Mi Profesor

Fingiendo

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Capítulo 5

Fingiendo

No tardé en alzar mi brazo en cuanto escuché mi nombre.

Comenzó a revisar la tarea, mi investigación la había realizado antes de entrar a clases ya que lo había olvidado.

Saqué mi carpeta al igual que todos y la extendí sobre mi butaca, removí las hojas en su lugar y conforme nos llamaba revisaba. Normalmente recibía nuestros trabajos, se los llevaba a casa y los traía firmados de vuelta, pero ese día fue distinto.

Cuando le escuché hacer preguntas a los que pasaban comencé a ponerme nerviosa. Estoy muerta pensé, solo había copiado y pegado el tema en internet, no me había tomado el tiempo para estudiarlo ya que lo había copiado a última hora.

Me removí en mi asiento mientras me ideaba un plan para huir de la vergüenza.

Me puse de pie y solté un enorme bostezo el cual ayudo a simular ojos cristalinos, me dirigí tenebrosa a su escritorio y fruncí el ceño.

—¿Puedo ir al baño?—pregunté después de que notara mi presencia frente a él ¿Que haces Sofia? Pienso pensará que tienes otra cosa, me enderezco y quito la mano de mi vientre.

—No tardes—contestó con su seca voz mientras volvía su vista al compañero que se acercaba a su escritorio.

Salí fingiendo malestar, bajé por las escaleras y me adentré al baño. El bañó quedaba justo atrás del salón, el escritorio del profesor quedaba justo a la vista de los tocadores de los sanitarios.

Al salir del baño le observé discretamente por los espejos. Después de unos segundos le mire girarse en mi dirección.

Respira hondo, debe creerte.

Mis nervios estaban de punta, no quería que mi mala actuación estropeara todo y me viera ridícula.

Recargué mis brazos en los lavamanos y me incliné ligeramente hacia enfrente, como si estuviera a punto de vomitar. Le miré discretamente por el reflejo del espejo una vez más y noté que estaba ¿preocupado?

Si, lo estaba!

Mi plan consistía en adentrarme al salón con señales de enferma y así tal vez, solo tal vez, no me preguntaría nada con respecto a la investigación.

Subí perezosamente por las escaleras sonriendo malvadamente, ganaba tiempo para ser más realista. Realmente tenía fe en que mi plan resultaría pero me tomó por sorpresa ver a Nicolas bajar velozmente por las escaleras para llegar a mi encuentro, me incliné en cuanto lo vi fingiendo malestar y me quejé.

—¿Que sucede? ¿estás bien?—preguntó alarmado pasando sus manos en mis mejillas.

—No—respondo y me siento mal por mentirle, realmente lucía preocupado—tengo muchas náuseas y me duele la cabeza—Vaya Sofi, estas por llevarte un premio Golden Globes pero por la mejor mentirosa—¿Cómo sabias que estaba así?—cuestiono.

—El profesor Chris me dijo que viniera a verte—al escucharle decir eso sentí un revoloteo de mariposas andando en mi estómago, tanto que oculte mis las ganas de sonreír.

Nicolás insistió en llevarme con la doctora, así que forcejeé con él camino a ella, pero no sirvió de nada. Llegamos a su despacho, este era realmente pequeño. Evite mirarle directamente a los ojos, ya que no estaba en mis hábitos a mentir y mucho menos a tres personas seguidas en un día. Tenía miedo de ser descubierta.

Se rumoreaba que la doctora tenía intenciones con mi profesor. Y no era de dudarse, era apuesto y sí recordaba haberlos encontrado juntos unas cuantas veces. Tomé asiento frente a su escritorio mientras Nico esperaba puesto de pie a espaldas de mi asiento.

—¿Cuáles son tus síntomas? —pregunta anotando.

Contesto de forma relajada lo mismo que a Nico, solo esperaba que pastilla que me fuera a tomar frente a ellos no me hiciera daño.

Mantuve la pastilla en mi boca por mucho tiempo, el sabor amargo que este destilaba comenzaba a darme verdaderas náuseas.

—¿Te sientes mejor?—pregunta sosteniéndome como si temiera que me desmayara en cualquier momento. Y es que mi actuación de enferma era limpia.

—No—respondí. Intento zafarme de su agarre pero me lo niega, quería que estuviera realmente bien.

—Dame más agua—le exijo para pasarme ese mal sabor de boca.

Subimos las escaleras con sumo cuidado, y al entrar al aula todos miraron en nuestra dirección. Solté un ceño fruncido y apartaron la mirada, pero en cuanto lo miré a él mi rostro se relajó.

Me sentí incómoda al ser el centro de atención en ese momento, pero todo lo había hecho por no haber estudiado una simple y estúpida investigación. Aunque no era del todo malo lo que había hecho por una tonta tarea, sabía que había gente que se excusaba de maneras peores que yo.

Recosté mi cabeza sobre la butaca de mi asiento, escuché al profesor pedirle a Nico que llevara mi libreta hacia su escritorio para revisarla.

Aunque sabía que mi plan funcionaría, por un momento sentí adrenalina, ya que me miró fijamente por un instante. Esos segundos fueron una tortura así que solo esperaba con miedo a que me preguntase algo ya que su vista viajaba de mis ojos a mi carpeta, pero no lo hizo. Suspiré de alivio al no escucharle hacerlo. La clase avanzó y seguí fingiendo, lo cual me cansó.

La clase transcurrió normal, no aparté mi mirada desde mi lugar mientras éste exponía.
En el segundo módulo nos dio un descanso de cinco minutos. Pasados estos nos esperaría en la sala de cómputo. Nicolás seguía preocupado por mi supuesto "mal estar" si supiera que solo estaba fingiendo para llamar la atención del profesor, este me mataba.

Entramos a la sala de computo, el mal estar desapareció al ver a la chica del servicio sentada a su lado, muy de su lado. Mi expresión habló por sí sola, Nico no tardó en soltar una risa disimulada de mi lado y me arrastró hasta nuestro lugar.

—Se te van a romper los dientes— dice mientras revisa sus apuntes.

—¿Quién es? ¿Qué hace aquí?—comienzo a discutir.

—¿Y yo que diablos voy a saber?—suelta.




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