Después de un rato de haberse ido Christian Boyle llegó Sara a la casa y fue directo a la cocina, preparo algo de comer mientras Thomas y yo esperábamos en el comedor, él me miraba en ocasiones con coquetería, haciéndome sonrojar, mientras que yo le huía a sus ojos y estaba segura de que me sonrojaba cada vez que me encontraba con sus ojos, no podía evitar sentirme de esa manera, podía creer ser una mujer madura, que estaba acostumbrada a las atenciones de los hombres, pero la verdad era que Thomas era el primer hombre que realmente me hacia sentir nerviosa y actuar como una adolescente en toda regla, me sonrojaba al mirarlo, también cuando pensaba en los pequeños besos que me había dado y especialmente al momento de recordar que dormimos en la misma cama.
—Dennise —llamo sara, desviándome de los pensamientos que hacían calentar mis mejillas —¿Qué pasa contigo? ¿estás enferma?
—¿Enferma? No, ¿Por qué? —me quede mirándola, ¿tan mal me veía?
—Estas muy sonrojada —me miró y luego a Thomas —¿crees que tenga fiebre?
Thomas intentó no reírse y negó con la cabeza, él sabia perfectamente el motivo de mi sonrojo, porque probablemente había escuchando mis pensamientos.
—No está enferma Sara —cedió al impulso y rió —Supongo que la caminata le dio calor y aun no recupera su temperatura normal.
Me quedé mirándolos a ambos extrañada, Thomas sabia el motivo de mi sonrojo, pero Sara, siendo mujer, tal vez casada incluso, debería intuir la razón de mi sonrojo, según yo, los motivos eran más que obvios.
—Para ella no es tan obvio, amore, los sentimientos que tenemos nosotros son diferentes a los tuyos, son mas fuertes y duraderos, pero para demostrar lo que sentimos es distinto que para ustedes los humanos.
Eso quería decir que sara también era un ángel.
—Sara es ángel al igual que las demás chicas, a ellas las enviaron para cuidar de tu salud, que te alimentes bien y dentro de tus alimentos ponen de los nuestros —me quede mirándolo aún más curiosa, ¿ellos comían alimentos diferentes a los nuestros? —Podemos comer de su comida y disfrutarla, pero también debemos alimentarnos con la nuestra, ¿alguna vez escuchaste hablar de la ambrosia?
—Si, lo he escuchado, en la mitología griega le dicen ambrosia a un alimento de dioses, algo líquido que bebían o ungían en su cuerpo para limpiar o purificar —él asintió sonriendo.
—La ambrosia es real y tal como dices es líquida, tiene propiedades curativas y purificadora, si las heridas del cuerpo son profundas, puede ayudar a que curen más rápido y calmar el dolor, pero en casos especiales como el tuyo, ayuda a que tus habilidades sean mas sencillas de controlar para ti y purifica tus pensamientos, por eso te pudiste controlar con Boyle y no terminaste matándolo por accidente, aunque las gemas no pueden usar sus habilidades para hacer daño, tu eres un caso especial, por lo que si podrías hacerlo si te sientes en peligro, como hoy.
—Eso no es muy alentador, que tal si mis sentimientos salen de control y termino asesinando a alguien por accidente… no quiero imaginar la situación —estaba entrando en pánico, porque no quería llegar a ser la responsable de una muerte, o varias.
—Eso no va a pasar, amore, la idea del entrenamiento y todo eso es que aprendas a controlar las habilidades que poseas, para que puedas controlarlas incluso cuando tus sentimientos no sean los más positivos.
Que me dijera eso me tranquilizaba un poco, necesitaba ser muy disciplinada y aprender a la perfección todo lo que el pensaba enseñarme, iba a ser la mejor alumna que haya tenido.
—Thomas es bueno en lo que hace, su trabajo con las gemas nunca ha sido menor a la excelencia, puedes estar segura de que terminaras manejando todo muy bien —sonrió.
Yo sonreí un poco y empecé a comer cuando pusieron la comida sobre la mesa, no quería seguir hablando del tema, porque por mi mente pasaban pensamientos que no debería tener, me sentía celosa por las demás gemas y las cosas que pudo vivir Thomas con ellas, tal vez también las beso o tuvo algo mas con ellas… no, no debía pensar en esas cosas.
Termine de comer y me levante de la mesa sin decir nada, necesitaba alejarme de ellos dos unos minutos y aclarar mi mente, no entendía porque me sentía de esa manera, si Thomas y yo solo nos habíamos besado y si me gustaba, pero no tanto como para tener pensamientos así de ridículos.
Me senté en el porche de la casa, cerré los ojos y respiré profundo, el olor de las rosas era más fuerte en ese lugar, por lo que me concentre solo en el aroma para despejar mi mente de cualquier tipo de pensamientos, pero era muy difícil, ya que cada vez que dejaba de lado un pensamiento llegaba otro a ocupar ese lugar y en ese momento era mi familia quién llenaba mi mente, los extrañaba y me encantaría tener a mis hermanos conmigo para contarles todo lo que descubrí sobre mí, acerca de Thomas y los sentimientos que estaba empezando a tener.
—¿Te gustas las rosas? —abrí los ojos y lo miré, estaba sentado junto a mí, mirando hacia el frente.
—Me gustan, huelen bien —sonreí —Además las blancas son mis favoritas.
—Es bueno saberlo —me miró y yo me reí cuando sentí el sonrojo calentar mis mejillas de nuevo.
—Estoy comportándome como una adolescente, Thomas, me gustas y cuando me miras de esa manera esta es mi reacción —señalé mis mejillas —Y no me gusta, es vergonzoso que pasé eso cada vez que volteas a mirarme.
—A mí me gusta, no es algo que pase en mi especie, entre ángeles es difícil saber cuándo alguien siente algo por ti, porque nosotros cuando amamos, lo hacemos de una forma mas intensa que ustedes, pero no lo demostramos, por eso Sara no entiende la razón de tu sonrojo.
—Bueno, entiendo eso, tu pareces como si no sintieras ningún tipo de atracción por mí, excepto por lo de anoche y el beso —el levanto los hombros.
—Llevo más tiempo en la tierra, conozco los humanos y su forma de ser, también he aprendido un poco de ustedes, por eso demuestro un poco mas como me siento, yo actualmente tengo algo de humanidad en mí, tengo mucha empatía por ustedes.