Mi profesor 2

19 (Silas)

Hacía mucho que no pisaba esa casa. Muchísimo para su gusto. La ultima vez fue como las anteriores, maravillosa. Con ella siempre era maravillosa. Entró al salón y todo seguía igual, esa decoración elegante y exclusiva, ese sofá de una blanco impoluto que había sido testigo de tantos momentos de pasión. Todo seguía igual y todo era diferente.

La miro a ella. Llevaba un vestido corto azul celeste que le caía a la perfección. Algo le decía que debajo no llevaba nada más. Si seguía pensando en eso la erección sería difícil de esconder.
Julia era una de las mujeres mas imponentes y bellas que había conocido. La mujer que cualquier hombre, y sobretodo Silas, querría tener. La rabia corrió por sus venas, saber que pertenecía al estúpido de Alex le hacía perder los nervios. Esa mujer detrás de ese idiota mientras perdía tiempo con una niña que creía estar en su cuento de hadas personal. Mejor para él, cuanto mas pensara en la otra menos se daría cuenta de su error.

- ¿Como ha ido todo?.- le pregunto con su suave voz.

- A la perfección, acabará cayendo, no me cabe la menor duda.

Y no le cabía la menor duda. Alicia ahora mismo era como un animalillo herido, que buscada desesperadamente alguien a quien agarrarse, ademas de su obsesión por hombres mas mayores que ella. Su psicóloga le diría que es porque le falta el papel de padre o no se qué. Él sabia que era simplemente porque a las jovencitas les pone su profesor, así de fácil, y si caía con Alex con él se derretiría.

- Espero que no disfrutes con ella, sino me tendré que poner celosa.- dijo sonriendo con picardia.

- Jamas.

Solo Julia conseguía hacer que se corriera de verdad. Ninguna otra mujer se le había acercado. No iba a negar que con Alicia disfrutaría, en parte porque destrozaría a Alex pero también porque era una chica muy atractiva. Aunque ahora solo tenía ojos para una mujer.

- ¿Estas segura de que quieres seguir con esto? Déjalos en paz y vente conmigo. Yo puedo hacerte feliz mucho mas que él.

- Lo sé, y lo haré. Te lo prometo, pero necesito que sufran, que sufran igual que yo he sufrido. Cuando estén destrozados nos iremos para empezar de cero. Tu y yo.

Le beso con pasión. Silas ya estaba a cien para poder pensar. Era consciente de que Julia quería a su marido, pero también sabia que podría hacer que se olvidara de él. Ella se aparto unos pasos y mirándolo fijamente se quito el vestido dejándolo caer en sus pies. Estaba completamente desnuda. Observó esos turgentes pechos con fascinación, esa mujer tenía mucho poder sobre él. Se dirigió a la habitación de matrimonio. Eso lo excito mucho mas y su erección era ya incontrolable. La siguió mientras se quitaba la ropa y observaba su sensual culo, pensaba recorrer cada centímetro de esa piel durante toda la noche. Le demostraría lo que era un hombre de verdad.

(JULIA)

La verdad es que Silas le ponía ganas, se esforzaba mucho para hacerla disfrutar. Mientras el la embestía con fuerza, Julia cerraba los ojos e intentaba pensar que era Alex quien estaba dentro de ella. Que era Alex quien acariciaba sus pechos como solo él sabia. Pensó en sus labios, en su sabor, en sus ojos y en su pene que tantas veces había devorado con ansia, en esa cama, su cama con su olor que cada dia desaparecia un poco mas. Pensó en él una y otra vez, hasta que dejo de ver al patético de Silas y solo lo vio a él, a su hombre dándole inmenso placer. Solo así consiguió correrse de verdad. Pensando en Alex y gritando su nombre en su interior. Solo podía ser él. En cuento Silas hiciera su papel podría desecharlo de una vez por todas. Solo era cuestión de tiempo.




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