Mi Princesa Omega (trilogía trillizos, Libro #2)

Capitulo 11

En este capítulo Emely tiene 14 años de edad.

 

 

 

Una broma puede salirse de las manos 

P.O.V. EMELY SCOTT.

Corro saliendo de mi habitación, bajó las escaleras rápido y corro por el pasillo hasta llegar al despacho de mi papá. Abro la puerta sin tocar, él está detrás del escritorio como siempre cuando entró, levanta la cabeza cuando oye mi risa. Sonrío más.

-- ¿Te gusta? -- pregunto y doy una vuelta  con mi talón, él sonríe.

-- Te queda perfecto Emely -- sonríe.

-- Mamá me lo compro -- le hago saber y él sonríe.

-- Mamá hizo una buena elección pero debes llevar zapatos -- señala con su lapicero mis pies y yo río.

-- Pero soy linda ¿Verdad? -- hago un puchero y él ríe pero asiente con la cabeza, me acerco y me coloco a un lado de él. 

-- Con 14 años ya eres todo un problema -- sonrió -- pero qué bien que sólo el mío ¿Verdad? 

-- Si. -- él ríe -- me iré a cambiar sólo quería enseñarte mi vestido.

-- Está bien, ya será hora de la cena, deberías darte un baño.

-- Vale -- salgo del despacho.

-- ¡Y ponte zapatos! -- los escucho gritar.

Subo las escaleras y llegó a mi habitación, cierro la puerta y busco mi celular entre todo el destare que tengo en mi escritorio, se supone que estoy haciendo una maqueta con Nethan pero él se aburrió y se se fue a dormir, al menos ya llevamos la mitad del sistema solar.

Encuentro mi celular debajo de unos papeles y me siento en mi cama, busco entre los contactos a Félix y al encontrarlo lo llamo, me lo llevó a la oreja y espero a que conteste.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos. Cuatro tonos. Cinco tonos. Seis tonos. Siete tonos. Ocho tonos. Nueve tonos. Diez tonos.

No contesta y cuelgo, vuelvo a intentarlo un par de veces pero tampoco, giró el celular a mi almohada y me cruzo de brazos. Félix siempre contesta mis llamadas pero desde ayer no lo hace.

Suspiro y me levanto de la cama para así darme una ducha rápida, quiero ayudarle a mamá a cocinar y así papá estará feliz, ha estado muy estresado estos días.

Me pongo un vestido cómodo se color marrón y de tirantes, amo los vestidos, son lo mejor de lo mejor y papá dice que me hace ver como una princesa, como su princesa y me gusta serlo.

Salgo de la habitación y bajó las escaleras, me dirijo a la cocina donde mamá ya está comenzado a hacer la cena.

-- ¿Te puedo ayudar en algo? -- le preguntó y ella levanta la mirada de lo que está lavado y sonríe, papá siempre dice que los tres tenemos la sonrisa de mamá y que le encanta eso.

-- Claro cariño, ven, haremos chuletas, arroz y ensalada.

Me acerco a ella -- a papá no le gusta la ensalada.

-- Oh, esta se la tendrá que comer porque sino no hay postre -- río y ayuda a picar las verduras.

Me gusta cocinar con mamá, aunque antes era un total desastre para esto, he practicado más y me sale mucho mejor.

Después de dos horas la cena ya está lista y servida en la mesa, Chris es el primero en llegar y tomar asiento. Nethan llega después medio dormido y papá detrás de él. 

-- Nethan te dije que no te durmieras -- le reclama mamá y Nethan sólo sonríe.

-- Es que la cama se veía tan cómoda.

-- Hijo, tu hasta en el suelo te duerme -- dice papá mientras se sienta y río.

La cena pasa rápido, ya que ellos comen sin no han comido en todo el día aunque mi mamá sonríe encantada de ver cómo devoran la comida. Pero siempre papá al ver la ensalada en su plato le iba a reclamar a mamá pero con una sola mirada de ella, él se quedó callado.

Hoy es el turno de Nethan de ayudar a mamá a limpiar la mesa y lavar los trastes, así que yo corro a mi habitación para ver mi celular.

Una sola llamada perdida de él,  ruedo los ojos, es como si se olvidará que cada día hacemos llamadas.

Dejo el celular a un lado y me pongo el pijama, tengo que seguir con algunos deberes pendientes que tengo todavía. Me siento en mi silla frente al escritorio que está enfrente de la ventana, así puedo ver el bosque y a veces veo como Chris y Nethan juegan fútbol y les tiró agua.

Comienzo a hacer mi tarea de matemáticas, una de las materias que más odio desde que se mezclaron letras. Miro de reojo mi celular que está en la cama pero no pasa nada, cansada me levanto y lo tomó.

Intentó marcar una vez más a Félix pero con esta hasta el último tono.

-- ¿Hola? -- se le escucha agitado.

-- Félix, soy Emely.

-- Ah, Hola princesa -- se escuchan algunas voces pero no logró entender qué está diciendo.

-- ¿Por qué no me has llamado? -- le reprochó.

-- He estado ocupado y no me he fijar… -- una voz detrás de él lo corta, no logró de nuevo escucharlo bien me imagino que tapó el micrófono.

Me quedo un par de minutos así hasta que vuelve a hablar.

-- Perdón, Emely -- se apresura a decir.

-- ¿Estás ocupado? 

-- Algo.

-- Podemos hablar después -- digo y hago un puchero aunque él no pueda ver.

-- No, así está bien, después lo solucionaré.

-- ¿Qué hacías?

-- Sólo unos tratos en Londres.

-- ¿Estás en Londres? -- preguntó sorprendida.

-- ¿No te lo dije?

-- No -- Hay unos segundos en silencio.

-- Estoy en Londres -- dice finalmente y yo pongo mala cara.

-- Sería mejor saberlo cuando lo tienes planeado, no cuando ya estás ahí.

-- Se me olvidó, perdón. ¿Y tú no tienes nada que decir?

Mi mente me hace hacerle una broma, una que tal vez no le guste para nada, Félix es igual de celoso que papá y Chris cuando un chico se me acerca, sólo Nethan lo toma con más calma.

-- Conocí a alguien -- hago que mi voz suene emocionante, aunque  realmente sólo me la paso con mis hermanos ya que en el Instituto sólo me busca por ellos.




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