Mi profesor 2

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- Pero hija, no entiendo porque tanto secretismo, me parece estupendo que hayas encontrado un noviete

Durante las próximas horas mi amada madre se dedicó a taladrarme la cabeza intentando rascar algún tipo de información sobre quien era ese misterioso novio, como se llamaba, donde lo había conocido y porque no la dejaba llevarme esta tarde a verle.
Al final tuve que decirle lo que ponía en la nota, quitando claro está todo lo demás, que no era poco. Decidí que ya que Alex me había hecho el flaco favor de enviar las rosas y encender la alarma de mi madre, usaría ese detalle para confesarle al fin que estaba saliendo con alguien. Era un paso que tenía que tomar y de cierta forma me liberó, ya no tenía que esconderle que iba a verle, a pesar de que ella creyera que era un chico de mi clase con, como mucho, dos años más que yo. La parte mala de la historia es que ahora tendría que duplicar el cuidado en relación a Alex, porque la detective que me había engendrado no se iba a conformar con saber solo eso. La parte buena es que tenía a alguien que me aconsejara a la hora de vestir, un motivo para querer comprarme ropa bonita y una explicación a los momentos de felicidad extrema y llanto descontrolado.

Había decidido, después de mucho pensarlo, ir al encuentro de esta tarde. Podría intentar convencerme de que era porque estaba siendo madura, había un problema y quería resolverlo cuanto antes, pero Alex no estaba delante y no podía engañarme a mi misma, había accedido a ir para poder cantarle las 40 a él, mostrarle todo mi odio y rabia y exigir una explicación que me convenciera lo suficiente para poder estar nuevamente bien con él. Mas le valía currarselo bien.

Llegué a la hora indicada en la nota y para mi sorpresa el parque estaba vacío, no era muy tarde y el sol aún brillaba, el tiempo era agradable para ser invierno pero ni rastro de gente. Incluso llegué a pensar que Alex había pagado al barrio entero para que no saliera ese día de casa y así estar solos, pero me di cuenta de que había visto demasiadas películas de amor o de miedo.
Divagando en esas teorías tardé en darme cuenta de que desde hacía unos segundos había dejado de estar a solas, a lo lejos un hombre había girado la esquina y venía dirección a donde me encontraba. A medida que se acercaba me di cuenta de que era un moreno alto y delgado, con una media melena a lo galán de pasión de gavilanes que le daba un aspecto tremendamente sexy y un bronceado que solo podía venir de haber estado meses en una playa paradisíaca en el Caribe. Tendría unos 25 años y llamaba bastante la atención por la belleza tan exótica que tenía. Menudo pibón, era imposible que fuera del pueblo. Seguía caminando directo a mí como si ni siquiera me estuviera viendo si no fuera porque sus ojos color miel miraban directamente hacía mí. ¿Quien era ese monumento y si me conocía, como era posible que no me acordara de él? Mi sorpresa inicial por su belleza se vio sofocada por un repentino miedo.
Llegó hasta donde estaba yo y se paró directamente delante de mi, no era tan alto como me pareció ver.

- Hola, Alicia- Su tono de voz me resultó por un segundo familiar.

Para quien aún no me conozca, soy una chica bastante impulsiva. En una determinada situación puedo actuar de distintas formas y casi siempre escojo la peor de todas. Esa fue una de esas veces. Como si de un movimiento preparado se tratara, golpeé con toda la fuerza que logré reunir en mi rodilla la entrepierna del hombre que tenía delante y acto seguido, me puse a correr como si mi vida dependiera de ello. Al menos así lo creía. En cuestión de segundos decidí que lo más inteligente sería ir hacia una dirección en donde pudiera encontrar a alguien para pedir ayuda, es decir, de donde había venido mi raptor. Siempre que había visto una película de secuestros, el o la chica acababa tomando la peor decisión y metiéndose en un callejón sin salida en el que el secuestrador acababa encontrándola. Yo no sería tan tonta. Con toda la potencia que me dejaban mis pulmones aceleré en esa dirección dejando a atrás al desconocido que estaba agachado, con las manos en su parte intima ahogando el grito debido al dolor de mi golpe. En ese momento todo mi cuerpo estaba temblando y un profundo miedo recorría cada centímetro de mi cuerpo, lo cual me ayudaba a correr más deprisa y tener más potencia.
Nunca pensé que algo así podría pasarme a mi. Mi pueblo era muy pequeño y jamás habían secuestrado a ninguna joven. Siempre veías noticias así por la tele y mi madre más de una vez nos había alertado de que hacer en esas situaciones, pero es algo que crees que no pasa nunca y para la que realmente no te preparas. Me giré un segundo para ver al hombre y me di cuenta de que ya se había levantado y venía dirección a mi mucho mas lento de lo esperado, para querer raptarme no tenía una pizca de prisa. Quizás mi golpe había sido realmente fuerte y le había dejado con problemas para correr.

De repente choqué contra algo, caí de espaldas golpeándome la cabeza directamente contra el suelo. El dolor era insoportable y me daba vueltas todo. Cuando conseguí mirar hacía arriba para ver que es lo que me había derribado me di de cara con unos ojos azulados grises que si no fuera por lo enamorada que estaba de ellos me habría costado el doble saber a quien pertenecían

- ¿Se puede saber que estas haciendo?

Alex me sujetó los brazos ayudándome a levantar. Mi cabeza seguía dando vueltas debido al golpe y aunque el dolor se hubiera reducido, me costó unos segundos conseguir sostenerme sola.
- Alicia estas sangrando

Apoyé la frente en el pecho de Alex y el me rodeó con sus brazos y eso me calmo al instante. Su olor me reconfortó tanto que me olvide por completo de que me estaban persiguiendo. Giré la mirada y vi que ese hombre venía en dirección a nosotros con un enfado tremendo pero sin ninguna prisa.

- Alex ayúdame, ese hombre ha intentado secuestrarme.

Al principio creí que la risa de Alex era producto de mi imaginación, por el fuerte golpe y la situación que estaba viviendo, fuera como fuere ese hombre ya estaba prácticamente a nuestro lado, parado y mirándome como si estuviera loca. No entendía nada.




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