Mi profesor I

32

- Mi niña, no sabes cuanto te he echado de menos. ¡No vuelvas a irte nunca!

Mi madre me abrazó tan fuerte que necesité unos segundos para retomar mi respiración normal. Mi padre en cambio sólo me acarició la cabeza, lo que viniendo de él, significaba que me había echado muchísimo de menos. Yo también tenía ganas de verles, porque con todo, mi madre siempre había sido un apoyo para mí. Llegué sobre las 9 de la noche, así que nada más cenar y después de media hora de contarle a mi madre lo maravillosa que era Valencia, pude irme a dormir. La mañana siguiente tenía algo muy importante que hacer.

Era sábado, y me desperté más tarde de lo normal. Estaba muy cansada por el viaje y por las horas de autobús, ya que Marc no me dejo dormir contándome como de bien se lo había pasado con su "amigo". Yo tenía que escucharle porque era la primera vez que sentía eso y sabía de sobra lo importante que es tener alguien a quien contárselo. Terminé por contarle a él también todo lo que me había pasado y toda mi no-historia con Alex. Creo que él se sorprendió aún más que yo con su confesión, pero me dijo que no me preocupara, que hay muchos peces en el mar y mucho más jóvenes. Nos reímos el resto del viaje de como habían cambiado las cosas en esos pocos días.
Me fui directa a casa de Andrés. Tenía que hablar con él muy seriamente. Aunque Marc admitió que el altercado con él no fue por mi culpa, necesitaba dejarle claro definitivamente que sólo éramos amigos. Una vez más.
Lo encontré en la puerta, volviendo de jugar al fútbol cuando se abalanzó sobre mí para darme un abrazo demasiado sudoroso para mi gusto.

- No sabes como te he echado de menos.

- Mi madre me ha dicho lo mismo.

Ambos reímos.

- Bueno, cuéntame todo lo que ha pasado.

Notaba en su voz cierto miedo por lo que pudiera decirle.

- Pues prefiero hablar de otra cosa, ahora mismo.

- Lo sabía. ¿Cuántas veces te has liado con él?

- Solo cinco.

Me reí porque sabía lo absurda que era la historia. Él se enfadó de verdad.

- Me alegro mucho de que te rías así de mí.

- Que es broma tonto, no ha pasado nada.

Bueno, el beso que nos dimos lo obvié porque sino tendría que explicarle todo lo demás.

- No me lo creo mucho. ¿Por qué dices que no quieres hablar del viaje?

¿Alex? ¿Un rechazo amoroso? ¿Marc es gay?

- Pues porque no pasó nada relevante. Aunque la ciudad es preciosa.

- Bueno, seguro que sí.

- Quiero hablar de lo que sientes hacia mí.

Ni siquiera le pilló por sorpresa. Sabía perfectamente que ese día iba a llegar.

- Ali, yo no quiero ni necesito hablar de eso.

- Bueno, yo sí. Porque tu actitud hacia Marc no me gusta y no quiero que tengas celos. Tu eres mi amigo y no siento nada por ti, jamás vamos a ser novios.

Ahora fue él el que se rio a carcajadas.

- Ali cariño, y tanto que no vamos a ser nunca novios.

- Entonces ¿Por qué no me olvidas?

Otra tanda de risas. No entendía nada.

- Siéntate anda, creo que estás un poco perdida.

- Andrés no me gusta nada esto.

- Alicia, soy gay.

- ¿Eres qué?

¿Pero conocía a alguno de mis amigos? No es que mi radar estuviera mal, es que jamás ha funcionado. Como podía ser tan tonta.

- Pero tu siempre te estas acercando a mi, si todo el mundo me dice que te gusto.

- Ya, por eso lo hago. Prefiero que la gente piense que soy un pagafantas que sepan que soy gay. Sabes como es el instituto, si se enteran no me dejarán vivir.

- Pero ¿Y tus celos? No me digas que no sentías celos.

- Claro que sí, pero no de ti. Es difícil aceptar que tu amigo de toda la vida y al que siempre has querido está enamorado de tu amiga a la que también quieres un montón.

NO PUEDE SER CIERTO.

- Andrés ¿Estás enamorado de Marc?

Asintió con gesto triste. Y yo no pude creérmelo. Ambos llevaban toda la vida enamoraos y jamás se dieron cuenta de ello. ¿POR QUÉ A MI NO ME PASABAN ESAS COSAS DESTINO?

- Dios, no podrías haberme hecho mas feliz.- Por el amor de dios, era maravilloso.

- No entiendo ¿Tanto te gusta la idea? Porque a mi no sabes como me sienta.

- Andrés, Marc me ha confesado que es gay y además le gustas tú.

Lo vi claro, ese brillo en los ojos acompañado de esa sonrisa en la boca al saber que la persona que quieres, también te quier a ti. No se puede describir con palabras. De repente mi corazón sintió un pequeño arañazo, hacia poco que yo había tenido eso.

- No, no... No sé que decir, No entiendo nada. Pero si vosotros habéis salido, te ha besado.
- Sí pero porque no tenía claro lo que quería, no quería aceptar lo que sentía y pensó que yo le haría cambiar de opinión.

El dolor aún no había desaparecido. Pero estaba demasiado feliz por mis amigos como para pensar en él ahora.

- Ali, nunca jamás serás consciente de lo que acabas de hacer por mí. Ahora me tengo que ir, luego hablamos.

- ¿Dónde vas?

- A cambiar las cosas, ya he perdido demasiado tiempo.

Y no me dejó responder. Tampoco quería. Por fin, ambos se lo merecían y aunque hubiera pagado lo que fuera por ver la cara de Marc, supe que eso tenían que hacerlo solos. Eso y lo que quisieran. Era increíble como estaban las cosas. Siempre creí que lo dos estaban enamorados de mi cuando siempre se han querido entre ellos. Yo pensaba que esas cosas se intuían o algo. Empecé a entrelazar sucesos y entendí un montón de cosas. Pero me supo mal que hubieran estado tanto tiempo sufriendo. Años viviendo al lado de la persona que quieres. Yo no podría.

Empecé a caminar hacia mi casa antes de que mi cabeza se llenara de malas y estúpidas ideas provenientes de mi corazón dolido.
Esa noche ni Andrés ni Marc me cogían el teléfono. No quise molestarles más, tenían mucho de que hablar y mucho que probar. Sonreí por ellos y me fui a dormir, pensando como el destino a veces terminaba acertando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.