Mi prometida

19. Déjala ir.

THOMAS.

Ver a Dennise tan pálida, sentirla tan débil y que Rafael tuviera que darle polvo de sus alas para que no sintiera dolor, me enojaba, pero eso no era lo que me hacia sentir mas rabia, era el hecho de que mi propio hermano estaba atacando no solo a la mujer que debía proteger, si no la mujer por la que tenia sentimient6os, no le importo saber que la quería, simplemente toco su alma para llamarla.

Quería encontrarlo rápido y obligarlo a dejar ir su alma, aun no era su momento, ella tenía todavía una vida por delante, demasiadas cosas que descubrir y un propósito que cumplir. Para Nathaniel y para mí siempre era fácil encontrarnos, ya que siempre estábamos rondando los mismos lugares, pero esta vez no, Nathaniel sabia que en cuanto me enterara de lo que había hecho, lo buscaría y estaba escondiéndose de mi como un cobarde, en lugar de enfrentarme.

—Deja de esconderte como un cobarde, Nathaniel, si tuviste la valentía de ir hasta mi casa y tocar el alma de Dennise, ten también el valor de salir y enfrentar las consecuencias —hable fuerte porque sabia que alguno de los caídos que espiaban para él estarían escuchando y le pasarían el mensaje.

Camine por toda la bodega en la que me encontraba buscando algo que me diera una pista de su paradero, pero nada, seguía sin encontrarlo, la frustración aumentaba a cada segundo y la rabia crecía hasta el punto de no retorno.

—No me estoy escondiendo de ti Thomas —cuando escuche su voz, me giré y respire hondo.

—¿Entonces que hacías? ¿jugar a las escondidas? —no pensaba tenerle misericordia solo por ser mi hermano, iba a acabar con él, si a él no le importaba en lo más mínimo lastimarme, tampoco me importaría a mí.

—Estaba ocupado, con cosas mas importantes que tú —respondió, claro, estaba ocupado tratando de asesinar a Dennise.

—Déjala ir Nathaniel —el rio y negó con la cabeza.

—¿Por qué tu lo dices? No voy a hacerlo, ella tarde o temprano va a llevarte a la perdición.

—Si lo hace o no, no es tu problema, es mío, así que, de nuevo, déjala ir.

—No lo voy a hacer Thomas, ella es peligrosa y no voy a permitir que todo acabe mal para ti cuando solo por las exigencias de los siete —entrecerré los ojos y negué con la cabeza, su motivación era estúpida.

—Si tu excusa para hacer esto es mi bienestar estas siendo muy idiota, Nathaniel, porque si estuvieras interesado en que este bien y feliz, la dejarias en paz sabiendo que no solamente es la gema que debo proteger si no la mujer que deseo proteger de todo lo que pueda dañarla, yo la amo —su expresión seria, desapareció y por su rostro paso algo de confusión, al parecer no le había quedado claro en nuestra última conversación que Dennise era mi destino.

—¿La amas? ¿a esa abominación? —ahora se veía ofendido, molesto por mis palabras —déjame sacarte esa idea tan…

—Déjala ir —repetí —O tendré que obligarte.

—Oblígame, porque no pienso hacerlo —respondió.

En ese momento supe que las palabras no iban a funcionar y era tiempo de recurrir a la violencia, porque Nathaniel nunca era suficiente con palabras, para él todo se trataba de golpes y de demostrar quien era el más fuerte, en cuerpo y alma.

Me abalancé hacia mi hermano, puse las manos en su pecho y caminé empujándolo hasta la pared más cercana, presioné su cuello con el brazo y repetí.

—Déjala ir.

Negó con la cabeza y puso sus manos en mi pecho y empezó a empujar, para evitar perder la ventaja, abrí las alas y con ellas también empuje para aumentar la presión, pero él hizo lo mismo y con sus alas empujo hacia mí, volviendo a estar iguales.

—Cuando éramos niños te dejaba ganar para que padre no te lastimara porque eras el mas pequeño y no resistirías igual que yo sus castigos —empezó a hablar mientras empujaba —Siempre he tenido mas fuerza que tú, pero nunca lo notaste porque te he protegido desde el momento en que naciste.

—Deja de sacar excusas Nathaniel, no estas protegiéndome de nada, porque ella no desea hacerme nada, su única motivación es aprender a utilizar sus habilidades para vivir una vida lo mas normal posible, poder protegerse a si misma de aquellos que intenten atacarla y no mantenerme atado a ella, estando en constante peligro —lo empuje nuevamente, me levante en el aire para tomar impulso y arremetí contra él, haciéndolo caer al suelo, apreté en un puño su camiseta y golpee en su rostro —Incluso quería buscarte y hablar contigo, contarte su vida y demostrarte que ella ni siquiera sabia lo que era una gema hasta que la encontré, ella quería decirte que como hay ángeles buenos y malos, en la tierra pasa algo parecido, hay humanos buenos y malos, que no todos son iguales ni tienen los mismos pensamientos oscuros.

—¿Y crees que la palabra de una simple mujer va a hacer que cambie de opinión? He visto muchas cosas que tu no Thomas, conozco mejor las intenciones de los humanos que tú, al llevar sus almas al infierno he podido ver lo malvados que son y el mal que hacen al simplemente existir —empujó, haciéndome caer lejos de él y se levantó.

—Yo conozco la humanidad mejor de lo que tu lo haces, porque he convivido con ellos por años —limpie mi labio inferior, que a este punto ya estaba roto —Sé que no todos son malos, hay algunos que viven haciendo el bien a otros.

—Eso no es suficiente para que quiera dejarla libre, ella es un peligro para ti y para cada ángel que habita en la tierra.

La rabia que tenia Nathaniel, se desbordo completamente, corrió hacia mí, tomo mi brazo, me giro, agarro una de mis alas y la halo con fuerza, sentí un dolor intenso cuando rasgo el ala por completo, la dejo caer al suelo y después me soltó a mí.

—Esta es la consecuencia de proteger a esa gema—murmuro.

Él pensó que estaba acabado, que al perder una de mis alas, me detendría, pero estaba peleando por algo mas fuerte que un ideal, yo peleaba por la persona de la que estaba enamorado. Me levanté, lo mire caminar hacia la puerta, camine hacia el y tome ambas alas.



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En el texto hay: angeles, romace, destino

Editado: 24.07.2020

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