Mi Profesor

Capítulo dieciocho| Un dia especial.

Massimo.

Ha pasado una semana de aquel hermoso dia que pase con mi hermosa novia, en el cual dimos un gran paso; el dormir juntos, nunca creí que podia disfrutar tanto la compañia de una persona al estar dormido, eh dormido con muchas chicas pero con ella fue completamente diferente, ese momento fue magico, divino y sobre todo único, en ese momento me enamore mas de ella verla tan dormida placenteramente abrazandome y sonriendo, fue la gota que derramo el vaso, me enamorado completamente de ella y eso no lo cambiaria nada ni nadie.

Sabia que al quedarme con ella tendria muchas consecuencias en mi nuevo trabajo, ya que no habia asistido varias veces a este para estar con ella sin embargo eso a mi no me importaba en lo absoluto, con tal de protegerla estare siempre para ella.

Al dia siguiente de tan divina, noche me levante temprano, hize el desayuno para los dos ya que Tony no estaba y eso me preocupaba, pero toda esa preocupación cambio cuando recibí una llamada de este hombre el cual quiero llamar suegro para toda la vida.

 - Tony.

 - Alan... ¿No vendras a trabajar?.- pregunto con un tono bastante alegre.

 - Ire mas tarde, me quedare con Ana hasta el almuerzo y luego ire.

 - Sabes que tu padre esta histerico ¿verdad?.- lo dice en tono burlón.

 - Si lo se - suspiro.

 - Pero tranquilo ya lo enfriare un poco hasta que tu llegues.

 - Muchas gracias querido suegrito- ahora soy yo el que habla en tono burlón.

 - vuelve a dirigirte hacia mi de esa forma y te arrancare la cabeza querido yerno.

 Risas suenan por ambas lineas pero eso termina cuando veo a Ana tan dormilona y hermosa como siempre - ¿con quien hablas? - pregunta susurrando.

 Le contesto moviendo mis labios.

 - Bueno Alan te dejo ya llego Angelina.

 - Esta bien.

 La llamada culmino y mire a mi chica, tan preciosa como siempre.

 - ¿Desayunamos?

 - Claro.- come un bocado del plato - Te quedo bueno.

 La bese- Espero que todos los desayunos que te prepare te gusten mucho.

 - Si lo haces tú claro que me gustarán.

 - ¿Tu haras el almuerzo?.

 - Claro.

 - Ya me imagino una vida asi.

 - ¿Como? - pregunto sonriente.

 - Tu y yo viviendo juntos, desayunando, almorzando, cenando juntos, luego nos casamos y... - me quedo pensando si estaria bien mencionar esa parte.

 - ¿Y luego tenemos un bebe?- comienzo a sentir mis mejillas arder- ¿Que sucede? - desvio mi mirada hacia otro lado.

 - No es nada.

 - ¿Crees que no quiero tener un bebe contigo?.

 - No lo se - creo que ido muy rapido.

 Ella se acerca hasta mi labios - No dudes ni por un segundo que no quiero pasar el resto de mi vida contigo.

 - Pense que creerias que estaba yendo muy rapido.

 - Amor - amo cuando me llama de esa manera- solo estamos pensando, no tiene nada de malo pensar en el futuro y mucho menos si yo estoy en el.

 - Te amo, te amo jodidamente Ana.

 - Y yo a ti gruñon - acaricia su nariz con la mia y la abrazo como siempre quise hacerlo.

Desde aquel dia, los dias se me pasaban mas rapido y las ganas de estar con ella aumentaban.

La semana paso y para ser sincero fue agotante, papá aun sigue con lo de mi compromiso aunque algunas veces dijo que lo pensaría mejor y esas veces me llenaba de esperanza.

Asi llegamos al presente a tan solo un dia de su cumpleaños numero diesciete.

 - En que piensas Alan - dijo.

 - Mañana es el cumpleaños de mi novia.

 - Ash ¿aun sigues con eso?, pronto deberas casarte, ya deja de pensar en ella.

 Frunzo mi ceño y me levanto de la silla de mi escritorio haciendo que se sobresalte de encima de este- Escucha Amalia, tu eres mi secretaria ¿entiendes? Nada mas, asi que te pediré que por favor respetes tu puesto.

A ella no le importa nada y se acerca peligrosamente hasta a mi, hasta casi tocar mis labios. Retrodesco dos pasos a tal acto.

 - Escuchame tu a mi, quiero ver cuanto te dura ese amorio y con respecto a mi puesto de secretaria, tranquilo que pronto cambiara - da un beso en la comisura de mis labios y se retira de mi oficina meneando las caderas.

¡Pero que mujer!.

 

Ana.

Por culpa de uno todos pagan, eso fue lo último que nos dijo la profesora Katrin antes de retirarse y dejarnos castigados a todo el salón. Todo el salon mira a Ernesto el culpable de aquel castigo; que apenas lleva diez minutos.

 — ¿Por que tuviste que hacer ese comentario?.

 — Si te gusta la profesora Katrin se lo hubieras mencionado a solas.— contesto Verónica. Esta semana no hemos hablado ni dirigido la mirada solo se que se a hecho la víctima de todo lo ocurrido.

 — ¡Bueno basta!— grita Ernesto.— esto es vuestra culpa por decirme que soy un tímido.

 — Ya cállate — dice Adolfo.

 — ¿Tu qué opinas Ana?— pregunto Isaac. Me di cuenta que es un exelente chico y bailarín, todo el tiempo me alaga y ya no le encuentro nada de malo solo es bueno conmigo.

 — Yo no opinare.— contesto y todo el salon me queda viendo—¿de que sirve?, Ya estamos castigados nadie nos sacara de este castigo, no sirve de nada seguir discutiendo.

 — Opino lo mismo —contesa Simón rápidamente.

 Todos acceden a mi comentario y seguímos tranquilamente el castigo.

 

Mássimo

Termine, me preocupe por sacarme todo el trabajo pendiente y atrasado que tenía para pasar un hermoso día con Ana, en especial porque será su cumpleaños. Había decidido llevarla a un recorrido por una montaña y pasar la noche en una cabaña, pero luego decidí no ser tan egoísta y hacer una fiesta en la que estén todos sus amigos y conocidos.

Después de todo la montaña seguirá ahí al igual que la cabaña.

————————.

El ruido del despertador enloquece mi cabeza, rápidamente lo apagó y doy inicio a mi día, apenas serían las 6:00 AM.




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