Era sábado y yo estaba más que lista para ir a la fiesta, me veo al espejo por milésima vez conforme por lo que elegí para lucir está noche; un lindo vestido corto color rojo a tiras y unos tacones negros que combinaban perfectamente con mi cabello.
Comienzo a bajar las escaleras pero para mí sorpresa alguien me espera en estás.
— ¿Tu que haces aquí?.
— ¿A dónde irás?.
— Yo pregunté primero así que contesta tu primero.
— ¿Y sino quiero?— comenzo a acercarse peligrosamente de nuevo.
Ya es costumbre — dijo mi conciencia.
— Yo tampoco te respondere.
— Está bien — Sonreí victoriosa— tu padre me envió a qué te vigilara.
— Entonces no solo eres mi profesor también eres mi niñero— Creí que era suficiente con la ama de llaves pero al parecer mi padre no cree que pueda cuidarme sola.
— Ahora contesta tú ¿A dónde irás?.
— A una fiesta.— respondí.
— Pues no irás.
¿Que?.
— ¿Disculpa?.
— Te disculpo —dijo a solo centímetros de mi cara.— pero eso no cambiará mi decisión.
— Yo ya hablé de esto con mi padre— dije bastante nerviosa al ver cómo se acercaba más, casi podía sentir sus labios junto con los mios.
— Pues igual no irás.— y sin más se alejó.
— ¡Pero yo ya hablé con mi padre y el dijo que está bien, si no me creés habla con el! — grite mientras el bajaba las escaleras.
— Está bien.— dijo y saco su teléfono, comence acercarme lentamente para escuchar lo que mi padre respondía pero aún así no escuché nada — muy bien señor Martínez así será. — corto.— baja y espérame en mi auto y no intentes ninguna locura. Por cierto habisa a tus amigas o quien vendria a buscarte que yo te llevaré — me miro serio.
¿Cómo que el me llevará?
Molesta bajo a la cocina para beber un trago de vodka un trago se convirtieron en dos y hasta ahí llegó la cuenta por qué para el siguiente trago fui interrumpida por el apetecible de mi profesor, estaba vestido con unos jeans azul claro, una camiseta blanca y unos tenis del mismo color, su cabello rebelde lo hacía ver jodidamente más sexy de lo que era.
— ¿Que haces? Aún no has llegado a la fiesta y ¿ya estás bebiendo?— se rió. Era la primera vez que lo veía reírse.
— ¿Por que estás vestido así? Acaso tú…— niego con la cabeza— ni siquiera lo pienses — dije Molesta.
— Si, si lo pienso y si lo haré, iré contigo.
— ¿Por que?.
— Porque así me lo pidió tu padre, ahora vamos antes de que sea más tarde.
Salimos de mi hogar y pude ver el vehículo en el cual se transportaba era un Mercedes blanco hermoso, quedé facinada nunca me había subido a uno.
— Sube — dijo el arisco de mi profesor.
— Está bien.— estaba a punto de abrir la puerta de atrás cuando el le pone seguro a esta.
— Aquí — dijo abriendo la puerta de copiloto.
Rodeé los ojos— Necesito que me guíes.
— Creo también lo podría haber hecho desde atrás — dije demasiado obvia.
No respondió.
— Sigue derecho — dije — ahora dobla hacía la izquierda — doblo bruscamente haciendo que mi cara chocora con su hombro.
— Lo siento — susurro.
— Perdona ¿Que dijiste no te oí?— dije poniendo una mano en mi oreja.
— Que, lo siento.— dijo.
— Oh, descuida, después de todo no eras tan arisco como creí.
Se rió— Oye, solo intento ser serio con mi trabajo.
— Se nota — digo sincera — es aquí.— detiene el carro — Bueno muchas gracias por traerme pero adiós.
Comienzo a caminar pero el sonido de la alarma de su auto comienza a sonar.
— ¿Que haces?.
— Activando la alarma, da — dijo moviendo la cabeza como si fuera muy obvio.
— Te dije que ya te podías ir.
— Y yo te dije que vendría contigo.
Rodeé los ojos— Entonces andando.
No camine ni dos paso cuando me encuentro con la sonrisa de mis amigas.
— Ana, si viniste fuimos a recogerte pero tú no te encontrabas en tu...— Verónica no termina de hablar al ver a mi divino acompañante.— hey, hola soy Ve-ver
— Verónica y ella es Melody — dije presentándolas.
— Mucho gusto — contesto Melody estrechando su mano.
— Yo soy Mássimo.— estrecho su mano con la rubia y luego con la pelinegra — mucho gusto.
— ¡Ana si viniste!— me abrazo y me elevó unos centímetros del suelo. — Estás hermosa — pasa su mirada de mi a Mássimo.
— Gracias — sentí mis mejillas arder.
— Oh, hola — dijo Simón estrechando su mano con Mássimo— Soy Simón y tú eres.
— Mássimo mucho gusto.
— El es mi...
— Amigo.— respondió por mi
— ¡Eso!, espero que no te moleste que lo allá traído, es que...—porque no me dejan terminar nunca, reprochó en mi mente.
— Tranquila no me molesta, entre más es mejor — se encoge de hombros — pero... Tenemos que ir a bailar.
— Está bien —dije, tome su mano y dirigí mi mirada a la de mi "amigo" y vi lo tenso que estaba— Rony, Melody háganlo bailár — finalize señalando a mi profesor.
Mássimo
¿Me dejara aquí con las pervertidas de sus amigas?, Suspiré, ya que nadie me había obligado a venir, solo a traerla y recogerla, pero aún así quise venir, así que a bailar se ah dicho.
— Vamos a bailar, está es una de mis canciones favoritas.— dijo la Pelinegra.
— Está bien — dije.
Comence a bailar esa bachata con la pervertida de la pelinegra, prefería bailar con la rubia, se veía más agradable.
Visualizo rápido a mi alumna y puedo ver cómo mueve sus caderas al ritmo de la música, mientras que su pareja se pegaba más y más a su definido cuerpo, veo como comienza a bajar lentamente sus manos hacia sus caderas y antes de que pudiera tocar sus glúteos me separo de la pelinegra y le doy un puñetaso en su nariz.
— Oye ¡¿que haces?!.— pregunto enfurecida Ana.
— Estaba por toquetiarte.
— Eso no es cierto —miente el rubio— yo no sería capaz.— ví como comenzaba a sangrarle la nariz y como Ana se acercaba lentamente hacia mi.