Mi profesor 2

24

- Se acerca el final chicos.- gritó el director desde lo alto del escenario, intentando hacerse oír.- Habéis superado las pruebas de acceso a la universidad y ahora es el momento de cerrar un ciclo y celebrar todo el esfuerzo.

Cerrar un ciclo. Que curioso, pensé. Mientras el director del instituto intentaba explicar el itinerario de la fiesta de graduación, mis ojos se posaron en el pequeño grupo situado detrás de él. Los profesores. Parecían mas relajados y felices que de costumbre. En un primer momento lo busqué a él, era ya automático, pero sabía de sobra que no estaría allí. Alex llevaba dos meses sin aparecer por el instituto, gracias a Andrés pude saber que se había pedido una baja voluntaria y al parecer, no tenía intención de volver. Era de esperar, después de todo seguir viéndonos era mucho pedir y yo no podía irme, así que le tocaba a él.

Al principio me costó hacerme a la idea de no volver a verle, de que todo se había acabado, otra vez. Me dolía y mucho como había sido. Me dolía porque ambos habíamos cometido errores pero al parecer el no iba a asumir los suyos. Recordé la catastrófica noche con Silas y me reí, después de tanto tiempo seguir lamentándose era una perdida de tiempo así que había pasado directamente a reírme de la ridícula situación. Probablemente sería el error del cual me arrepentiría toda mi vida. No volví a verlo, ni falta que hacia. Le deje desnudo en su cama con cara de incredulidad, seguro que herí parte de su orgullo masculino. Tampoco es que fuera a morirse por ello. No le echaba la culpa por lo que paso allí, fue mi error y mi responsabilidad, si que había madurado después de todo.

El director seguía hablando pero ya prácticamente nadie le prestaba atención. Todos sabíamos de sobra el itinerario de la graduación. Muchos llevaban esperando meses a ese magnifico día. Para mi sería uno mas, no tenía ni de lejos, nada que celebrar. Los exámenes de acceso a la universidad me habían salido bien, ni mal ni genial, simplemente bien. Con suerte entraría en una carrera como derecho, muchas salidas y dinero suficiente. Acabaría siendo una de esas abogadas amargadas con un marido al que apenas prestan atención. Bueno, puede que estuviera exagerando un poco, el puntito de drama no lo había perdido aun.

Faltaba una semana para la graduación y sería la ultima vez que nos veríamos. Luego cada uno por su camino. Andrés y Marc estaban tan desilusionados como yo, puede que se debiera a que no conseguían solucionar los problemas en su relación, y habían pasado a la fase de ignorarse mutuamente y decir que si a todo. A mi me daban mucha pena e incluso pensé en intentar ayudarles, pero no era el momento ideal para aconsejar a nadie en temas de amor.
Les acabé contando la historia surrealista sobre Alex y Maria, se quedaron flipando mas tiempo que yo. Marc me contó que algunos alumnos (él entre ellos) se habían enterado de esa historia por el boca a boca, pero que había pasado hace mucho y la información ya estaba demasiado mezclada. Algunos llegaban a decir que Maria era su actual mujer y la otra una tapadera. Ya me gustaría a mi.
En cuanto Julia, las clases pasaron sin más, pensé que estaría triunfal y me miraría con cara de victoria nada mas verme, pero realmente no se la veía mas feliz que de costumbre y acabó por dejarme en paz y apenas hablarme. Seguramente acabó sintiendo pena por la patética de Alicia o quizás recuperar a Alex le había servido como premio suficiente. No lo sabía y como me dijeron hace tiempo "me importaba una mierda". Me acordé de ese momento, así que decidí prestar atención al resto de la charla del director para no profundizar en ese recuerdo.

- Bueno, ¿que te ha parecido todo?.- me preguntó Marc nada mas salir al patio.

- ¿Que me ha parecido el que? - contesté distraída.

- La graduación, van a montar un baile y todo. Super americano.

Marc no podía ocultar su ilusión, le encantaba el espectáculo.

- Bueno, no es nada del otro mundo.- admití sin mucha ilusión.

- ¿Quieres ser mi afortunada acompañante?

Le miré con sorpresa. ¿Había que llevar acompañante? Lo que me faltaba.

- Marc no hace falta que hagas esto por mi. No pasa nada por ir sola, os acompañaré a los dos y listo. Total, no voy a volver a ver a esta gente en mi vida.

Marc sonrió avergonzado y agachó la cabeza.

- No lo digo por ti, sino por mi. No quiero ir solo.

- ¿Como? Andres y tu...

- No, no tranquila, seguimos juntos, pero Andres no quiere venir. Dice que los exámenes no le han salido bien y lo ultimo que quiere es celebrar.- dijo con la mirada perdida.

- No fastidies, y yo que cojones tengo que celebrar.- espeté enfadada, pero Marc ya no me estaba escuchando.Le agarre la mano y me miró con angustia.- Como experta en perder oportunidades de ser feliz, te ordeno que hables con él de una puñetera vez y arregléis lo vuestro. Aunque acabéis dejándolo, será mejor que esta tortura ¿no crees?

Tragó saliva y suspiró. Al parecer si que estaba pasándolo mal. Le di un abrazo que posiblemente me sirvió mas a mi que a él.

- A mi siempre me vas a tener, espero que no tenga que repetírtelo.

- Gracias Ali y que sepas que aunque suene a cliché, estas mejor sin ya sabes quien - me dijo al fin.

- Lo sé.- contesté deseando con todas mis fuerzas que sonara creíble.

Marc me acompaño a casa y estuvimos todo el camino recordando que fácil era todo cuando salíamos. Había pasado años pero parecía una vida entera. Eramos tan diferentes desde entonces que parecía que habláramos de otras personas. Charlar con el de verdad y de todo me hizo un bien increíble.

Había cambiado, no me había dado cuenta hasta ese momento, pero durante esos meses sin Alex había cambiado algo dentro de mi. No era la misma Alicia que iba corriendo a buscarlo en su despacho para exigirle nada, ni era esa chica asustadiza que creía que tenía un príncipe azul y mucho menos era la niñata que discutía con una mujer de 40 años por su marido. Era yo misma y sí, sola y no por ello menos feliz.
En los últimos meses mi vida se había resumido a Alex, Alex y su mujer, Alex y su vida, Alex y mi amor incondicional. Había dejado de ser yo para ser alguien que ni siquiera reconocía. Jamas dejaría que nadie, ni siquiera él, me volviera a quitar mi esencia. Alex debería de haber sido un complemento en mi vida que me aportara felicidad, no el sol sobre el que girar, porque al final, de tanta vuelta me acabé quemando.
Por primera vez en tiempo me sentí aliviada, me sentí yo misma y dueña de mi camino, de mi vida y de mis decisiones. Le seguía queriendo, joder si le seguía queriendo, pero se había acabado eso de ir detrás y llorar por los rincones. Necesitaba vivir aunque fuera sin él a mi lado.




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