Mi profesor 2

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Tuve que pellizcarme el brazo tres o cuatro veces para estar completamente segura de que lo que estaba viviendo era real. Julia estaba delante de toda la clase diciendo que era la nueva profesora de Geografía. La mujer de MI Alex estaba delante de mi, después de pillar a su marido conmigo en su casa. De repente la humillación que sentí por sus palabras volvió a golpearme.

No. No iba a dejar que esa mujer viera lo afectada que estaba. ¿Sabría algo de todo eso Alex?

- Para empezar, como no os conozco mucho a todos me gustaría que os presentarais uno a uno.

Julia seguía hablando pero yo había dejado de escucharla hace tiempo. Lucía me había dicho algo también pero en ese momento no podía oír ni prestar atención a nada. Tragué saliva y levanté la cabeza. Había empezado por el otro lado de la clase con las presentaciones, lo cual me dejaba a mi como la ultima. ¿Sería a propósito? ¿Julia sabía como me llamaba? Y lo más importante ¿Que narices hacía ahí?

- ¿Te ha comido la lengua el gato guapa?

La voz de Julia devolvió mi atención a lo que estaba pasando. Era mi turno en las presentaciones. La bruja estaba mirándome expectante, como si llevara esperándolo tiempo. Lo más seguro es que Alex no le había dicho absolutamente nada sobre mí, para protegerme.
No quería imaginarme su reacción al saber esa noticia.

- Alicia, me llamo Alicia.- contesté con la voz débil.

Asintió con la cabeza, había saciado su curiosidad. Se sentó en la que sería su mesa durante los próximos meses y empezó a dar clase como si yo hubiera desaparecido del mapa. No sabía si prefería su indiferencia o su obsesión. Menuda mujer más loca.
Su forma de expresarse y dar la clase a muchos les sorprendió. Era fluida, algo divertida y muy carismática. Normal que Alex se enamorara de ella. Solo había dado 30 minutos de clase y ya tenía a la mitad ganada, pero por muy buena profesora que fuera, yo sabía quien era realmente. Sabia su verdadera cara, aquella en la que me insultaba y me despreciaba por su inseguridad. Recordar su cara de rabia al verme al lado de su marido me produjo gran satisfacción. Como echaba de menos a Alex, necesita estar a su lado y sentir que todo estaba bien.

La campana sonó indicando que la clase había llegado a su fin. 30 minutos que parecieron una eternidad. Necesitaba salir deprisa de allí y localizar a Alex, bien para advertirle o bien para montarle un pollo por no advertirme a mi.

- Alicia me gustaría hablar contigo.- me informó Julia desde su mesa.

¿COMO? ¿Esa bruja quería hablar conmigo? ¿Para que? ¿Para humillarme?
Por un segundo pensé en irme e ignorar completamente su orden, pero eso solo me traería mas problemas y la atención del resto de mis compañeros, cosa que no necesitaba en absoluto. Además no quería que pareciera que huía de ella, no le daría ese gusto.

La clase se quedó vacía en un instante y de repente el aire que se respiraba cambió. Estábamos las dos solas, por primera vez y siendo esa la segunda en la que nos veíamos. Tenía delante a la mujer que tanto me había hecho sufrir el año anterior, a la que tanto había envidiado y que, por supuesto, había tenido el corazón del hombre al que más amaba.
Se levantó de la mesa, seguramente para poder estar más alta que yo y sentirse más seguro, era realmente un manojo de inseguridad. Ahí estaba de nuevo su expresión, la misma expresión de rabia con la que me miró la primera vez que nos vimos, solo que ahora Alex no estaba a mi lado para hacerme sentir segura.

- Por fin a solas, Alicia.

Mi nombre en su voz incluso sonaba feo, como si lo escupiera.

- ¿Que quieres Julia?

- ¿Yo? Hablar con una de mis alumnas. Simple.

- ¿Alex sabe que estas aquí?

Al oírme pronunciar su nombre, se mordió el labio inferior. Al parecer Julia era un libro abierto cuando se trataba de Alex. Vaya, en eso coincidíamos.

- A ti no te incube lo que hablo yo con mi marido.- contestó enfatizando el "mi marido".

Si pensaba que iba a molestarme con ese tipo de cosas, estaba bastante equivocada. Si había algo a lo que Alex me había acostumbrado bien en el primer año que nos conocimos era a oír lo casado que estaba.

- Teniendo en cuenta que lo compartimos, sí.- le dije con la mejor de mis sonrisas.

Su expresión de rabia era imposible de ocultar, cerró los puños y se acercó a mi. Por un momento pensé que iba a agarrarme por los pelos.

- Mira niñata, si de verdad piensas que lo tuyo con él es algo más que diversión, estas tremendamente equivocada. Conozco al marido que tengo y sé de sobra que esto no es más que una pataleta para llamar mi atención.

- Una pataleta que parece ser que será el motivo de vuestra separación.

Se rió. Una risa falsa y cruel que consiguió herir algo mis sentimientos.

- Mira bonita te lo diré solo una vez, aprovecha esos momentos con Alex, porque no van a durar mucho más. Se cansará de ti y al final volverá a su lugar, a mi lado, con su mujer y su hijo. Donde debe estar.

Que mujer más engreída ¿como lo había soportado tantos años Alex? ¿como se había enamorado de eso? No iba a pararme a pensar en sus palabras, no podía dejar que me afectara nada de lo que estaba oyendo.

- ¿Tu crees? Pues adelante Julia. No me interesa lo más mínimo tu opinión de mierda.

- No captas que eres mi alumna ¿verdad? O me tratas con mucho respeto, o te expulso de este instituto y me encargo personalmente de que no te acepten en nignun otro.

¿De verdad podría hacer algo así?

- ¿Quieres expulsarme? Adelante guapa, pero no pienso respetarte ni un segundo porque no eres mujer de respetar.

- Hablo la que se va tirando al marido de otra.

Esas palabras me llenaron de rabia. Yo no era ninguna cualquiera para tener que oír el despecho de una mujer herida y rechazada.

- Pues para tu información, fue él quien se fijó en mi. Es normal, una chica joven e inocente. Estaba cansado de estar casado con una cincuentona venida a más.




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