Ya a pasado una semana del incidente con Isaac el no me a vuelto a dirigir la palabra pero si la vista, aún me mira muy seguido y cuando digo seguido es todo el tiempo pero no puedo decir nada, los ojos están hechos para ver.
Simón me pidió disculpas, dijo que estaba teniendo problemas en su hogar, que me quiere mucho y que le duele que no le allá creído pero creé que se lo merece por haber actuado así, lo perdone y volvimos a ser amigos.
Tony Stark al final de todos nunca vino e incluso se tomó una semana más de viaje, pero está vez para descansar, yo accedí ya que el lo necesitaba tanto como yo, ahora tendría más tiempo para pensar en lo que le diría sobre mi nueva relación con Mássimo.
Mássimo y yo nos la hemos pasado estudiando ya que me quedan un par de días para presentar los trabajos extras y realizar la recuperación del exámen y el no se queda atrás debe hacer algunos exámenes de su universidad.
— ¿Ana?.
— ¿Si?
— Deja los libros, hoy saldremos a un lugar que te gustará mucho.
— Debo estudiar Mássi y tú igual, tendremos los exámenes en un par de días.
— Ana ya estudiamos demasiado, tanto que ya nos sabemos el libro de memoria.
Sonrío rendida— Está bien, vamos.
Sonrió victorioso.— Gane, como siempre.— ruedo los ojos y el besa mi mano.
— ¿Me dirás a dónde iremos?— negó con la cabeza y yo hice puchero— por favor dime, sino me dices no sabre como vestirme.
— Solo vístete como siempre lo haces.
— Está bien.
Subo a mi habitación y entro a mi armario elijo unos jeans rasgados azul claro, una blusa negra con dibujos de los superhéroes de Marvel y mis vans negras, me veo en el espejo y dirijo mi vista hacia mi blusa negra, la compré con mi mamá a ella le gustaban mucho los superhéroes tanto como a mí, decíamos que mi padre era nuestro héroe y como era un hombre de negocios por tal motivo lo llamabamos Tony Stark, me río al recordar las locuras y aventuras que teniamos con mi madre, una pequeña lágrima corre por mi mejilla la limpió rápidamente y bajo las escaleras.
— ¿Amor estas bien? — pregunta Mássimo.
— Si, si, ¿nos vamos?.
— Vamos.
Subimos a su auto y comienza a conducir, poso mi cabeza en la ventanilla de este y los recuerdos invaden mi mente.
— Mami juguemos a las princesas, yo seré Bella y tú Cenicienta.
— ¿Y yo que puedo ser?— preguntó papá
— Tu serás Tony Stark — lo señale con mi dedo índice y con mamá nos reímos.
— Muy bien, piu, piu, pi, pi, piu — dijo papá tirando rayos lacers invisibles.
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Cuando pediamos deseos.
_Mami mira, pide un deseo — le entrego un diente de león.
_ Deseo estar siempre con mi niña, verla crecer y cumplir sus sueños.
_ Hay mami los deseos no se dicen en voz alta sino no se cumplen.— dije golpeando mi rostro levemente con una mano.
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Mi primera menstruación.
_ ¡Mamá ayúdame!— grito desde el baño.
_Que sucedió amor— dijo entrando al baño, miro mis pantis manchadas con sangre— oh cariño eso es normal, eso quiere decir que ya eres toda una mujercita.
_ Pero mamá yo no quiero ser una mujer aún, porque eso quiere decir que ya no podré jugar con mis amigos y tendré que tomar café y charlar cosas de adultos, yo no quiero eso porque tan solo tengo diez años mami, tengo mucho a que jugar.— conteste casi llorando.
_ Ay Anita si saliste dramática como tú madre, limpiate que yo te traeré otra ropa para que te vistas— se rió— ya vuelvo cariño.
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Lágrimas comenzaron a salir y rápidamente las limpie, extrañaba a mi madre y mucho, me hacia tanta falta en esta etapa de mi vida.
— ¿Amor estás bien? — pregunta Mássimo parando el auto.
— Si…— intento mentir pero no lo logro— No, no lo estoy — deje que las lágrimas salieran mientras el me abrazaba— Hoy se cumplen cuatro meses que ella ya no está Mássimo, la extraño demasiado.
— Lo se mi amor por eso te traje aquí — señala el lago donde arrojamos las cenizas de mi madre.
— ¿Qui-quien te lo dijo? — pregunto saliendo del auto.
— Tony me lo dijo.— rodea mi hombro con su brazo.— vamos amor.
Camino junto a el— Vamos.
Llegamos al lugar está tal y cual lo dejamos, el lugar lo compro mi padre para mi madre el día de su aniversario, aquí pasábamos los mejores días, estábamos todos juntos.
Mi madre siempre decía que la familia lo era todo, que nunca lo olvidará y hasta el día de hoy creo que tiene mucha razón.
Miro a Mássimo y camino al pequeño puente que había en aquel maravilloso lugar , le hago una señal para que nos sentemos y el inmediatamente accede mientras me rodea con sus brazos.
— Amor ¿Que le sucedió a tu madre?— pregunta mientras acaricia mi cabeza
— Tuvo un derrame cerebral.— mi voz comienza a quebrarse.
— ¿Cómo dices?
Suspiré— Mamá era una mujer saludable nunca consumió drogas ni siquiera bebia, pero un día comenzo a sentirse mal, se le dificultaba hablar, su brazo y pierna se dormían constantemente, su ojo derecho veía borroso, así que papá la llevo al hospital, ese día me quedé en casa, cuando volvieron estaban llorando les pregunte la razón pero no me quisieron decir.
Un día como cualquiera mamá me dijo que tenía que hacerse una operación en el ojo derecho, pero lo que yo no sabía era que sino se la hacía perdería la vista.
El día de la operación llegó, mamá dijo que todo saldría bien, me dijo que yo era su vida y que se hacía está operación para poder seguir viéndome crecer. Ese mismo día nos dieron a mi padre y a mi la peor noticia del mundo.— limpio mi nariz con un pañuelo.— Mi mamá murió ese día, por un derrame cerebral, un vaso sanguíneo de su cerebro se fracturó y así mi mamá perdió la vida.
— Lo siento mucho amor, ¿sabes? yo tambien perdí a alguien que quería mucho.