Capítulo cuatro| Los mensajes.

Mássimo

Veo como Ana sube las escaleras y se encierra en su cuarto, Ana no me cree y lo puedo notar fácilmente pero aún así se que lo que digo es cierto.

Bajo a la cocina y veo el trago que Ana a dejado de un solo trago lo termino dejando mi garganta áspera ¿Cómo le puede gustar esto a esta chica por Dios?, Tomo un poco de agua para sacar ese mal sabor de boca y luego me dirijo al cuarto de huéspedes.

Me quito mi camisa y me coloco un pantalón cómodo para dormir, cepillo mis dientes y me acuesto en la cama matrimonial que había en la habitación. Cuando por fin logro conseguir el sueño oigo extraños sonidos, salgo de la habitación y comienzo a bajar las escaleras.

— ¿Ana eres tu?.

Silencio.

— ¿Ana? — enciendo la luz y encuentro una tierna imagen de Ana con su pijama de unicornio comiendo helado de chocolate.— ¿Por que no respondes?, Pensé que habían ladrones.— ví como su mirada se dirigió hacia mi pecho desnudo y como comenzó a sentirse incómoda.

Comenzó hablar y yo no entendia nada— ¿Que dices? — señalo su boca y la abrió— Oh ya entendí, tenías tu boca demaciado llena para contestar — asintió y Sonreí. — ¿pero que haces despierta?.— trago con dificultad provocando que se ahogara.

Le facilite un vaso con agua y ella lo recibió rápidamente tomándolo de la misma manera.

— Gracias… oye podrías ponerte una camiseta por favor.

— ¿Acaso te incomoda?— pregunte acercándome hasta que su respiración choque con mi pecho.

— No, para nada — dijo llevando la cuchara de helado a su boca.

— Aún no has contestado mis preguntas.— ví como relamia sus labios quitando el helado que había en este.

— No sé si sabes pero yo tenía una fiesta el día de hoy y pensaba quedarme hasta tarde en ella, pero sabes un estúpido me saco de ella, así que como no pude quedarme hasta tarde en la fiesta, me quedaré hasta tarde en mi hogar.— lamió cada dedo de su mano quitando el helado que había en estos.— si me permites tengo películas que ver.— toma su bote de helado y camina por un costado dirigiendose a la sala de estar, pero antes de que se aleje, la tomo del brazo deteniendola.

— Iré contigo.— me mira confusa para luego soltarse de mi agarré y dirigirse hacia el refrigerador.

Comenzó a sacar demasiadas cosas, no solo del refrigerador también de la alacena.

— Oye, tampoco es que vamos a comer tanto.

— ¿Quien dijo vamos? Esto, lo comeré yo sola.

— Como tú digas.

— Tal vez si me ayudas te de un poco.

— Esta bien.— comence a llevar la botanas y refrescos que había sacado.

¿Iba y venía acaso esta chica no se cansa?.

— Yo llevaré esto, por favor tu lleva eso.

Asiento con la cabeza, veo a Ana perderse en el pasillo, tomo las cosas que me pidió que llevará, pero su celular comienza a timbrar, veo como se prende y se apaga, puedo ver qué todos los mensajes fácilmente son del pervertido de Simón.

Miro la pantalla de bloqueo permitiéndole ver cada uno de los mensajes.

Simón compañero

_Ana porque te fuiste.

_ Ana no entiendo porque tu amigo actuó así tampoco porque mintió.

_ Espero que estés bien, yo estoy en el hospital.

_ No te preocupes ya estoy mejor.

_ Espero verte pronto, que descanses.

— ¡¿Que haces?!, ¿Estás leyendo mis mensajes?— pregunta Ana muy molesta— ¿Acaso no sabes que esos mensajes son para mí o sea que es privado?— le entrego su teléfono y me retiro hacia la habitación de huéspedes.— ¡Oye espera!.— me detengo— ¡Si te creo!.

Doy media vuelta y camino hacia ella.

— ¿Iremos a ver esa película o no?— le regaló una sonrisa y caminamos juntos unos pasos pero me detengo — dame tu teléfono— me lo entrega y lo dejo en la gran isla de la cocina—Nada de mensajes — dije y la levanté como un saco de papas.

— ¿Acaso estás celoso?— pregunto, aún la tenía levantada en uno de mis hombros.

— ¿Yo?, Claro que no.

🍀Nota del autor: Holaa queridas y queridos, este cap será dedicado a la primera lectora que comento.

Ernestina García Rodríguez.

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