Mi profesor I

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Aunque os parezca increíble, nunca he sido una chica de tomarse los rechazos a lo novela mexicana. No me encierro en mi habitación a llorar y comer helado ni me voy con otro chico para ahogar mis penas. Lo afronto con serenidad y acepto las calabazas, y las de Alex se merecían un récord guiness.
Los siguiente días fueron normales. El día del "suceso" tuve clase con él y apenas lo miré, me centré en el libro y en los comentarios de Andrés. Él ni siquiera dirigió su mirada hacia donde yo estaba, cosa que me ayudó bastante. Esa fue la mecánica que tomamos en todas sus clases. Él no me miraba y yo lo superaba. Cada vez dolía menos y al mes del "suceso" ocurrió un hecho que ayudó a que ocupara mi cabeza.

Era un día como cualquiera y estaba en el patio comentando con Andrés y Marcos los nervios que tenía por nuestro examen del lunes cuando Marc, junto con un grupo de amigos se acercó a nosotros.

- Vaya Andrés, y yo que pensaba que solo eras un pagafantas. Resulta que también eres un cobarde mentiroso.- dijo uno de los que acompañaba a Marc.

El golpe llegó mucho antes de que pudiera pedirle a Andrés tranquilidad y a Marcos explicaciones. Solo logré llegar a ver a ese chico en el suelo, con los dientes llenos de sangre y a Marc acercándose a él. No tardó mucho en formarse un logre alrededor de ambos. Claro está, estábamos en un patio de instituto. ¿Que acababa de hacer Andrés? No conocía de nada a ese idiota. Marc estaba tan alucinado como yo.

De repente de entre la multitud salió, para mi alivio, Silas. Separó rápidamente a ambos muchachos pero no consiguió callarles la boca.

- Eren un mierdas ¿Lo sabes?

- Al menos no estoy detrás de una tía esperando recibir alguna caricia como buen perrito.

- ¿Pero quién te crees que eres?

- Andrés ya basta.- oí decir a Marc.

- ¿Quieres cobrar tu también?

- ¡YA BASTA! Los dos me vais a acompañar , tú Marc también mientras que tú vas a pasar ahora mismo por enfermería.- Gritó señalando al chico .- Tu también nos vas a acompañar Alicia.

Yo hasta entonces no había podido reaccionar, el puñetazo de Andrés me había dejado anonadada. ¿Desde cuándo sabia pegar?

-Vale.

No pensaba rechistar ni ante Silas ni ante una situación así. Los tres nos dirigimos al departamento mientras dejábamos el rogle de curiosos y cotillas en el mismo sitio, inventando todo tipo de historias y de motivos que serían la comidilla de toda la semana-
Primero Silas llevó al que se identificó como Alejandro a la enfermería, no paraba de escupir sangre y Andrés no dudaba en demostrar cuanto placer le provocaba. Mientras le curaban , Silas intentó averiguar interrogándonos a mi, a Marc y a Andrés sobre el origen de la pelea, pero nadie decía nada. Yo porque no tenía ni idea, Andrés porque ya había metido mucho la pata y Marc, bueno, creo que él tenía algo de culpa.

Luego, Silas le soltó una buena reprimenda a Andrés avisándole de que sus padres estarían al corriente de lo sucedido al igual que su expediente. Eso sirvió para quitarle la sonrisa al instante y ambos pudimos irnos sin problema, aunque me hubiera gustado quedarme para oír las razones de Marc y el tal Alejandro.

Por mucho que quisiera preguntarle a Andrés que había ocurrido y porque había reaccionado así preferí callarme, ya había pasado un mal trago y el me lo contaría cuando estuviera preparado.

Lo sucedido entre ambos se quedó en mi cabeza durante el resto del día y al llegar a casa, las posibilidades eran muchas. ¿Me afectaría en algo? ¿Por qué ese chico acusaba de mentiroso a Andrés? ¿Andrés había sido capaz de dejarme mal contando alguna historia falsa? ¿Y qué tenía que ver con Marc?

A la mañana siguiente decidí que ya no lo pensaría más, no iba a indagar sobre ese tema. Realmente no me importaba mucho.
No necesité de deducciones para saber que Andrés había recibido una buena bronca, no vino a clase ese día ni me contestaba al teléfono. No recibía muchas broncas de sus padres, pero las pocas, le afectaban de verdad. Le eché mucho de menos durante todo el día y tenía pensado ir a verle nada más salir de clase. Ese día, curiosamente, noté que Alejandro estaba algo diferente en clase. Había violado nuestro pacto de no mirarnos y eso me resultó extraño. Preferí dejarlo pasar, ese camino era un claro y gran callejón sin salida. Por si acaso, ese día decidí recoger lo más rápido posible mis cosas y así evitar que pudiera hacerme algún comentario.
Por fin se acababa el día, faltaban pocos minutos para que finalizara mi última clase y quería salir rápido para que me diera tiempo de ir a casa de Andrés cuando de repente escucho mi nombre por el megáfono del instituto " La alumna Alicia Pérez Claus acuda a secretaria, repito Alicia Pérez Claus, acuda a secretaria" Me pilló completamente por sorpresa, nunca había oído mi nombre por el megáfono en los 4 años que estuve en el instituto y no sabía bien como reaccionar. Miré a mi tutor y el entendió que tenía que salir, como para no escuchar alto y claro mi nombre. Me levanté y decidí dejar mis cosas en la mesa con la esperanza de que fuera algo rápido, una notificación o una carta. Temí por un segundo que fuera el director, avisándome de que Andrés había sido expulsado por mi culpa, pero rápidamente descarté esa opción, tampoco estábamos en Guantanamo. Al cruzar la esquina me topé de cara con Marc. No lo había visto en todo el día y tampoco era mi intención, por su culpa Andrés no había venido a clase y no quería escuchar como hablaba mal de él. Para mi sorpresa él ni siquiera me saludo, simplemente me miró a la cara y se fue. Ya tendría tiempo para pensar en esa reacción más tarde.
Bajé corriendo las escaleras y me fui directa a la mujer de secretaria, de la que nunca consigo recordar el nombre.

- Me habéis llamado.- Por suerte mi voz sonaba firme.

- Si, tu profesor de Historia ha dicho que vayas al departamento. ¿Sabes dónde está?




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