Mi Profesor

Capítulo cinco| Un fin de semana diferente.

Despierto por la brisa que entra por mi ventana, si soy muy estúpida que la deje entre abierta, masajeo mis ojos para luego darme cuenta en donde reposaba, En mi cama, la última vez que estuve despierta me encontraba en la sala debió ser ahí donde me quedé dormida pero… ¿como llegué aquí?.

Seguramente el fortachon te trajo - comentó mi consciencia

Cepillo mis dientes, lavo mi cara y comienzo a bajar las escaleras, aún con mi pijama de unicornio.

— Ana…— Esa voz ronca casi me desarma— Buen día.

— Buen día a ti también.— me siento en una de las bancas que rodeaba la isla. — ¿Ya desayunaste?— pregunto mientras lo veo trabajar en su computadora.

— No, creo que ya es hora de almorzar— dirijo mi vista al reloj de la pared y veo que son las 12:02 AM. Por Dios ¿tanto e dormido?.— No tengo ganas de cocinar, ¿quieres que salgamos a comer a McDonald's?.

— Mm la verdad… que si.

— Ve a arreglarte así partimos— abro la boca fingiendo estar indignada.

— Acaso tú estás diciendo que no puedo ir vestida así — señalo mi increíble pijama de unicornio multicolor.

— Si tu quieres parecer una niña caprichosa, es tu problema o espera… si lo eres — dijo levantando sus manos inocentemente.

— Oye — golpeé su hombro bruscamente haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo — Oh Dios, perdona — extendí mi mano para ayudarlo.

— Que torpe eres — toma mi mano y la tira provocando que cayera sobre el — pero yo soy mas— se rió.

— Tu si eres malo — dije intentando salir pero el me lo impidió.

— Te han dicho que eres muy linda cuando estás enojada — comienzo a sentir mis mejillas arder asi que intento salir nuevamente pero está vez abrazo mi cuerpo.— ¿Estás incomoda? Porque yo no.

Intento no estar nerviosa pero me es imposible, estoy a solo un par de centímetros de su cara— la posición lo es. — veo como se acomoda.— Creo que me iré a vestir.

— Estas vestida — contesto aún abrazando mi cuerpo.

— Me cambiaré ya que un estúpido dijo que parecería una niña caprichosa.

— Ese estúpido si que tiene razón.— dijo soltandome por fin.

— Aún sigues siendo arisco.— finalize y me dirigí a mi habitación.

 

Mássimo.

Me río por milésima vez al recordar lo nerviosa que estaba Ana al caer sobre mi.

Termino de vestirme y bajo las escaleras llegando así a la cocina, creo que es en el lugar donde más tiempo eh pasado.

Busco unos archivos en mi computadora cuando mi mirada se dirige a la de Ana. Estaba vestida con unos jeans rasgados color negro, una blusa blanca al igual que sus tenis, luego me miro a mi para reír.

— Oye, me copiaste el outfit— dijo frunciendo el ceño.

— No, no tu me lo copiaste a mi, yo me aliste primero.— dije con una sonrisa.

Últimamente ella era la causa de todas.

— Claro que no, pero cambiando de tema ¿no viste mi teléfono? No lo encuentro por ningun lado.

— Me lo diste a mi ayer en la noche — dije entregando su teléfono.

Sonrió - Tienes razón. Ahora vamos — tomo mi mano y nos dirigimos a mi auto.

Me sorprendo al ver que esta vez sube a mi lado en el asiento del copiloto y para no perder la costumbre abrocho su cinturón.

 — Puedo hacerlo sola —dijo recreando la conversación de la noche anterior.

 — Pero yo ya lo hice.— dije en tono burlón.

 — Creo que esta conversación  ya la tuvimos. —Sin mas que decirle sonrió y comienzo a conducir.

Conduzco por unos minutos en un silencio bastante comodo a mi parecer hasta que Ana hace un grito desgarrador.

 — ¡¿Que ocurre?! —pregunto nervioso al ver como esta aterrada.

 —Tengo 23 llamadas perdidas de mi padre.

 — Pues llamalo — digo como si fuera lo mas obvio.

 — No tengo suficiente bateria para hacerlo ya que un estúpido me quito mi teléfono y lo dejo descargarse toda la noche.

 — Creo que ese estúpido hace lo correcto — veo como frunce el ceño — ten toma el mio —entrego mi teléfono y ella lo toma rapidamente.— por poco me quitas la mano.— digo en tono burlón.

 — Por tu culpa me quitaran la vida — inquere molesta y marca rapidamente el numero de su padre — vamos contesta... Papá, hola soy Ana.

Lo siento mi teléfono se quedo apagado —mintio— si me divertí bastante en la fiesta... ¿como dices?...—me mira a mi frunce el ceño y comienzo a preocuparme — claro, Mássimo me dejo en la fiesta y luego me busco tal y cual tu se lo pediste papá —Mierda— esta bien... adios papá.

Carraspeó — Asi que tú solo tenias que dejarme en la fiesta y luego venirme a recoger nada mas ¿No es asi?.

 Doy un gran suspiro — Bueno, em estaba aburrido por eso quise ir.

 — ¿Quisiste ir a divertirte o arruinarme la fiesta? — frunce el ceño nuevamente al notar que no daba respuesta— Sabes esta bien no contestes, no quiero volver hablar mas del tema.

 — Aún no me crees ¿verdad? — la miro con tristeza.

 — Mássimo escucha, a penas te conozco, no digo que lo conozco a Simón hace uff pero... lo conozco durante mas tiempo que a ti.

 — Esta bien... —paro el auto en una banquina y me acercó peligrosamente hasta rozar su nariz con la mia — aun que tu no me creas lo que digo es cierto y si no me crees buscare la forma para que me creas —beso su mejilla y continúe conduciendo.

Llegamos a McDonald's pedi que buscara una mesa mientras yo estacionaba el auto.

Salgo del estacionamiento y visualizo rapido donde se encuentra Ana, la veo peleando por una miserable silla, hasta asi se ve adorable.

 — ¿Que sucede? — pregunto.

 —  Esta loca quiere quitar la silla de nuestra mesa.

 — No es tuya, por lo tanto la puedo quitar.

 — Oye, ten —le extiendo una silla de una mesa desocupada- eso es todo.

 — Muchas gracias bombon, te dejo con tu loca.— y sin mas se despidió la pelirroja.

 — Ja —dijo Ana demostrando estar indignada- te juro que le dije que tomara esa silla, pero aún asi ella queria esta —señalo la silla por la cual peleaba.— No entiendo porque te hizo caso a ti.




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