Mi Princesa Omega (trilogía trillizos, Libro #2)

Capítulo 22

Primer beso.

P.O.V. EMELY SCOTT. 

Entró a la habitación, falta poco para que le de él alta, sólo quiere vigilarlo un poco más de tiempo ya que la droga que estaba en su organismo hacía que se volviera débil y eso pudo llegar a matarlo con lo que le hacían. También dijeron que tuvo suerte al encontrarlo antes ya que estaba en medio del bosque.

Le pregunté sobre eso y sólo me respondió que no supo cómo llegó allí, que cuando ya estaba consistente, estaba encerrado aquí y al otro momento me vio. Así que para él todo fue confuso en algunos momentos.

Suspiro y cierro la puerta para acercarme a sentarme en el pequeño sofá, él sólo me observa y como de costumbre mis mejillas se ponen rojas, aún no lo controló.

-- Papá me llevará de nuevo a la manada mañana -- Lo miro y tiene los ojos entrecerrados -- se que dije que me quedaría contigo pero papá tiene miedo a que me pase algo con los ataques que han habido.

-- ¿Ataque? -- pregunto.

-- Desde hace unos meses unos vampiros han atacado a algunas manadas, incluso Nethan fue atacado por uno. Y papá quiere tenernos a los tres a salvo -- asiste con la cabeza -- ¿Estarás bien?

Lo tomó del brazo y él sonrió -- Estaré bien.

-- Oscar está aquí, contigo ¿Está bien eso?

-- Si.

-- Bien, tengo que ir empacar ya que papá me quiere llevar con urgencia. Luego te dará el alta, ya hablé con el doctor.

Me levanto del sillón y lo abrazo, así poder embriagarme de su aroma una vez más o al menos hasta que lo vea de nuevo y espero que sea pronto.

-- Podrás llamarme si necesitas algo.

-- ¿Y si es a ti? -- mis mejillas se ponen rojas.

-- Bueno, para eso tendrás que esperar.

-- Ojalá no sea mucho -- sonrió.

-- ¿Te puedo preguntar algo? -- No responde por unos segundo -- No es algo malo -- levanto mi cabeza para poder verlo.

-- Si -- dice finalmente.

-- ¿Desde cuándo lo supiste? -- le pregunto y él sabe a lo que me refiero.

Se me queda viendo por unos segundos -- Desde que tenías cinco meses.

-- ¿Por qué nunca me lo dijiste? 

-- Porque se suponía que el día de tu transformación lo ibas a saber. Pero nada salió como se tenía planeado. 

-- ¿Quien más lo sabe?

-- Sólo los necesarios.

-- Esa no es una respuesta -- Sólo se encoge de hombros -- Una última pregunta. ¿A qué huelo?

-- ¿Por qué quieres saber eso? 

-- Te lo dije una vez, mi pareja me tiene que decir a qué huelo para él y tú sólo te reíste  -- Félix niega con la cabeza con una sonrisa.

-- Eres muy curiosa ¿Lo sabías?

-- Tu te encargas de decírmelo siempre.

-- Por qué es la verdad -- ruedo los ojos.

-- Responde a mi pregunta.

Mira el techo de la habitación y espera unos seguros para responder.

-- Vainilla.

Sonrío feliz, lo miro aunque él no lo hace sigue mirando el techo y una idea se me cruza la mente, hay algo que quiero hacer.

-- Cierra los ojos -- le pido.

Eso hace que mire extrañado -- ¿Por qué? -- pregunta desconfiado así que voy a sacar provecho de eso.

Pongo un puchero y eso hace que cambie su rostro -- ¿Acaso no confías en mí?

Se resiste unos segundos hasta que suspira y cierra los ojos.

-- Si está vacuna te jur… -- lo interrumpo.

-- No es nada malo o eso opinión yo.

Ya no dice nada pero aún sigue con los ojos cerrados.

-- Después de esto me iré -- le digo.

-- ¿Por qué?

-- Sólo calla -- suspira pero aún no los abre, sonrió.

Me acerco un poco hasta que mi nariz roza la suya, él suspira y yo sonrío. Hago que nuestros labios se rocen y él vuelve a suspirar, hasta que por fin los uno. El beso es tierno y soy yo quien lo lleva, llevo mis manos a su pecho y él lleva una de la suyas a mi cintura. Diosa Luna, él beso sabe tan bien, es perfecto.

Me alejo un poco y él aún tiene los ojos cerrados, sonrió y dejó un último beso en sus labios haciendo que vuelva a suspirar, me levanto y salgo de la habitación cerrando la puerta de atrás de mi.

Me recargo en la puerta y llevó una de mis manos a mis labios, rosado con los dedos, mis mejillas están calientes y también rojas.

***

-- ¿Por qué es sonrisa? -- pregunta mamá.

-- ¡No quiero saber! -- dice papá mientras arranca el carro, mamá ríe.

-- Tiene 18 años -- defiende mamá pero papá sólo gruñe y yo río.

Oscar se quedó con Félix, me mandó un mensaje antes de subirme al avión y se puso a hacer broma porque Félix tenía una sonrisa.

Ya sonríe cuando está con Oscar y habla con él, aunque aún gruñe y si alguien entra a la habitación y está sonriendo pone mala cara, incluso se la puso a mi papá y él sólo rodó los ojos.

-- Casi 19 -- digo y eso hace que papá ruede los ojos.

Me acerco en medio de los asientos y miro a mi papá, que está muy concentrado en el camino, sonrió.

-- Soy tu dulce ¿No? -- papá sonríe.

-- Si, mi dulce -- le dejó un beso en la mejilla y mamá ríe.

Él camino a la manada es tranquilo, mamá pone algo de música provocando que yo cante junto a ella y papá ria.

Al llegar a la manada soy la primera en bajar del carro, puede que mi humor no haya cambiado desde lo que hice con Félix. Suspiro y abro la puerta de la mansión.

-- ¡Llegamos! -- anuncia mi mamá, camino a la sala y Chris ya está ahí.

Mamá corre a abrazarlo como cuando no nos ve por días, Chris se queja unos segundos hasta que se deja abrazar y besar de mi mamá con una sonrisa.

-- Hola familia -- saluda Nethan al entrar, veo a Joseline que se queda atrás de él.

-- Mi niño -- mamá corre abrazar a Nethan y Chris pone una mueca de indignación.

-- Que rápido me cambias mamá -- se queja Chris y papá suelta una carcajada.

-- Él es su favorito -- les digo y Chris me pone mala cara.

Mamá mira a Chris sin dejar de abrazar a Nethan -- Tú te quejas que te abrace y que no te abrace, decide hombre -- mamá deja un beso en la mejilla de Nethan y luego mira a un lado de él, donde está Joseline.




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