Mi Princesa Omega (trilogía trillizos, Libro #2)

Capítulo 35

Un año después.

P.O.V. EMELY SCOTT. 

Es sorprendente lo que puede pasar en un año, grandes momentos, discusiones, derrotas y victorias.

Un año, hace meses me casé con Félix, no fue una gran boda, fue pequeña y sólo estuvieron familia y amigos. Felix invitó a su hermana pero ella se negó porque está en contra que Yo sea su pareja.

Ella vino, una semana después, ni Félix, ni yo sabíamos que vendría, yo la recibí y lo hice con todo el gusto pero ella sólo se encargó de gritarle que tenía la culpa de que Félix desapareció todo un año.

Estuve a punto de sacar a patadas de mi hogar cuando Félix llegó, Esmeralda de inmediato dijo muchas cosas sobre que éste a juntos estaba mal, Félix se enojó tanto que tuve que calmarlo.

Luego, discutimos por eso, creo que Esmeralda desató todo aquellos problemas que nunca tuvimos, tanto que hizo que nos dejáramos de hablar por un día, no aguantamos más y terminamos pidiendo perdón ambos por todo.

Y hoy, tengo un excelente regalo para mí Félix, hemos hablado sobre tener hijos, ambos estuvimos de acuerdo pero como actualmente él ha estado muy ocupado haciendo un trato con una manada, quería ayudar y esa fue la mejor manera que encontró.

Llevó la pequeña caja blanca conmigo, todo la puerta de su despacho y no tardó en escuchar un adelante, abro la puerta y entró, Félix levanta la mirada al notarme.

-- ¿Pasa algo? -- pregunta mientras deja a un lado todos los papeles.

-- Te tengo algo -- caminó hasta donde él, quedado a un lado y le extiendo la caja.

-- ¿Un regalo? ¿Por qué? ¿Acaso hoy es nuestro aniversario? -- vi el pánico en su última pregunta y río.

-- No, todavía faltan un par de meses -- respondo divertida -- Sólo quería darte algo.

Me siento en su escritorio y me ve extrañado, al final suspira y deshace el listón, abre la caja y saca la pequeña camisa doblada de color azul.

-- ¿Una camisa pequeña? -- pregunta confundido y dejó que la extienda.

Se queda embobado viendo la camisa, una que tiene escrito "Tengo el mejor papá del mundo", me muerdo el labio nerviosa. Hasta que me mira.

-- A-ah ¿Es encerio? -- pregunta asiento con la cabeza -- oh por la Luna.

Se levanta y me abraza levantándome del escritorio y río mientras me sujeto de su cuello y enrolle mis piernas en su torso.

-- Te amo mucho, Emely -- dice mientras me menea de un lado para otro y yo no paro de reír.

-- Yo también te amo mucho, Félix -- respondo.

Él me deja en el piso y se arrodilla quedando cerca de mi vientre, pegado la oreja y río.

-- No escuchas nada -- digo -- todavía es pronto -- paso mi mano por su cabello.

-- Lo haré cada día hasta que esté en mi brazos -- se levanta y vuelve a abrazarme -- Pienso contarle a todos sobre esto -- río mientras él deja besos por todo mi rostro -- oh, ¿Y si es una niña? No la dejaré salir -- niega.

-- Si la dejaremos salir.

-- ¿Y si es un niño? Yo era muy desobediente de pequeño -- vuelvo a reír.

-- Ya veremos, cuando nazca, apenas y sabemos que estoy embarazada.

-- Y es un largo camino, Emely.

-- Será tú quién me aguante -- sonrió pero aún con eso la sonrisa de Félix no se va.

-- Oh, lo haré con gusto -- vuelve a besar mi rostro -- Te consistirá en todo. Te amo y amare mucho al bebé.

***

--  Yo lo quiero -- pido por tercera vez pero Félix niega.

-- La doctora dijo que no debes comer chile -- hago un puchero y me cruzo de brazos.

Tengo dos meses de embarazo y Félix está atento a todo lo que hago y como, una vez me encontró comiendo arroz con mucho chile, me lo quitó y me regaño pero que culpa, sabe bien.

Y ahora no me quiere dejar comer chile por todo el embarazo e incluso la semana pasada le dijo a la doctora pero es que el chile se ve tan delicioso.

-- No te lo daré -- dice -- tenemos que ir donde la doctora.

Me ofende su mano pero yo indignada volteo a ver a otro lugar, yo quiero mi chile.

-- Emely… -- Lo ignoro y me levanto yo sola.

Bajo las escaleras, escucho sus pasos detrás de mí pero lo ignoro cuando vuelve a llamarme, salgo de nuestro hogar y me subo al carro donde un guardia ya tenía la puerta abierta para mi. Algo pedido por Félix.

Félix tarda en subir al carro y cuando lo hace volteo a ver a la ventana, él pone algo enfrente de mi haciendo que mire lo que es.

Es una barra grande chocolate junto a un pequeño bote de helado, mis ojos brillan con sólo verlo y no dudo en tomarlo. Escucho su risa.

-- Te odio -- murmuró mientras comienzo a comer el helado.

-- Y yo te amo, amor mío.

Terminó hablando de todo, si, así de rápido se me pasa y más si me da comida y él lo sabe. No tardamos en llegar al hospital, hoy me dirá su género.

-- y pienso pintar todo -- digo -- además, mañana vienen mis hermanos, aunque Chris sigue indignado por que no se lo dije primero -- ambos reímos.

Félix me ayuda a bajar del auto, sonríe y me limpia el rostro, rayos, de nuevo me manche todo con el chocolate.

-- Ven -- me toma de la mano, sigo hablando hasta por los codos, aunque Félix parece feliz con eso, creo que este embarazo me está haciendo hablar mucho.

Llegamos al consultorio de la doctora, la doctora comienza a hablar de nuevo sobre lo que debo debo de comer y lo que no. A decir verdad, me perdí en mis pensamientos hasta que Félix me movió el brazo.

-- ¿Ah? -- ambos ríen.

-- Que es momento de saber sobre el bebé -- dice señaló la camilla detrás de nosotros.

-- Ah, s-si. -- Félix me ayuda a subir a la camilla y bajarme la falta, la primera vez Félix no dejaba de gruñir.

-- Veamos -- deja caer gel en mi vientre y luego lo esparce con el aparato -- Felicidades, son dos.

-- ¡¿Dos?! -- pregunté levantándome un poco.

-- Pero usted había dicho que sólo era uno -- dice Félix.




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