Cuando llegué a casa casi ni sentía los pies. Habíamos estado Alex y yo toda la tarde mirando pisos en una punta y en la otra del pueblo. Algunos le habían gustado algo, pero siempre acababa encontrándoles algún defecto. Era un hombre difícil de complacer.
A mi realmente me daba igual, solo quería que se fuera de allí, además el haber estado una tarde con él valía la pena y mucho a pesar del cansancio. Poco a poco nos dejábamos ver algo más por la calle, caminando juntos aunque separados. Era un gran paso para ambos. Alex ya no tenía problema alguno en que lo vieran, puesto que su mujer ya lo sabía, aunque aún tenía cuidado para que no se enterara ninguno de sus compañeros del instituto o el mismo director, que vivía en un pueblo cercano.
Yo en cambio tenía mucho que ocultar, mis padres no tenían ni idea, mi madre seguía insistiendome para saber quien era el chico que me había robado el corazón y no estaba preparada ni para que los desconocidos nos vieran juntos. Sabia lo que la gente pensaba al vernos, una hija y su padre o peor aún, una trepa y un ingenuo. Yo no tenía nada de trepa, pero Alex aún menos de ingenuo.
A estas alturas yo ya estaba completamente enamorada de ese hombre, aún más si cabía. Y él decía que también, pero eso era más difícil de creer. La sombra de Julia seguía justo encima de nosotros aunque él fuera incapaz de verlo. Yo le había prometido no actuar como una niña ni entrar en sus provocaciones, pero no tenía claro poder hacerlo. Esa mujer me sacaba de mis casillas y solo el saber que tenía a Alex a mi lado conseguía calmarme. Pero todo eso un día cambiaría.
Solo el saber que dentro de un tiempo, aún no sabía cuanto, los dos estaríamos juntos y siendo una pareja de verdad me daba toda la fuerza necesaria para enfrentar lo que fuera. Él iba a ser mio y solo mio, viviríamos juntos en cuanto yo entrara en la universidad y sería la mujer mas feliz del mundo., Sin ocultarnos ni mentir. Mucha gente nos criticaría, pero a esas alturas poco importaba. Un mensaje en mi móvil me sacó de mi fantasía. Era Alex.
"¿Mañana a las 21 en el sitio de siempre? Voy a presentarte a una personita muy especial para mi. Ninguno de los dos acepta un no como respuesta."
Mi corazón dio un vuelco de felicidad. Por fin iba a conocer a su hijo. Era algo que llevaba mucho tiempo esperando. No quería presionarle ni obligarle a hacerlo, porque era consciente de la importancia que suponía ese paso. Mi respuesta no tardó en ser enviada.
"Estaré más que encantada en conocerle, pero corres el riesgo de que le preste más atención que a ti. Mañana nos vemos. Besos."
Una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en mi rostro. Estaba en una especie de sueño, solo podía ser eso. Un sueño del que despertaría en cualquier momento. Era todo demasiado bueno para ser verdad. Después de todo lo ha habíamos pasado estar en el momento en el que estábamos era como mínimo un milagro. Mi teléfono volvió a sonar, al parecer Alex estaba hablador. Miré la pantalla y me sorprendí al ver que no se trataba de mi querido profesor.
"Alicia soy Dereck, me gustaría que ns viéramos cuanto antes para hablar sobre un asunto importante. Dime algo en cuanto puedas"
Una especie de escalofrío recorrió mi cuerpo, como si de una alarma se tratara. Había algo en las palabras de Dereck que me transmitían cierta inquietud. ¿De que querría hablar el hermano de Alex? Y mas conmigo. Sin pensarlo dos veces le mandé una respuesta, cuanto antes no viéramos mejor, por lo que decidimos quedar esa misma noche. A pesar del cansancio y la hora que era, la curiosidad por saber de que se trataba no iba a permitirme dormir esa noche, era mejor quitarme eso de encima ya.
Cené lo mas rápido posible, mientras intentaba convencer a mi madre de lo importante que era que me dejara salir un momento por la noche para ayudar a Andrés con algo urgente. Por fin lo logré, me vestí y me dirigí al lugar de nuestro encuentro.
A medida que avanzaban los minutos y mientras esperaba en el frío de la noche, mi preocupación iba en aumento. En mi interior sentía un inexplicable miedo. Todo iba tan bien que cualquier cosa que alterase esa paz no podía ser bueno. Y menos si venía del entorno de Alex, los antecedentes no es que fueran muy buenos. Puede que lo mejor fuera no haber ido, si yo tenía que saber algo importante relacionado con Alex, era mejor que el me lo contase en el momento que creyera adecuado, y no de esa forma, a sus espaldas y con su hermano.
Estaba a punto de irme cuando una mano tocó mi hombre. Era Dereck. Mierda, ya no había vuelta atrás. Iba vestido con un polo y unos pantalones ajustados, sencillo pero sexy. Ese hombre era realmente guapo, casi tanto como su hermano. La expresión de su rostro no me tranquilizó en absoluto. Tenía una mirada de derrota. Estaba claro que no le iba a dar una buena noticia.
- Hola Dereck, ¿Todo bien?.-- le saludé intentando aparentar tranquilidad.
- Hola Alicia. Creo que es mejor que vayamos al grano y acabemos ya con esto.
De pronto su sintió que su corazón latía el doble de rápido. Su rostro y la forma en la que le había hablado era de todo menos amigable, parecía enfadado aunque no conmigo. Notó que empezaba a temblar.
- No te entiendo ¿Que esta pasando?
Dereck suspiró, lo que iba a decir a continuación no iba a ser fácil.
- Alex te ha mentido, te ha mentido en muchas cosas. No eres la primera alumna con la que tiene un rollo. Es más, la anterior a ti acabó muerta.
Editado: 16.07.2024