La sonrisa con la que Thomas dijo que me mostraría su parte de la historia me asusto y me emociono al mismo tiempo, quería conocer su versión de los hechos y cómo fue que sucedió todo, pero me daba miedo pensar en que tal vez empezara a tener rencor por mi papá por haber prometido entregarme a un completo extraño.
—Bien amore, lo primero que necesito es que me prometas que no importa lo que veas o escuches, no debes alterarte, tienes que mantener la calma —hizo una pausa y suspiro —También quiero que me prometas que luego de ver lo que te mostraré, vas a permitirme explicarte porque fue la parte de la promesa ¿de acuerdo?
—¿Así de malo es? —pregunté, sus advertencias me ponían nerviosa, era mucha información, a la vez que nada de ella.
—No, no creo que sea así, es solo que no vas a entender muy bien porque lo pedí y porque él lo aceptó tan fácilmente, solo quiero que tengas la mente abierta —apretó mis manos un poco y yo asentí.
—de acuerdo, te prometo mantener la calma y dejar que te expliques —me acerque y de un beso rápido en sus labios.
El sonrió y me miro.
—¿Estás lista? Tal vez te sientas un poco mareada, pero pasara rápido.
—Estoy lista.
Cerré los ojos, como la primera vez y poco a poco la oscuridad desapareció y algunas imágenes empezaron a llenar mi cabeza.
Estaba en un lugar horrible, una bodega abandonada o algo parecido, camine alrededor algunos pasos hasta que escuche un gimoteo, mire hacia varios lugares tratando de encontrar de donde provenía el sonido. Camine hasta una puerta y la traspase, como los fantasmas en la televisión, suponía que así se sentía navegar en los recuerdos de alguien. El gimoteo se escucho nuevamente, solo que mas fuerte esa vez y encontré muy fácil de donde provenía, ahí estaba, mi padre en su versión mas joven, tremendamente parecido a mis cuatro hermanos, ojos grises como Kenneth y Kennan, los mismos labios de Kellan y Keith, su misma contextura, era sorprendente verlo así, tan joven.
Un ruido interrumpió mi escrutinio a mi padre, habían entrado unos hombres y todo lo que sucedió después de eso, me hizo empezar a llorar, sentí ganas de gritar que se detuvieran, que lo dejaran en paz, pero de nada iba a servir, debía mantener la calma. Luego de ver y escuchar las suplicas de mi padre y todas las atrocidades que le hicieron, fue que entendí, allí era donde Thomas había conocido a mi padre, él lo salvo.
—¿Que eres? - escuche que dijo mi padre, asombrado por la rapidez y fuerza de Thomas, que lucía exactamente igual que como lo veía cada día, desde que apareció en mi vida.
—Eso no importa ahora - respondió Thomas mirándolo.
—Le debo la vida... —susurró mi padre —No tengo como pagarle, no tengo dinero.
—No me interesa el dinero, no lo necesito —respondió.
—¿Entonces como quiere que le pague? —preguntó papá.
—Promete que me vas a dar a tu primera hija.
—¿Darle mi primera hija? —preguntó confundido mi padre igual que yo.
—Si, la primera hija que tengas, la primera mujer me la vas a dar.
—Está bien —aceptó —Lo prometo.
—Muy bien soldado, nos vemos en unos años, espera mi visita.
Thomas desapareció de ahí y mi padre aún algo confundido salió también ese lugar.
Me quedé mirando hacia la puerta por donde había salido mi padre unos minutos después, esa era la parte de la historia que mis hermanos y yo desconocíamos, la crueldad con la que lo habían tratado, la tortura que sufrió por tratar de salvar las vidas de sus compañeros y negarse a hablar.
Sali de la visión y cubrí mi boca con las manos para evitar gritar, sentía vértigo, todo a mi alrededor daba vueltas, mi garganta estaba seca y las lagrimas no paraban de salir de mis ojos.
—Dennise ¿Estas bien? —preguntó Thomas poniendo sus manos en mis mejillas.
—No lo sé —lo mire —Quiero agua.
Thomas se levantó, entro a la casa y un par de minutos después, volvió con un vaso de agua.
—Aquí, bébelo —susurro dándome el vaso, lo tomé y de una sola vez me lo bebí.
—Eso fue horrible —él se sentó de nuevo y abrazo mis hombros.
—Lo sé, la humanidad puede llegar a ser muy inhumana en muchas ocasiones, llegar a hacerse este tipo de cosas entre ustedes por diferencias en sus ideales…
—La humanidad tiende a ser estúpida en este tipo de cosas —empecé a hablar más calmada —Nos dividimos por cosas que no tienen tanta relevancia, siempre vemos los contras de todas las situaciones, y todo siempre es blanco o negro, no hay color ni tonalidades de grises intermedios, la humanidad es de extremos, estas en uno o en otro, ya que si llegas a decir que te encuentras en medio, te lo van a recriminar y terminas siendo obligado a elegir un bando.
—Por esas cosas los ángeles y demonios preferimos no dejarles saber nuestra existencia a la humanidad, tomarían esos extremos donde la mitad va a querer estar de nuestro lado y permitir que todo siga como hasta ahora y la otra mitad, va a desear acabar con nosotros, nos verán como un peligro para su supervivencia.
—Es una lástima, perdernos del conocimiento absoluto de otros mundos por la ignorancia pura, por creer que lo sabemos todo cuando ignoramos el noventa por ciento de lo que hay a nuestro alrededor —él sonrió y asintió.
—Y tu padre estuvo en medio de esa división, donde quería proteger a los inocentes y pelear por sus convicciones.
—Y casi termina muerto, si no hubieras llegado, ni Kellan, ni Keith, ni yo existiríamos —mire hacia el rosal, quería visitar a mi familia y contarles todo lo que había descubierto.
—Tu padre es fuerte, ha pasado todos estos años preocupado por este momento, me pregunto cada vez que nos reuníamos acerca de tu futuro, que pasaría cuando estuvieras conmigo y porque tenias que venir conmigo, le di pequeñas explicaciones cada vez, tanto a él como a tu madre, no podía darles toda la información de una sola vez, el shock hubiera sido enorme.