Mi profesor 2

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Estaba realmente guapa. Me miré al espejo unas cuantas veces mas y me sentí bien. Después de unas semanas tan difíciles creía que eso era imposible, pero allí estaba, con un vestido blanco corto y entallado y la espalda al aire sintiéndome la mujer mas sexy. Al parecer mi pequeña charla de autoayuda de la noche anterior había surtido efecto. Con todo lo ocurrido yo ni siquiera me había preocupado en buscar el vestido para mi graduación, por lo que mi sorpresa fue enorme cuando Andrés y Marc me dijeron ese mismo día que ya lo habían pensado todo. Me trajeron el vestido la misma mañana con unos consejos sobre zapatos y como peinarme. Y la verdad, acertaron sin duda con mi gusto. Rematé mi look con un recogido un poco despeinado (idea suya también) que me daba un aire menos formal, un maquillaje discreto y unos labios rojo pasión. Me sentía muy guapa.

Quizás en la situación en la que estaba, lo ultimo que debería estar pensando era en lo guapa que iba Sí, mi vida era un poquito una mierda. La Alicia de hace unos días probablemente ni siquiera se hubiera levantado de la cama, pero no, eso se había acabado. Me sentía guapa y pensaba disfrutar de mi día. Ni siquiera que Alex no estaba en la lista de profesores que iban a acudir a la graduación me quito mis ganas de ir. Y eso era un paso muy grande.

Bajé discreta las escaleras de mi casa, cogí el bolso y salí por la puerta. Mis padres ya sabían que iba a la graduación, así que no tenía que avisarles y probablemente estarían durmiendo en la habitación, aunque fuera las 7 de la tarde. Parada en la puerta de mi casa pensé en como sería todo si no hubiese pasado lo de Beatriz o mi padre no nos hubiese visto a Alex y a mi. Bajaría las escaleras y vería como mi madre se emocionaba al verme tan guapa y mi padre, serio pero con un brillo en la mirada al ver a su pequeña. Cogerían el coche e iríamos todos a mi gran día. Empecé a sentir unas profundas ganas de llorar. Todo era tan distinto. Estaba a punto de darme la vuelta y volver a mi habitación, pero gracias a dios Andrés y Marc llegaron antes de que metiera la llave en la cerradura.

Un "joder" de parte de ambos me indico que no estaba equivocada, iba partiendo la pana. Solo esos dos para sacarme un sonrisa incluso en los peores momentos. Lo único bueno que había pasado en ese tiempo era que por fin, habían conseguido arreglar sus diferencias. Solo necesitaban una charla sincera y de verdad, en la que ambos expresaron lo que sentían y lo que temían. Eran una pareja como pocas que he conocido. Empezaron de una forma loca y sin sentido, para luego acabar viviendo una historia muy bonita. Ojala Alex y yo pudiésemos hacerlo tan fácil. "Te quiero aunque te odie" me dijo. Desde ese día no me había parado a pensar en eso. ¿Significada acaso que me perdonaba lo de Silas y quería volver a intentarlo? ¿Quería yo volver a intentarlo? Todo con nosotros era tan difícil que no sabia si valía la pena. El cupo de sufrimiento ya lo había superado con creces, no me quedaba mas energía ni paciencia para nadie, ni siquiera para mi querido profesor.

La graduación era en el único edificio grande de fiestas que había en nuestro pueblo. Era una especie de salón de baile con barra y mesas para cenar muy elegantes. Todas las graduaciones se hacían ahí, pero la entrega de diplomas era en el patio de delante. Un escenario improvisado y unas cuantas sillas para los alumnos decoraban la zona. No era lo mas increíble del mundo, pero mejor que nada. Luego de la entrega, iba la cena y el baile, momento en el que dejaría a Andres y Marc lucir por fin su amor y me sentaría intentando pasar desapercibida.
Nada mas llegar ya empecé a sentirme fuera de lugar. Absolutamente todo el mundo me miraba. Algunos con cara de "pobrecita", otros con cara de "cambiaron el día por tu culpa zorra" y otros simplemente queriendo acostarse conmigo pero claro, no iban a tirarle a la hermana de la muerta. Andrés y Marc insistieron en que todo mejoraría con el paso de las horas y la gente acabaría olvidándose de mi, pero conociendo a ESA gente, era poco probable. Nos sentamos en nuestros respectivos asientos, mientras el resto de alumnos llegaba, entre susurros cómplices y planes para esa noche tan especial. La ceremonia empezó con la charla de despedida del director, en la que, por supuesto, mencionó a mi hermana, recordandole a los que quizás se habían olvidado, que estaba muerta. Luego cada tutor esperaría a que subieran los alumnos de uno en uno a recoger sus diplomitas y sonreír para la cámara. Para mi sería un esfuerzo titanico.

Levanté la vista varias veces buscando entre la multitud a Alex. Una parte de mi tenía esperanzas de que fuera a aparecer aunque solo fuese para dar un pequeño discurso en el que declaraba su amor por mi. Bueno, puede que lo ultimo fuese soñar un poco alto, pero en la situación en la que estaba, lo mejor que podía hacer era soñar. Julia en cambio, si que estaba. Para mi sorpresa, me miraba con cara de pena, bueno, las pocas veces que me miraba, ya que intentaba sin mucho éxito evitar que nuestras miradas se cruzaran. En algunos momentos parecía que se sintiese incluso culpable, menudo efecto podía tener haber perdido a un ser querido que hasta esa bruja sentía pena de mi. Me reí, pensando en frío, Julia había sido el menor de mis problemas. Tenía tanto miedo de que ella me quitara a Alex que ni llegue a pensar que seria yo misma quien lo apartaría de mi.

La entrega de diplomas fue muy lenta y muy aburrida, los discursos de los respectivos delegados aun mas lentos y mas aburridos y cuando por fin acabo la ceremonia, todo teníamos unas ganas tremendas de entrar a la cena aunque fuera solo para dejar de oírlos. Cada clase se hizo la foto con su tutor, nosotros con nuestra budista a la que porqué no, incluso echaríamos de menos. Clara y Lucía vinieron a hablar conmigo, aunque nuestra "amistad" solo fuera de alguna que otra clase, saber que se acordaban de mi me alegro bastante. Eran buenas chicas y eso no abundaba mucho por ahí. Aparte de ellas, algún que otro alumno vino a darme el pésame y desearme lo mejor, cosa que agradecía pero que era completamente innecesario.
La comida fue de lo mejorcito de la noche, el salmón estaba espectacular y la tabla de quesos nada mal. El resto era todo muy pijo, saquitos de foie con hojas finas de arroz de ns donde, góndolas caribeñas y caprichos del chef. En general, para ser ese pueblo, era mucho mas de lo esperado.




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