Mi profesor I

27

No puede ser. Tiene que tratarse de una broma.

- Alex ¿ Tienes pensado dejarme en paz en algún momento del viaje?

-Alicia no entiendo que te ha pasado conmigo, pareces enfadada y no he hecho nada.

- ¿No has hecho nada? Osea que encima que vienes a un viaje en el que tenía pensado estar en paz y poder dejar de pensar en ti, traes a tu mujer para besarte delante de mis narices, me obligas a ir en el mismo grupo que tú y me atormentas susurrándome cosas al oído ¿Eres la victima? ¿Quién no ha hecho nada?

- ¿Aún sigues pensando en mi?

- Dios no puedo ser.

- Vale, vale. Te debo unas explicaciones. Yo no sabía que tu ibas a venir al viaje, me han avisado unos días antes. No quería que mi mujer me hubiese acompañado esta mañana, pero ella se tenía que llevar el coche y ha querido acompañarme hasta el autobús.

- ¿Y no podías mandarle a la mierda?

- ¡Alicia!

- ¡VALE! Sigue.

- No te he obligado a ir en ningún grupo, he visto que en el tuyo estaba ese chico que se pegó con un amigo por ti y pensé que no querías estar en el mismo grupo que él.

- No fue él quien se pegó con nadie. Pero que considerado eres.- contesté con ironía.

- Y si me dejas acabar serías igual de considerada.

No le iba a contestar.

- No ha estado bien que te dijera eso, pero es que estabas siendo muy descarada con el subnormal de Silas.

En eso tenía algo de razón pero tenía derecho de estarlo y más después de ver lo que vi. Era lo mínimo.

Los otros motivos tampoco eran tan raros, realmente él no tenía como saber que yo iba a la excursión y con su mujer, bueno, yo ya sabía que él era casado y realmente no tenía que darme ninguna explicación.

- Solo quería que sintieras lo mismo que yo esta mañana.

- Lo siento por eso, de verdad.

- Bueno, vale.- Me conformé con sus disculpas.

- Hay más...

- No me digas.

- Le he pedido a tu tutor que vinieras en este grupo no solo por lo que te he dicho. Quería tenerte cerca.

- No vayas por ahí.

No Alex, no vayas por ahí.

- No voy por ningún sitio.

- Bueno pues yo no te quiero tener cerca.

¿Habría sonado creíble?

- ¿Estás segura?

Antes de que pudiera rechistar me cogió la mano y me empujó hacía él. De la nada me tenía entre sus brazos cuando soltó uno para levantarme la barbilla y que pudiera mirarle directamente a los ojos. Estaba jodida. Azulados-grises. Casi podía sentir el latido de su corazón de lo agarrada que me tenía. Esta vez pude impregnarme totalmente con su olor, que tantas pocas veces pude notar. Tenía un olor fresco y acogedor al mismo tiempo, como si me rodeaba entera al igual que sus brazos. No pude resistir mucho más. Desde ese día supe que ese era y sería mi lugar favorito del mundo entero, entre sus brazos.

- ¿Por qué me haces esto?

Soné tan débil y frágil que hasta a mi me dio pena, pero es que tenerlo tan cerca rompía todas y cada una de mis barreras, de mis muros y de mis protecciones. Estaba dentro y yo no quería que se fuera.

-¿Quieres que te suelte?

- No quiero que me sueltes.- y esa era la verdad.

- No voy a besarte.- eso también era verdad.

- Entonces suéltame.

- Eso es chantaje.

- O me sueltas o me suelto yo sola y llamo la atención de toda la gente que está pasando.

La gente, era verdad. Estábamos rodeados de personas que iban demasiado rápido como para darse cuenta de lo que estaba pasando allí.

Apoyó su frente en la mía.

- Tienes los labios más bonitos que he visto nunca

Dios, porque acababa de decir eso. Acaricié los suyos.

- Pero no te voy a besar. Esto no está bien.

Use las dos manos que creía tener inmóviles para abrir sus brazos y me aparté con la mayor fuerza que pude reunir. Estaba jugando conmigo pero yo no era ningún juguete.

- No vuelvas a hablar conmigo.

Y me fui sin saber muy bien a donde, porque el lugar donde quería estar lo estaba dejando atrás.




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