Tan pronto como llegamos al hospital, los paramédicos lo guiaron a la sala de emergencias donde uno de tantos doctores y una enfermera se encargaron de sacar el resto de piedras que tenía en sus heridas, las limpiaron y desinfectaron, mientras hacían todo eso le hacían preguntas que él respondía con oraciones cortas o ignoraba groseramente, no sabía si reír o sentirme enfadada debido a esa situación, esas personas le estaban ayudando y él se comportaba como un completo idiota con ellos, lo que si sabía era que estaba harta de esa situación y no iba a quedarme callada viendo como el humor de esas personas iba tornándose cada vez más oscuro.
—¿Esto lo hicieron para asaltarte? —pregunto de nuevo la enfermera con la misma amabilidad que había preguntado la primera vez. Nathaniel la ignoro. de nuevo. Sin poder soportarlo un segundo más, me levante de donde estaba sentada, me acerque hasta quedar de pie frente a frente y con cuidado de no tocar ninguna de sus heridas puse mi dedo índice en su pecho y dije:
—¿Qué mierda sucede contigo? —normalmente no era una persona de usar malas palabras, pero este hombre frente a mi había colmado mi paciencia y su actitud hizo que sacara lo peor de mí —¿Acaso tu madre te crio para que fueras un idiota?
Sus ojos se quedaron fijos en los míos y sus labios en ningún momento se movieron para responderme, cosa que hizo que me enfureciera más, lo había acompañado al hospital para que estuviera en buenas manos y permitiera que lo curaran, pero en ese momento deseaba seguir en la fiesta, aburrida, viendo como la gente bebía sin control, era preferible eso a ver a un muy hermoso hombre comportarse de una manera tan horrible con la personas que lo único
que querían era ayudarle.
—¿Ahora eres mudo? —dije mirándolo, sus ojos seguían mirando los míos tan fijamente que asustaba, no parecía consciente de la realidad y eso me asusto, levante mi mano derecha y la moví de un lado a otro frente a sus ojos, pero estos no reaccionaron, ni siquiera parpadeó, mire por encima de su hombro al doctor que ahora me miraba curioso —¿Nathaniel? ¿Me escuchas?
Nada, ninguna reacción por su parte, seguía sentado en la misma posición en la que los paramédicos lo dejaron y su rostro en ningún momento mostro signos de dolor mientras desinfectaban y cosían sus heridas, el doctor al notar lo que hacía se hizo a mi lado, saco una pequeña linterna similar a un esfero y la movió frente a sus ojos; el resultado fue el mismo que yo obtuve al mover mi mano.
—Diría que está en shock por sus heridas y la pérdida de sangre, pero si tenemos en cuenta la lucidez que tuvo en la ambulancia no estoy seguro de que sea eso. —el doctor tomo la muñeca de Nathaniel y miro su reloj por un momento en silencio —Su pulso es estable, sus ojos no se ven dilatados, no reconozco ningún efecto secundario por drogas que no puedan ser detectadas en su sangre y en los exámenes que hicimos hace un rato nos muestra que todo está perfecto; no entiendo porque ahora esta así. ¿Sabe si sufre alguna enfermedad mental que pueda inducirlo a este estado?
—No, lo siento —negué con la cabeza —Se acerca de él exactamente lo mismo que usted.
—Tendremos que hacerle algunos exámenes hasta determinar la causa de…—antes de que el doctor terminara de hablar, Nathaniel soltó un suspiro y cerró los ojos mientras se desvanecía en la cama.
(…)
Habían pasado seis horas desde que Nathaniel haba caído desmayado; el doctor había hecho algunos exámenes para tratar de determinar la causa de su inconciencia, pero nada le había dado resultados; en su rostro se veía la frustración al no poder descifrar el
enigma que era Nathaniel y al mismo tiempo dejaba ver la preocupación que le causaba su estado.
—No entiendo que es lo que puso así, cada prueba que le hicimos salió bien —el hombre se veía cansado, estaba seguro de que su turno había acabado ya.
—Si todas las pruebas salieron bien no debemos preocuparnos —dijo otro hombre entrando en la habitación —Vete a casa Cameron, necesitas descansar, yo me encargo.
—Gracias por esto Alexander, me tranquiliza saber que estarás a
cargo de él – la sonrisa de alivio en el rostro del doctor me permitió saber la confianza que le tenía al doctor Alexander —Me avisas de sus avances por favor.
—Aun no puedo creer lo entregado que eres a este trabajo Cam —el doctor negó con la cabeza sonriendo —Puedes irte tranquilo, te avisare cualquier cosa.
Ambos doctores se despidieron con un apretón de manos y Alexander se acercó al lastimado cuerpo de Nathaniel, reviso suavemente cada una de sus heridas y después de ver cada una de ellas lo acomodo nuevamente y me miró.
—¿Sabes qué fue lo que paso?
—No lo sé —negué con la cabeza —Cuando lo encontré ya estaba así y no quería venir al hospital.
—Entiendo —asintió y volvió a mirar a Nathaniel —Supongo que debes tener hambre, ve a comer algo mientras yo sigo revisándolo.
—Estoy bien, gracias por preocuparse —estaba muriendo de hambre, pero no quería dejarlo solo con el doctor, desde que él entro el ambiente se empezó a sentir diferente, me daba cierta desconfianza.
—Puedes dejarme con él pequeña salvadora —escuchar la voz de Nathaniel hizo que me levantara de un salto de mi silla y me acercara a él, había estado inconsciente por horas.
—Dios, Nathan, me asustaste demasiado —dije cuando estuve frente a él y vi que sus ojos pálidos miraban los míos.
—No tienes nada porque preocuparte, estoy bien —una pequeña sonrisa apareció en sus labios y sus ojos se cerraron.
—Ve a comer algo, no me moveré de aquí —su voz se escuchaba cansada, sin fuerza – El doctor va a encargarse de todo, ve a comer y tráeme algún dulce que encuentres por ahí.
—Está bien, no tardare mucho —caminé hacia la puerta, salí y me quede un momento cerca de la puerta, la voz del doctor se escuchaba perfectamente desde donde estaba.