Mi Princesa Omega (trilogía trillizos, Libro #2)

Capitulo 3

Llamadas increíbles.

P.O.V. FÉLIX HAMILTON.

-- Ya deja eso -- le quitó el celular a mi beta. -- te estás haciendo adicto a esto.

-- ¡Oye! Yo lo estoy ocupado -- reprocha. -- y es mío. -- recalca.

-- Te lo regresaré cuando termines de decirme lo que debes, sé un buen beta. -- él rueda los ojos. -- dilo ya.

-- Eres malo.

-- Gracias -- respondo y él ríe. -- dime ya que es lo que tienes que decir.

-- Ah, si, el Alpha Williams de Canadá solicita verte, y tú hermana volvió a llamar, ah, y la manada que era del Alpha Hernández ya está siendo sustituida por alguien más pero no sabemos quién es.

-- ¿Para qué me quiere el Alpha Williams?

-- Tuvo una hija, así que me imagino que para eso.

-- ¿Le dijiste a mi hermana lo que te dije?

-- ¿Que no volviera a hablar? Si. Aún creo que eso es malo, eres su hermano mayor, debes de dar un ejemplo.

-- Y ella una niña caprichosa y malcriada, además hizo llorar a Emely.

-- Se que esto no llegara a nada. Aunque según lo que me encontraste Emely se defendió muy bien, amenazado con decirle a su padre.

Sonrió a recordar cómo lo dijo Emely, tan si de ella misma que sabía que si le decía a su padre, iba a ocurrir algo malo, diosa, la amo.

-- Cambiando de tema, me imagino que el Alpha Ethan se encargará de esa manada, solo hay que estar alerta por cualquier caso y si él va a querer algo.

-- Claro, hay que apoyar al suegro. -- me guiña un ojo.

-- Deberías callarte -- ríe.

-- Está bien. ¿Ya me regresaras mi celular?

-- ¿Con quién hablas tanto?

-- Con nadie -- levantó una ceja y enciendo el celular, de inmediato llega una notificación de una chica, Celeste.

¡Claro que sí! ¡Eso me encanta!

-- ¿Quién es celeste y que es le encanta? -- pregunto divertido y él solo se pone rojo.

-- N-nadie. Y dame eso -- me arrebata el celular.

-- ¿Es tu mate?

-- Sí pero…

-- ¿Por qué no me dijiste?

-- Porque siento que te ibas a poner triste porque no puedes estar con Emely como quieres -- me recuesto en la silla.

-- Puede ser, pero es bueno también verla crecer, así puedo saber todo de ella.

-- Ventaja -- se encoge de hombros y río.

-- ¿Cuando la encontraste?

-- Hace una semana, al parecer recién se mudó a esta manada.

-- La quiero conocer.

-- N-no.

-- Oh, si, debo de dar mi visto, además como tú mejor amigo y hermano debo de hacerlo -- él ríe.

-- Será difícil, ella se siente intimidada por ti.

Río, iba a responder pero mi celular comienza a sonar, lo tomo y veo que es una llamada, la foto de Emely con su peluche en brazos aparece en toda la pantalla y una sonrisa se apodera de mi rostro.

-- Oh, es la pequeña Emely, mejor me voy, no quiero escuchar su plática.

-- Claro ven con Celeste. -- él gruñe y yo río, descuelga la llamada y el lindo rostro de Emely aparece, tiene las mejillas rojas y una gran sonrisa.

-- ¡Hola Félix! -- saluda.

Si, ya puede decir mi nombre pero a veces no.

-- Hola princesa. ¿Cómo estás?

-- Muy bien ¿Y tú?

-- Más que bien ahora que llamas -- ella se sonroja y yo sonrió.

-- Te quiero mostrar mi zapatos nuevos. -- siempre me muestra las cosas nuevas que le compran y eso me alegra.

Le da la vuelta a la cámara para poder ver sus pies, mostrado sus zapatos de color rojo y cinta negra.

-- Son muy lindos princesa. -- ella vuelve a enfocar la cámara en su rostro.

-- Grakias Félix. Papá me los compró, es que los otros Nethan los tomó y se los tiró a Chris quién los partió a la mitad. -- dice enojada.

-- Que mal princesa.

-- Sí, pero ahora tengo unos nuevos -- ríe -- ¿Y tú qué has hecho? ¿Ya no te molesta tu hermana?

Sonrió -- No ha venido este mes pero tal vez venga pronto. Además solo he estado en mi despacho haciendo trabajo.

-- ¿Vendrás a mi fiesta de cumpleaños? -- pregunta con un lindo puchero que me roba un suspiro.

-- Claro que sí princesa.

Ella sonríe -- ¿Quie…

-- ¿Con quién hablas? -- se escuchó la voz de su padre interrumpiendo a Emely. -- Emley son las ocho y treinta te mandé a dormir. -- ella vuelve a hacer un puchero. -- oh, no, no hagas eso. -- Emely no quita su puchero y mi lobo se mueve inquieto -- dame eso. 

-- Papá… -- el celular es arrebatado de las manos de Emely y me deja ver a su padre, quien no más ve que soy yo pone una mala gana.

-- Como no deberias ser tu…

-- Yo lo llame -- excusa rápidamente Emely.

-- Alpha -- comienzo pero él me interrumpe.

-- Su hora de dormir es a las ocho y media, no me importa que llame a quien, ella debe de estar durmiendo. -- cuelga la llamada.

Yo solo quería hablar con ella.

***

Me despierto por la estúpida melodía de mi celular, anoche me quedé trabajando hasta tarde ya que no podía dormir y adelante trabajo.

Contesto la llamada sin fijarse quién es.

-- ¿Qué? -- pregunto enojado.

-- ¿Estás enojados konmigo? --  mis ojos se abren en grande al reconocer la dulce voz de Emley. -- pe-pero yo no he hecho nada -- lloriquear y entró en pánico.

-- No, no eso princesa. -- excuso.

-- ¿Por qué no me quieres? -- llora y mi corazón se retuerce ante eso, me siento en la cama queriendo arreglar en lo que me metí.

-- Yo si te quiero linda, no estoy enojado contigo, solo es que estaba dormido.

-- ¿No estás enojado konmigo? -- pregunta.

-- No, no, princesa, es que no me fijé que eras tú.

-- No me gusta que me hables así -- ya me la puedo imaginar con un puchero.

-- Si, lo siento princesa, no lo volveré hacer.

-- ¿Me lo prometes?

-- Te lo prometo linda. -- ella suspira.




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