Después de que Thomas se fue, caminé hasta mi habitación sin importar lo que los demás hicieran o dijeran, se suponía que mi cumpleaños iba a ser divertido, pero fue todo lo contrario. Cerré la puerta con candado, porque sabia que mi madre o mis hermanos en algún momento iban a querer entrar y no tenía ganas de hablar con nadie, me sentía como si fuera un objeto que estaba siendo intercambiado.
Después de quedarme una hora caminando de un lado a otro en la habitación, me quité el vestido, me puse un pijama y me acosté a intentar dormir, pero mi cerebro no paraba de darle vueltas a la última frase de Thomas.
—No tienes opción, porque incluso desde antes de nacer, eres mi prometida.
Me daba rabia solo de pensarlo, quería golpear algo o alguien, pero no debía desquitar mi ira con quien no lo merecía, así que respiré hondo, cerré los ojos y traté de calmarme.
El tiempo pasaba realmente lento, no conocía de nada al tal Thomas D’Angelo, pero mis padres creían en que irme con él sería la mejor opción y ambos toda su vida me protegieron y trataron bien, nunca imagine que fueran capaz de entregarm3e a un desconocido, que, al parecer, no lo era para ellos. Así que tomé mi computadora e hice una búsqueda, leí varios artículos con ese nombre, pero ninguna de las fotos era compatible con el hombre que había estado en mi casa, seguía estando en el mismo lugar que antes, no sabía nada de él.
Dejé la computadora a un lado de la cama y me acosté, necesitaba dormir. Sin darme cuenta de en que momento pasó, me quedé dormida y de igual manera unos golpes en la puerta me despertaron, eran suaves y constantes. Me levanté, miré la hora en mi celular y caminé hasta la puerta, al abrirla, vi a Kenneth mirándome, estaba a punto de preguntarle que quería a esa hora, pero me hizo una señal con su dedo, para que me quedara en silencio, lo hice y después el saco su celular, escribió algo y me lo mostró.
—No hagas ruido, empaca la mayor cantidad de ropa que puedas, vas a quedarte con nosotros.
Asentí y fui hasta mi closet, tomé la maleta más grande y empaqué, tal como había dicho, la mayor cantidad de ropa que pude y sin cambiarme el pijama, Salí de la habitación sin hacer ningún ruido. Afuera de la casa, en el auto, estaban mis otros tres hermanos en el auto, subí atrás junto a Kennan y Keith; Kenneth subió en el lado de piloto y arranco el auto.
—¿A dónde vamos? —pregunte mirándolos.
—Tenemos un apartamento alquilado hace algunos meses, allá nos quedamos cuando vamos a una fiesta o cuando tenemos citas —respondió Kennan mirándome.
—Ok, no quiero saber más —los cuatro rieron y yo sonreí —Gracias por esto.
—No es nada Issy, somos tus hermanos, es nuestro deber cuidar de ti —me abrazó Keith.
—No quiero ser una carga…
—Tú no eres una carga para nosotros —respondió Kenneth —Eres la niña pequeña de la casa, te queremos más que a nada en el mundo.
Al llegar al edificio, bajamos del auto y caminamos hasta el ascensor, fuimos hasta el piso 10 y entramos en el apartamento, tenía cuatro habitaciones, una sala de estar decente y una cocina bastante bonita.
—Puedes tomar cualquiera de las habitaciones —asentí y camine hasta la primera que encontré, abrí la puerta, camine a la cama y me acosté, los cuatro me miraron desde la puerta y yo reí.
—No tienen que quedarse vigilándome, no me van a secuestrar por la ventana —sonrieron y asintieron.
—si necesitas algo, puedes escribirnos a cualquiera y vendremos —dijo Kellan.
—Está bien, podemos hacer eso —asintieron de nuevo y caminaron lejos de la puerta dejándome sola.
Respiré hondo por decima vez esa noche y cerré los ojos, me sentía cansada, pero no tenia sueño, mi cabeza estaba muy ocupada en darle vueltas a toda la situación y al porque mis padres pensaban que ese hombre era el mismo que había salvado la vida de mi padre años atrás, se veía demasiado joven para haber estado con él en esa época; pero ambos estaban convencidos de que era la misma persona, parecían sinceros cuando hablaban.
Mi padre varias veces nos contó la historia de como salvaron su vida cuando mi mamá estaba embarazada de Kenneth y Kennan, a todos nos gustaba esa historia porque parecía una película de acción y la mayoría de veces mis hermanos y yo a escondidas nos reíamos de lo imposible que sonaba, muchas veces llegamos a creer que eran una invención de ellos dos para hacernos emocionar, mantener concentrados a cinco niños era bastante difícil y esa historia lograba hacerlo. en la actualidad no la contaba tanto, incluso se negó varias veces cuando le pedimos que lo hiciera unos meses atrás, lo cual me hacia pensar. ¿y si era verdad todo lo que decían y era necesario que me fuera con ese hombre? Mis padres nunca nos habían mentido y siempre fueron cariñosos con nosotros, no era lógico que de un momento a otro pasara esto, cosa que cambiaba nuevamente mi idea, ¿y si los estaban amenazando? ¿Cómo podría probar que los amenazaban?
Tome mi celular cuando se ilumino la pantalla y vi un mensaje de Liz en WhatsApp.
Liz: ¿estás bien?
Tú: No lo sé, estoy demasiado confundida ahora mismo.
Liz: ¿puedes contarme que paso?
Tú: mis padres enloquecieron, quieren que me vaya con ese tal Thomas, porque supuestamente el puede protegerme mas que ellos, no entiendo de que podría…
No terminé de escribir el mensaje, porque un ruido en la sala de estar me hizo saltar, me levanté con el celular en la mano lista para llamar a emergencias, caminé hasta la esquina y miré hacia la sala de estar, ninguno de mis hermanos estaba ahí, pero la puerta estaba abierta y un hombre caminaba despacio por la sala, me asusté y camine lo más rápido que pude hasta una de las habitaciones donde se supone estaba uno de mis hermanos, entre y me senté en la cama, toque su hombro suave y cuando despertó susurré.