Mi prometida

6.No tienes porque temerme.

Después de soltarme toda esa información, Thomas se puso de pie, estiro su mano hacia mi para que me levantara también, tomé su mano y halo para ayudarme, cuando estuve frente a él, se quedo mirando mis ojos y muy lentamente bajó su mirada hacia mis labios, yo me quede quieta, esperando a que se moviera, quería saber hasta donde pensaba llegar en ese momento.

—Es hora de trabajar en tus habilidades, esta es la parte más difícil —soltó mi mano y se alejó de mí, quería besarme, lo vi en sus ojos, pero decidió tener autocontrol y no hacerlo.

—¿Por qué? —pregunte acercándome a él, quería ver que tanto podría aguantar las ganas de besarme.

—Porque primero tenemos que descubrir cuales son, después encontrar la forma de que las controles, que puedas utilizar esas habilidades a conciencia —camino unos diez pasos lejos de mí y ahí fue donde se sintió seguro para mirarme.

—¿Y como quieres que descubra cuales son mis habilidades si no tengo ni idea de lo que los arcángeles pueden hacer? —puse las manos en mi cintura y lo miré directo a los labios, tal vez así pensaría que también quiero besarlo y tomaría la iniciativa —Y hablando de eso, ¿tú que eres?

—¿tu que crees? —respondió con una medio sonrisa —Por cierto, no voy a besarte ni a tomar la iniciativa porque me mires a la boca.

—¡Demonios! —reí, había olvidado completamente que él podía leer algunos de mis pensamientos —Oye, ¿Cómo funciona eso de leer la mente? ¿también puedo hacerlo?

—Los demonios no tienen nada que ver en eso y conocer tus pensamientos es una de mis habilidades, al menos con los humanos, no obtengo todo el pensamiento en sí, solo fragmentos de ellos, por lo demás debo interpretarlos —me miró y sonrió —Bien, ya terminamos con la parte de la charla, es hora de la demostración, ¿estas lista?

Asentí y esperé, mirándolo atenta a cualquier movimiento que hiciera, respiro hondo, como si temiera a la reacción que podría tener al verlo hacer lo que sea que fuera a hacer.}

—Ya estoy lista Thomas, basta de suspenso, haz lo que sea que vas a mostrarme —él asintió y de la parte de atrás de su espalda se abrieron un par de enormes alas blancas, no pude evitar que mi boca se abriera, nunca en mi vida pensé que los ángeles existían y menos que vería uno, esto era algo increíble.

Sus alas de lo blancas que eran, reflejaban la luz del sol, haciendo que a su alrededor se viera brillante y difuminado, como en los filtros de Instagram, era impresionante, creo que cuando pensé en la mañana que se veía como un ángel, era porque realmente lo era, quería acercarme y tocarlas, pero no quería grosera, tal vez eran algo el cabello, a algunos les gusta que lo toquen y a otros les molesta.

—No me molestaría que lo hicieras —empezó a caminar hacia mí, arrastrando las puntas de las plumas en el suelo, eran demasiado grandes —Hazlo Dennise, pon tus manos en ellas.

Cuando estuvo junto a mí, las abrió un poco y en mi cara sentí el aire golpear mis mejillas y un aroma fresco en mi nariz, no estaba segura si era por el bosque o era el olor de sus alas.

Estire una mano y pase la punta de los dedos por sus plumas, eran suaves y tibias, levante la mirada y lo vi mirando con atención el movimiento de mis dedos.

—¿Cómo se siente? —pregunte estirando la otra mano y tocando la parte alta, se sentía como un musculo fuerte e imaginaba que debía serlo para levantar el peso de su cuerpo quien sabe a que altura.

—Se siente igual a esto —estiró una de sus manos y pasó suavemente la yema de los dedos por mis labios.

—¿Así como en mis labios o, así como en cualquier parte del cuerpo? —pregunté mirando hacia sus ojos, sin detener las caricias en sus alas

—Así como en tus labios —me miro y sonrió —Y si quiero besarte, pero no creo que quieras que lo haga, se supone que no te caigo bien.

—Se supone que los ángeles y los humanos no deben tener ningún tipo de contacto íntimo —sonreí y me alejé de él antes de terminar pidiendo que me besara.

—Muy inteligente —sus alas desaparecieron nuevamente y una nueva pregunta llego a mi cabeza.

—¿Cómo es que ahora no puedo verlas? ¿las guardas o cómo? Y la ropa, ¿no estorba la ropa? —él rio.

—Ellas siguen ahí, solo que tu no puedes verlas, entre nuestras habilidades esta la de poder ocultarlas de los humanos y la ropa es tejida en el mundo angelical —levanto los hombros —Ahora debemos intentar encontrar tus habilidades y…

—¿Y si mejor volvemos a la casa? —suspiré —Me duele un poco la cabeza.

—Está bien, pero igual debemos tratar de encontrar cuales heredaste.

—Puedes contarme cuales son las que tiene o tuvo ese arcángel que nos heredo sus genes y de allí intentar hacer cada una de ellas —levante los hombros y empecé a caminar de vuelta hacia la casa, esperaba que si estuviera siguiendo el camino adecuado.

—De hecho, es por el otro lado, pero buen intento —rio y yo lo mire mal —¿Qué? Tu eres muy fácil de leer, si pusieras barreras entre tus pensamientos y yo, tal vez dejaría de hacerlo.

—Tal vez podrías simplemente dejar de entrar en mis pensamientos y respetar la privacidad ¿no crees que deberías hacerlo?

No respondió y ambos empezamos a caminar de vuelta a la casa, no podía dejar de pensar en sus alas y en el tacto que tenían, podía sentir aun en mis dedos la suavidad y calidez que tenían.

—supongo que desde aquí puedes llegar a la casa sola —hablo Thomas cuando ya se veían la casa frente a nosotros —Yo iré a dar una vuelta mientras tu descansas y el dolor de cabeza baja. Cuando vuelva podemos hablar de las habilidades del arcángel,

Asentí y continúe caminando hacia la casa, el abrió nuevamente sus alas, pero esta vez su cuerpo se levanto del suelo y se alejo volando, el solo pensar en que lo vi levantarse y volar era algo que me hacía sentir escalofríos, era la cosa mas improbable del mundo y yo tenia la certeza de que era real.



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En el texto hay: angeles, romace, destino

Editado: 24.07.2020

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