Mi prometida

16. Convencerlo.

 

La reunión con su hermano había afectado bastante a Thomas, no bajo a cenar y se quedó en el balcón de la habitación mirando el cielo, yo baje a cenar, aunque no tenia mucha hambre, me preocupaba ver a Thomas así, pero necesitaba un tiempo a solas para respirar y pensar. Mi corazón se encogía por él, se notaba que quería mucho a su hermano y no le gustaba todo lo que estaba pasando, tal vez podría intentar buscarlo y hablar con él, hacerle entrar en razón, demostrarle que era una gema y nunca le haría daño.

—Sara, ¿conoces al hermano de Thomas? —pregunté mientras ella lavaba todos los platos que se habían ensuciado con la cena.

—¿Nathaniel? —me miró y yo asentí —Los dos crecieron conmigo.

—¿Sabes dónde puedo encontrarlo?

—¿Para que quieres encontrarlo? —dejó de lavar y caminó hacia mí.

—Vino hoy, mas temprano y ellos hablaron, Thomas dice que Nathaniel piensa que soy peligrosa, que podría llegar a matarlo y no es así, no haría eso —respire hondo —Quiero que vea lo que realmente soy y que no soy un peligro para ninguno de ellos.

—Esa no es una buena idea, Nathaniel lleva años con el pensamiento de que las gemas son peligrosas, en el mundo angelical hay rumores acerca de lo que son y no son tan bonitos —caminó hasta donde yo estaba y se sentó frente a mi —Todos creen que su única razón de vivir es acabar con los ángeles y el mundo como lo conocemos.

—Pero no es así, es más, si Thomas no me cuenta todo, yo paso por la vida sin enterarme de esto —me molestaba un poco eso —Incluso pensaba que los ángeles no existían, para mi eran solo una fantasía dentro de los libros.

—Pero no todos los ángeles lo ven así, hay muchos que detestan a los humanos y si mezclas a humanos y ángeles, los odian aún más, porque sienten que el producto de esa unión no es natural y que están manchando la pureza de nuestra existencia.

—¿Tu crees eso? —pregunté curiosa —¿Crees que el tener genes de arcángel en mi me hace impura y repugnante?

—Eres la tercera gema con la que convivo, sé que no son malvadas ni tienen planes de acabar con la vida de nosotros —sonrió un poco —Es mejor que no busques a Nathaniel, deja las cosas así, mas adelante tal vez Thomas logre convencerlo.

—Dijo que se rindió y desde que él se fue ha estado muy silencioso, mirando el cielo, me preocupa mucho.

—Él va a estar bien —se levantó —Lo mejor que puedes hacer ahora es quedarte a su lado y darle consuelo.

Asentí, me levante también y camine hacia la escalera.

—Gracias por hablar conmigo, eres muy amable —ella sonrió y negó con la cabeza.

—No tienes que agradecer nada —sonreí y subí la escalera.

Cuando entre a la habitación, Thomas ya estaba acostado en la cama, boca arriba, con los ojos cerrados, subí despacio a la cama y me acerque a él.

—¿Estas bien? —pregunté suave, cuando estuve acostada a su lado.

—Estoy bien —susurró, me abrazó y suspiro —Solo me siento molesto por Nathaniel, hace muchos años está pidiéndome que deje que cuidar de las gemas y me vaya con él y mi padre, ambos piensan que no vale la pena protegerlas.

—¿Y si vamos a visitarlo? —abrió los ojos y se quedó mirándome —Tal vez conociéndome se de cuenta de que no voy a hacerles nada y que no tengo planes para acabar con la raza de los ángeles.

—Perderíamos el tiempo, amore, intenté presentarle la anterior gema y fue un fracaso —besó mi frente —No te preocupes por la relación que tenemos, desde hace años que está rota, no nos llevamos muy bien nunca.

—¿Y si esta vez es diferente y yo puedo convencerlo? —negó con la cabeza.

—Nathaniel es lo contrario a lo que soy yo, nada de lo que le digas lograra hacerlo cambiar de opinión, no le agrada la humanidad porque ha visto lo peor de ustedes y también vio lo peor de los nephilims, hijos de ángeles de bajo rango y caídos, ha visto las atrocidades que llegan a cometer cuando se enteran de sus habilidades heredadas de sus padres ángeles y por eso les tiene tanto odio.

—No todos somos iguales Thomas, igual que hay ángeles bueno, hay malos —me molestaba que su hermano quisiera cortarnos a todos con la misma tijera, cuando éramos completamente diferentes unos de otros, con personalidades únicas y valores diferentes —Y nosotros los humanos también, hay buenos y malos, no puede compararme con los otros como yo que ha conocido, crecimos de formas diferentes y actuamos de forma diferente, no puede juzgarme en base a lo que han hecho otros.

—Si, entiendo lo que me dices amore, pero él no tiene ese pensamiento, para él todos son iguales.

—Pues con todo respeto —me quedé en silencio y luego negué con la cabeza —Con nada de respeto, tu hermano es un idiota, que mentalidad tan pobre tiene y se supone que es alguien superior a mí.

—Tenemos más años de vida y muchos conocimientos acerca de algunas cosas, pero también tenemos prejuicios como ustedes y como te explique antes, nuestras emociones son más intensas, por lo cual es difícil hacer que alguno de nosotros cambie de opinión, se necesita que pase algo lo suficientemente impactante para que eso pase.

—Déjame demostrárselo, por favor —traté de convencerlo.

—Podemos intentarlo, pero no te prometo que algo vaya a cambiar, incluso esto podría terminar molestándole.

Pero yo tenia que intentar algo, no podía dejar las cosas así, cuando podría ayudarlo a llevarse bien con su hermano de nuevo y hacerlo feliz, porque me gustaba verlo sonriente, no molesto o triste.



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En el texto hay: angeles, romace, destino

Editado: 24.07.2020

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