Llamadas increíbles.
P.O.V. FÉLIX HAMILTON.
-- Ya deja eso -- le quitó el celular a mi beta. -- te estás haciendo adicto a esto.
-- ¡Oye! Yo lo estoy ocupado -- reprocha. -- y es mío. -- recalca.
-- Te lo regresaré cuando termines de decirme lo que debes, sé un buen beta. -- él rueda los ojos. -- dilo ya.
-- Eres malo.
-- Gracias -- respondo y él ríe. -- dime ya que es lo que tienes que decir.
-- Ah, si, el Alpha Williams de Canadá solicita verte, y tú hermana volvió a llamar, ah, y la manada que era del Alpha Hernández ya está siendo sustituida por alguien más pero no sabemos quién es.
-- ¿Para qué me quiere el Alpha Williams?
-- Tuvo una hija, así que me imagino que para eso.
-- ¿Le dijiste a mi hermana lo que te dije?
-- ¿Que no volviera a hablar? Si. Aún creo que eso es malo, eres su hermano mayor, debes de dar un ejemplo.
-- Y ella una niña caprichosa y malcriada, además hizo llorar a Emely.
-- Se que esto no llegara a nada. Aunque según lo que me encontraste Emely se defendió muy bien, amenazado con decirle a su padre.
Sonrió a recordar cómo lo dijo Emely, tan si de ella misma que sabía que si le decía a su padre, iba a ocurrir algo malo, diosa, la amo.
-- Cambiando de tema, me imagino que el Alpha Ethan se encargará de esa manada, solo hay que estar alerta por cualquier caso y si él va a querer algo.
-- Claro, hay que apoyar al suegro. -- me guiña un ojo.
-- Deberías callarte -- ríe.
-- Está bien. ¿Ya me regresaras mi celular?
-- ¿Con quién hablas tanto?
-- Con nadie -- levantó una ceja y enciendo el celular, de inmediato llega una notificación de una chica, Celeste.
¡Claro que sí! ¡Eso me encanta!
-- ¿Quién es celeste y que es le encanta? -- pregunto divertido y él solo se pone rojo.
-- N-nadie. Y dame eso -- me arrebata el celular.
-- ¿Es tu mate?
-- Sí pero…
-- ¿Por qué no me dijiste?
-- Porque siento que te ibas a poner triste porque no puedes estar con Emely como quieres -- me recuesto en la silla.
-- Puede ser, pero es bueno también verla crecer, así puedo saber todo de ella.
-- Ventaja -- se encoge de hombros y río.
-- ¿Cuando la encontraste?
-- Hace una semana, al parecer recién se mudó a esta manada.
-- La quiero conocer.
-- N-no.
-- Oh, si, debo de dar mi visto, además como tú mejor amigo y hermano debo de hacerlo -- él ríe.
-- Será difícil, ella se siente intimidada por ti.
Río, iba a responder pero mi celular comienza a sonar, lo tomo y veo que es una llamada, la foto de Emely con su peluche en brazos aparece en toda la pantalla y una sonrisa se apodera de mi rostro.
-- Oh, es la pequeña Emely, mejor me voy, no quiero escuchar su plática.
-- Claro ven con Celeste. -- él gruñe y yo río, descuelga la llamada y el lindo rostro de Emely aparece, tiene las mejillas rojas y una gran sonrisa.
-- ¡Hola Félix! -- saluda.
Si, ya puede decir mi nombre pero a veces no.
-- Hola princesa. ¿Cómo estás?
-- Muy bien ¿Y tú?
-- Más que bien ahora que llamas -- ella se sonroja y yo sonrió.
-- Te quiero mostrar mi zapatos nuevos. -- siempre me muestra las cosas nuevas que le compran y eso me alegra.
Le da la vuelta a la cámara para poder ver sus pies, mostrado sus zapatos de color rojo y cinta negra.
-- Son muy lindos princesa. -- ella vuelve a enfocar la cámara en su rostro.
-- Grakias Félix. Papá me los compró, es que los otros Nethan los tomó y se los tiró a Chris quién los partió a la mitad. -- dice enojada.
-- Que mal princesa.
-- Sí, pero ahora tengo unos nuevos -- ríe -- ¿Y tú qué has hecho? ¿Ya no te molesta tu hermana?
Sonrió -- No ha venido este mes pero tal vez venga pronto. Además solo he estado en mi despacho haciendo trabajo.
-- ¿Vendrás a mi fiesta de cumpleaños? -- pregunta con un lindo puchero que me roba un suspiro.
-- Claro que sí princesa.
Ella sonríe -- ¿Quie…
-- ¿Con quién hablas? -- se escuchó la voz de su padre interrumpiendo a Emely. -- Emley son las ocho y treinta te mandé a dormir. -- ella vuelve a hacer un puchero. -- oh, no, no hagas eso. -- Emely no quita su puchero y mi lobo se mueve inquieto -- dame eso.
-- Papá… -- el celular es arrebatado de las manos de Emely y me deja ver a su padre, quien no más ve que soy yo pone una mala gana.
-- Como no deberias ser tu…
-- Yo lo llame -- excusa rápidamente Emely.
-- Alpha -- comienzo pero él me interrumpe.
-- Su hora de dormir es a las ocho y media, no me importa que llame a quien, ella debe de estar durmiendo. -- cuelga la llamada.
Yo solo quería hablar con ella.
***
Me despierto por la estúpida melodía de mi celular, anoche me quedé trabajando hasta tarde ya que no podía dormir y adelante trabajo.
Contesto la llamada sin fijarse quién es.
-- ¿Qué? -- pregunto enojado.
-- ¿Estás enojados konmigo? -- mis ojos se abren en grande al reconocer la dulce voz de Emley. -- pe-pero yo no he hecho nada -- lloriquear y entró en pánico.
-- No, no eso princesa. -- excuso.
-- ¿Por qué no me quieres? -- llora y mi corazón se retuerce ante eso, me siento en la cama queriendo arreglar en lo que me metí.
-- Yo si te quiero linda, no estoy enojado contigo, solo es que estaba dormido.
-- ¿No estás enojado konmigo? -- pregunta.
-- No, no, princesa, es que no me fijé que eras tú.
-- No me gusta que me hables así -- ya me la puedo imaginar con un puchero.
-- Si, lo siento princesa, no lo volveré hacer.
-- ¿Me lo prometes?
-- Te lo prometo linda. -- ella suspira.