Mi Profesor

Capítulo tres| La fiesta.

Era sábado y yo estaba más que lista para ir a la fiesta, me veo al espejo por milésima vez conforme por lo que elegí para lucir está noche; un lindo vestido corto color rojo a tiras y unos tacones negros que combinaban perfectamente con mi cabello.

Comienzo a bajar las escaleras pero para mí sorpresa alguien me espera en estás.

— ¿Tu que haces aquí?.

— ¿A dónde irás?.

— Yo pregunté primero así que contesta tu primero.

— ¿Y sino quiero?— comenzo a acercarse peligrosamente de nuevo.

Ya es costumbre — dijo mi conciencia.

— Yo tampoco te respondere.

— Está bien — Sonreí victoriosa— tu padre me envió a qué te vigilara.

— Entonces no solo eres mi profesor también eres mi niñero— Creí que era suficiente con la ama de llaves pero al parecer mi padre no cree que pueda cuidarme sola.

— Ahora contesta tú ¿A dónde irás?.

— A una fiesta.— respondí.

— Pues no irás.

¿Que?.

— ¿Disculpa?.

— Te disculpo —dijo a solo centímetros de mi cara.— pero eso no cambiará mi decisión.

— Yo ya hablé de esto con mi padre— dije bastante nerviosa al ver cómo se acercaba más, casi podía sentir sus labios junto con los mios.

— Pues igual no irás.— y sin más se alejó.

— ¡Pero yo ya hablé con mi padre y el dijo que está bien, si no me creés habla con el! — grite mientras el bajaba las escaleras.

— Está bien.— dijo y saco su teléfono, comence acercarme lentamente para escuchar lo que mi padre respondía pero aún así no escuché nada — muy bien señor Martínez así será. — corto.— baja y espérame en mi auto y no intentes ninguna locura. Por cierto habisa a tus amigas o quien vendria a buscarte que yo te llevaré — me miro serio.

¿Cómo que el me llevará?

 Molesta bajo a la cocina para beber un trago de vodka un trago se convirtieron en dos y hasta ahí llegó la cuenta por qué para el siguiente trago fui interrumpida por el apetecible de mi profesor, estaba vestido con unos jeans azul claro, una camiseta blanca y unos tenis del mismo color, su cabello rebelde lo hacía ver jodidamente más sexy de lo que era.

— ¿Que haces? Aún no has llegado a la fiesta y ¿ya estás bebiendo?— se rió. Era la primera vez que lo veía reírse.

— ¿Por que estás vestido así? Acaso tú…— niego con la cabeza— ni siquiera lo pienses — dije Molesta.

— Si, si lo pienso y si lo haré, iré contigo.

— ¿Por que?.

— Porque así me lo pidió tu padre, ahora vamos antes de que sea más tarde.

Salimos de mi hogar y pude ver el vehículo en el cual se transportaba era un Mercedes blanco hermoso, quedé facinada nunca me había subido a uno.

— Sube — dijo el arisco de mi profesor.

— Está bien.— estaba a punto de abrir la puerta de atrás cuando el le pone seguro a esta.

— Aquí — dijo abriendo la puerta de copiloto.

Rodeé los ojos— Necesito que me guíes.

— Creo también lo podría haber hecho desde atrás — dije demasiado obvia.

No respondió.

— Sigue derecho — dije — ahora dobla hacía la izquierda — doblo bruscamente haciendo que mi cara chocora con su hombro.

— Lo siento — susurro.

— Perdona ¿Que dijiste no te oí?— dije poniendo una mano en mi oreja.

— Que, lo siento.— dijo.

— Oh, descuida, después de todo no eras tan arisco como creí.

Se rió— Oye, solo intento ser serio con mi trabajo.

— Se nota — digo sincera — es aquí.— detiene el carro — Bueno muchas gracias por traerme pero adiós.

Comienzo a caminar pero el sonido de la alarma de su auto comienza a sonar.

— ¿Que haces?.

— Activando la alarma, da — dijo moviendo la cabeza como si fuera muy obvio.

— Te dije que ya te podías ir.

— Y yo te dije que vendría contigo.

Rodeé los ojos— Entonces andando.

No camine ni dos paso cuando me encuentro con la sonrisa de mis amigas.

— Ana, si viniste fuimos a recogerte pero tú no te encontrabas en tu...— Verónica no termina de hablar al ver a mi divino acompañante.— hey, hola soy Ve-ver

— Verónica y ella es Melody — dije presentándolas.

— Mucho gusto — contesto Melody estrechando su mano.

— Yo soy Mássimo.— estrecho su mano con la rubia y luego con la pelinegra — mucho gusto.

— ¡Ana si viniste!— me abrazo y me elevó unos centímetros del suelo. — Estás hermosa — pasa su mirada de mi a Mássimo.

— Gracias — sentí mis mejillas arder.

— Oh, hola — dijo Simón estrechando su mano con Mássimo— Soy Simón y tú eres.

— Mássimo mucho gusto.

— El es mi...

— Amigo.— respondió por mi

— ¡Eso!, espero que no te moleste que lo allá traído, es que...—porque no me dejan terminar nunca, reprochó en mi mente.

— Tranquila no me molesta, entre más es mejor — se encoge de hombros — pero... Tenemos que ir a bailar.

— Está bien —dije, tome su mano y dirigí mi mirada a la de mi "amigo" y vi lo tenso que estaba— Rony, Melody háganlo bailár — finalize señalando a mi profesor.

 

Mássimo

¿Me dejara aquí con las pervertidas de sus amigas?, Suspiré, ya que nadie me había obligado a venir, solo a traerla y recogerla, pero aún así quise venir, así que a bailar se ah dicho.

— Vamos a bailar, está es una de mis canciones favoritas.— dijo la Pelinegra.

— Está bien — dije.

Comence a bailar esa bachata con la pervertida de la pelinegra, prefería bailar con la rubia, se veía más agradable.

Visualizo rápido a mi alumna y puedo ver cómo mueve sus caderas al ritmo de la música, mientras que su pareja se pegaba más y más a su definido cuerpo, veo como comienza a bajar lentamente sus manos hacia sus caderas y antes de que pudiera tocar sus glúteos me separo de la pelinegra y le doy un puñetaso en su nariz.

— Oye ¡¿que haces?!.— pregunto enfurecida Ana.

— Estaba por toquetiarte.

— Eso no es cierto —miente el rubio— yo no sería capaz.— ví como comenzaba a sangrarle la nariz y como Ana se acercaba lentamente hacia mi.




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