Estaba junto a mis hermanos en el comedor cenando, los chicos estaban en silencio, pero sabía que tenían mucha curiosidad, probablemente querían que les contara todo lo que sabía acerca de Thomas, los ángeles y las habilidades que tenía.
—Todos sabemos que tienen preguntas, así que empiecen —los cuatro sonrieron y se miraron entre ellos para ver quién empezaba la ronda de preguntas —Hagámoslo en orden, primero el mayor.
—¿Qué habilidades tienes? —empezó Kenneth —¿Puedes usarlas cuando quieras?
—Hasta ahora, solo tengo seguro que tengo la habilidad de dar vida o quitarla —dejaron la cuchara en el aire y sus bocas abiertas, a veces pensaba que eran cuatrillizos, sus gestos eran muy similares, al igual que sus rostros —Y hace poco descubrieron que las gemas, todas, podemos devolver alas a los ángeles o darles la oportunidad de vivir como humanos, la única que he utilizado hasta ahora es la de quitar vida y antes de que asusten no mate a nadie, solo lo empuje y queme su pecho y se supone que puedo usarlo a consciencia, pero para hacer el bien, si intento hacer algo que sea incorrecto, habrán consecuencias.
—Suena como una película todo eso —dijo Kellan y yo sonreí.
—He pensado lo mismo cada vez que descubro algo nuevo —sonreí —Tenia mi mente abierta a cualquier posibilidad, pensaba que nada lograría sorprenderme mas que las alas y tener el conocimiento de la existencia de los ángeles, pero cada cosa nueva que descubro me sorprende, me hace pensar que estoy dentro de un sueño y en cualquier momento voy a despertar.
—¿Cuáles son esas consecuencias? —preguntó Kennan, siguiendo el orden.
—Lo único que se es que pueden llegar a ser tan extremas que la muerte es una opción.
—En ese caso, no las utilices —dijo Keith levantando los hombros —Así no corres ningún peligro.
—habrá momentos donde voy a tener que utilizarlas quiera o no, una de esas ocasiones es ahora mismo —los mire y suspire —Tengo que encontrar la forma de que Thoma tenga ambas alas de nuevo.
—ten cuidado con lo que haces cariño, no te arriesgues si es algo que no vale la pena —Kenneth siempre era el mas serio de los cuatro y el que más se preocupa porque tomara buenas decisiones.
—Si a ti te arrancan un brazo y existe la posibilidad de que vuelvas a tenerlo, la tomarías ¿verdad? —el asintió —Lo harías, porque vale la pena intentar, es lo mismo para Thomas, sus alas son parte de sus extremidades, es algo con lo que nació, son sensibles al tacto, suaves, tibias… las necesita.
—Entiendo —asintió —Entonces haz tu mejor esfuerzo.
—Gracias por entender —sonreí y él tomo mi mano —Y gracias por venir a ayudarme.
Apreciaba mucho que estuvieran conmigo y que corrieran a ayudarme cada vez que necesitaba de ellos, a veces peleábamos, nos poníamos apodos, nos burlábamos del otro e incluso nos insultábamos cuando estábamos demasiado enojados, pero, aun así, nos queríamos demasiado y nos apoyábamos cuando lo necesitábamos, éramos familia y la familia no se abandona a pesar de que las circunstancias sean un poco difíciles.
Y ahora también tenia a Thomas, que últimamente estaba ahí para mi en cada momento difícil, dándome consuelo, escuchándome y aconsejándome, esperaba que se recuperara rápido, porque me hacia falta.
—Ya no quieres responder más preguntas, en tu cara se ve que quieres correr a la habitación y mirar que tu novio este bien.
—No es mi novio —negué, me levanté y camine a la escalera —Pero si tengo que subir, tal vez quiera algo.
Ellos rieron y yo corrí escaleras arriba, llevaba bastante tiempo abajo hablando con ellos mientras Thomas descansaba.
Entre a la habitación y Thomas estaba de lado, con los ojos medio abiertos.
—Hola —me senté en la cama y peiné una de sus cejas la yema del dedo índice —¿Llevas mucho despierto?
—No —susurró, se movió un poco para acomodarse y se quejó al sentir dolor.
—¿Duele mucho? —me levante —¿Dónde tienes ambrosia? Puedo prepararte un poco si me dices como es…
—No —negó y se sentó, con bastante dificultad —No me gusta estar tan adormecido.
—Pero vas a sentirte mejor y sanaras más rápido —negó de nuevo con la cabeza.
—Prefiero el dolor a estar adormilado y casi inmóvil, detesto la sensación —respiró hondo —Prefiero el dolor y poder hablar contigo, verte sin esa niebla que cubre mis ojos cuando bebo la ambrosia.
—Thomas —me senté de nuevo y puse mi mano en su mejilla —Puedes tomarla, cuando estés mejor podrás verme de nuevo, Rafael me dijo que al beberla vas a sanar más rápido, no debes sentir dolor solamente por verme, aquí estaré esperando que despiertes para que puedas mirarme por dos horas seguidas si quieres.
Sonrió y miro hacia mí, sus ojos se veían cansados y su cabello despeinado por la almohada lo hacia ver muy tierno, me imaginaba como se veía de pequeño, tal vez fue el niño más lindo de todo el mundo angelical y el más paciente también, porque era un hombre demasiado paciente, además de dulce.
—No quiero tomarla, quiero… necesito sentir el dolor, para recordar siempre que mi hermano intento matarte y que sin misericordia me lastimó, tengo que recordar claramente el dolor que me hizo sentir, emocional y físico —miro hacia el frente y luego cerro los ojos —Mamá estaría muy enojada con nosotros.
Me quede en silencio, esperando que dijera algo más, nunca había hablado de su madre y quería escuchar lo que tuviera para decir acerca de ella y de su niñez, me interesaba conocer mas de su vida y de como creció, como fue que se moldeo su personalidad, pero no dijo nada más, solo se recostó nuevamente en la cama y dejo los ojos cerrados. Tal vez después podría preguntarle.
Y quién sabe, con sus historias podría descubrir el punto débil de Nathaniel y quizá en algún momento hablar con él y convencerlo de pensar mejor las cosas, porque si, odiaba a Nathaniel con todo mi corazón, pero a Thomas le dolía estar distanciado de su hermano, notaba lo triste que estaba por haber peleado de esta manera con él y para mi era mas importante ver a Thomas feliz que una venganza. En algún momento el destino le daría su castigo a Nathaniel por ser tan tonto.