acompañarlos durante la recepción de Furgues. Sus padres, al ver que ella se ofrecía a recibir sin ningún reclamo, aceptaron. La tan ansiosa hora empezaba a llegar. Todos en el palacio comenzaban a movilizarse cada vez más y la atmosfera tensa, cada vez iba siendo más perceptiva. La llegada de Furgues decidiría todo.