-eso no es temas de conversacion -me dice Erick luego de que lo lleve a donde lo quería.
-vamos que no es nada malo.¿cuando te diste cuenta que eras homosexual?.
-Esta bien te contare -dice con un suspiro cansado.-desde pequeño lo supe, nunca me gustó una chica.
-exelente -digo para llevarlo a donde quiero.- quien fue tu primer novio.
-mi primer novio lo tuve a los dieciséis. Fue un chico lindo y muy bueno conmigo pero nuestro noviazgo duro poco.
Me quedo con la boca abierta mirando a mi amigo suspirar como una colegiala contando los dueños de su vida amorosa.
-valla eso no me lo esperaba -digo y su gesto cambia un poco.
-las personas no entienden que el amor si existe y que nosotros nos enamoramos locamente, que tenemos la capacidad de sentir; que ser homosexual no nos hace
indiferentes.
Dijo eso con tal convicción que yo me sentí un poco mal por el en realidad nunca lo había visto de ese modo; lo respetaba y apoyaba pero no me había detenido a apreciar sus sentimientos.
-Erick mírame -le digo mientras el camina absorto por las calles mirando al frente.- no tomes a mal lo que dije sabes que te quiero como a un hermano y de verdad me alegra que hallas podido vivir y experimentar cosas que yo no.
Esta vez me toca a mi apartar la vista mientras caminamos por las calles del vecindario. Siento la nesesidad de seguir indagando así que pregunto.
-¿como fue tu primera vez?- levanta su vista de repente un poco desconcertado.
-¿por que tanto interés?- me dice.
-solo quiero conocerte más, hacerte saber que a mi me puedes contar lo que sea -le digo sinceramente -conmigo puedes hablar de cualquier cosa.
-la verdad fue cuando tenía 18 años -dice con una sonrisa.- con un chico muy experimentado el me fue guiando, ayudando. Fue lo mejor del mundo pero el no buscaba algo serio así que lo hicimos al menos unas cinco veces y no lo volví a ver nunca mas.
-se escucha que fue muy bueno. Y a todo esto ¿tu das o recibe?. -solo me queda ver su rostro que asombrado.
-¿que le hisiste a mi amiga?- dice con evidente tonos de pregunta -dónde está la Lesvia reservada y tímida.
-sigue aquí es solo que estoy feliz por que al fin faltan pocos días en lo que podre experimentar todo esas cosas. Besar alguien, tener novio, sexo y muchas cosas más.
-por supuesto que no señorita -dice muy serio- usted se limitará a estudiar de ninguna manera andará por ahí besando babosos.
-vamos no seas agua fiestas- Le digo -solo besaré a alguien.
-está bien pero nada de sexo okey.-dice deteniéndose delante de mi -no soportaría verte con el corazón roto.
Se detiene y me abraza con cuidado haciéndome saber el inmenso cariño que me tiene
-vamos entra a casa. Nos vemos mañana.
-Erick -se voltea -gracias por todo.
-no hay de que sabes que te quiero mucho.
-yo igual amigo, yo igual.
Me dirigi hacia dentro sin saber que eso me traería algunas problemas. Camine sin saber que un par de ojos habían visto esa escena y aunque para mi es simple amistad para muchos visto de esa manera parecería otra cosa....
-a eso es que te estas dedicando -me encuentro con su dura voz a penas cruzó el umbral de la puerta.-andas de ofrecída con los hombres del vecindario.
-disculpe padre. Solo es un amigo que me acompañó a casa, es el hijo de los Gonzalez.
- ¿es ese chico hijo de Alberto de Gonzalez?.
-si padre.
-bien te quiero lejos de el -me toma por el brazo -me entendiste una chica decente como tu no deberías hacerlo, no es bueno andar por las calles riendo con hombres y mucho menos platicando tan a gusto -fija su mirada en mi rostro buscando intimidarme- no voy a aceptar que andes de ramera por el vecindario. Entendiste.
-claro que si padre- digo tan sumisa como siempre.-si me permite marchó a mi habitación.
-largate no te quiero en esta sala perturbando mi paz.
Le dirijo una mirada a el y luego a madre que continúa absorta como siempre en sus actividades viviendo ajena a todo lo que pasa a su alrededor. Me dirijo a mi habitación y me retiro la ropa paso las manos por aquellas cicatrices que yacen a lo largo de toda mi espalda. El simple hecho de observarla hace que me den ganas de llorar me hace sentir rabia y odio por ellos.
Pero no dejo que los malos sentimientos me motiven me dirijo al respaldo de la puerta del baño y hay escondido está ese fiel compañero que cuenta lo días junto a mi encierro en un círculo el día que pasa. Espero esa gota de anhelo y esperanza que podré tener una vida mejor libre de ellos.
Podre empezar a vivir.