Mi Princesa Omega (trilogía trillizos, Libro #2)

Capitulo 29

En busca de algo importante.

P.O.V. FÉLIX HAMILTON.

-- Iré a dejar esto, me quiero ir ya -- dice el alpha Scott -- No aguanto estar más aquí.

-- Le dije que podría venir sólo.

-- Oh, si, pero tanto como mi hija y mi esposa me iba a matar.

Caminamos hasta el local de correo para dejar unas cartas, firmar algo y volverlo a andar pero necesito hacer algo y por eso quería venir sólo.

-- Necesito comprar algo -- digo y ambos nos detenemos.

-- ¿Qué cosa? Odio estar aquí.

No lo culpo, estamos en la plaza de la ciudad, pero también aquí es donde están las mejores joyas y necesito comprar una y no creo que el padre de mi pareja me quiera acompañar con mucha felicidad.

-- Ah… bueno… es que…

Él me ve extrañado -- ¿Qué es lo quieres comprar como para que estés nervioso?

-- Un anillo.

-- ¡¿Qué?! -- varias personas se nos quedan viendo pero al alpha sólo ve con los ojos abiertos.

-- Lo he estado pensa…

-- ¿Por eso quería venir solo?

-- Pues sí.

Suspiró dramáticamente al igual que hace Emely cuando algo no le gusta -- Pensé otra cosa y estaba a punto de golpearte. 

-- ¿Qué c…? ¿Creí que había engañado a Emely?

-- Pues eres todo un amargado.

-- Espere 17 años ¿Por qué la iba a engañar? -- pregunté indignado. 

-- Yo que sé, así son los jóvenes de hoy día.

-- Pero si estoy viejo.

-- Ni me lo recuerdes.

-- Usted tampoco es muy joven que digamos -- me defiendo.

-- Oye -- se queja -- así no se le habla al suegro. Bien, te ayudaré y para que lo sepas me duele que no me dijeras -- comienza a caminar y lo sigo.

-- ¿A dónde vamos? ¿Qué no la joyería está por ahí? -- señaló a mi espalda.

-- Félix, ahí no vas a encontrar nada, mejor sigueme, yo busque como en tres tiendas un anillo para mi esposa.

-- Bueno… pero presiento que será difícil encontrar el anillo perfecto de Emely.

-- Que bueno que iré contigo. Vamos, iremos por Lukas.

-- ¿Por qué?

-- Porque él me ayudó a mi.

Caminamos hasta regresar al estacionamiento donde Lukas está en el asiento del piloto.

-- Al fin -- dice cuando subiremos al carro.

-- No te quejes -- reprocha el alpha -- hay que ir a una joyería.

-- ¿A cuál? ¿Y para qué?

-- Para comprar una vaca, Lukas -- sonrió divertido y Lukas sólo mira mal al alpha -- ¿A qué se va a una joyería?

-- No es gracioso -- reprocha.

-- Félix comprará un anillo para Emely.

Lukas me voltea a ver sorprendido y regresa su mirada al alpha.

-- ¿Y tú ya lo probaste?

-- ¿Por qué diría que no? Al final siempre son parejas ¿No? Y ya es hora de que Emely se vaya.

Lukas frunce el ceño y le pone una mano en la frente -- ¿Estás bien? Estamos hablando de su dulce, de quien hizo reglas para su pareja.

Oh, no me acordaba de esas reglas.

El alpha de mala gana le quita la mano -- ¿Qué supone que voy a hacer? ¿Decir que no y quedar como el malo? Además, ellos ya están grandes, ya es hora de que vayan.

No se si todavía se acuerda que estoy aquí, pero si quieres suelto un par de gruñidos que hacen que paren de discutir.

-- Oye, no se le gruñe a tu suegro -- reprocha el alpha y luego se dirige a Lukas -- Conduce ya. Que Lexie hará chuleta de cenar.

Lukas comienza a conducir quejándose por el GPS ya que Alpha había puesto la dirección. La cabeza comienza a doler y espero no cometer una locura. Mi lobo es como si comenzara con pequeños susurros que si no logró callarlos llegará a ser más fuerte la voz y terminaré  haciendo algo de lo que me arrepentire.

-- Llegamos -- avisa Lukas, miro el lugar.

Los tres nos bajamos de la camioneta, es una joyería grande, por la vitrina se puede observar algunos anillos.

-- ¿Te acuerdas cuando venimos? -- pregunta Lukas al alpha.

-- Como no, me hiciste burla -- río -- hay que entrar, Félix tu hablará, es tu novia.

-- Pero es su hija.

-- Por eso estoy como una segunda opción y este -- apunta a Lukas -- como un estorbo.

-- Y recuerda no gruñir.

Me tomó de los hombros y hace que entremos a la joyería, los tres nos quedamos observando la vitrina que tiene llena de cosas. Diosa, son muchas cosas.

-- Bienvenidos ¿En qué puedo ayudarlos? -- pregunta una señora.

-- Busco anillos de compromisos -- respondo.

-- Oh, tiene suerte, este día hemos traído algunos nuevos, por aquí.

Los tres la seguimos hasta estar enfrente de cientos de anillos de diferentes formas y tamaños ¿Tengo que elegir uno de todos esos? Yo sólo por Internet he mirado anillos.

Comienzo a sentirme algo incómodo y nervioso, estaba apunto de dar media vuelta y salir corriendo pero el Alpha está detrás de mí.

-- Tienes miedo -- afirma -- Si no estás seguro no tienes que comprarlo, Félix.

-- Estoy seguro… es sólo que son muchos -- observó de nuevo todos los anillos.

-- Es frustrante, lo sé. Pero busca aquel anillo que al instante te haga pensar en ella, aquel anillo que sabes que fue hecho para ella.

-- ¿Y cómo estaré seguro que es el indicado?

-- Lo sabrás cuando lo veas, podemos ir a otro lugar si quieres, tenemos mucho tiempo sólo quiero llegar para la cena.

Comienzo a observar detalladamente cada anillo, hay algunos que tiene demasiados diamantes que me hace pensar que es más para mostrarlos que al verlos sólo me imagino la cara de irritación de Emely.

Algunos anillos tienen forma como de corazón o de flores, son muy bonitos. La señora que nos recibió me enseñe algunos pero todos los rechace al final el alpha le dice que la llamaremos cuando estemos seguros.

Mi vista termina en un anillo que está casi al final de la vitrina, tiene la forma de una flor con algunas hojas, tiene diamantes pero no tantos como para que se irrite que sea demasiado, es de color dorado, lo miro fijamente y es como si pudiera ver su sonrisa.




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