Mi protegida.

7. Tienes que alejarte

Intenté matar a su esposa.

Las palabras de Nathaniel se repetían en mi mente una y otra vez, habían pasado dos horas desde que había hablado con él y llevaba una intentando dormir, después de esa declaración me había quedado sin palabras y él se fue en silencio. Estaba confundida, mi cerebro de modo muy razonable me decía que esa declaración era suficiente para alejarme, sacarlo de mi vida y continuar como si nada de esto hubiera pasado, pero por otro lado mi corazón decía que las personas a veces cometían errores y que tenían derecho a arrepentirse y recibir una segunda oportunidad, pero… ¿Debía ser yo quien le diera una? Le di vueltas al mismo asunto por horas, hasta que el agotamiento me venció y finalmente me quedé dormida, pero no fue una noche tranquila, ya que mis sueños estuvieron llenos de ángeles crueles y mujeres muertas.

Unos fuertes golpes en la puerta de entrada al apartamento me despertaron cerca de las seis de la mañana, me levante malhumorada por la grosera interrupción y abrí la puerta de mala gana, no pude evitar sorprenderme al ver a Tiana del otro lado de la puerta mirándome con sus ojos tan abiertos y sus pupilas tan dilatadas que parecía drogada, demasiado drogada, lo cual me pareció mucho más sorprendente que el hecho de que estuviera tocando a las seis de la mañana en su propio apartamento. Tome su mano y la hale dentro del apartamento, no sin antes darle una mirada de reproche por decidir despertarme tan temprano cuando ella más que nadie sabía que no era muy buena en las mañanas.

— ¿Qué demonios te sucede Tiana?

Sus ojos estaban tan desenfocados que daba miedo, no lucia como ella misma, lo que sea que haya consumido le estaba mucho mal y no sabía que hacer exactamente para que reaccionara, así que la senté en el sofá, tome el teléfono de su base y empecé a marcar el número de emergencias, pero su voz me interrumpió de oprimir el botón de llamada.

— Tienes que alejarte de Nathaniel, lo único que va a traer a tu vida es desgracia, él es un ser abominable que solo sabe herir a la gente, lo que mejor hace es provocar sufrimiento en las personas…

Mis ojos se encontraban fijos en ella mientras hablaba, los de ella se encontraban fijos en algún lugar de la pared frente a ella y el resto de su cuerpo se encontraba igual de fijo que su mirada, lo único que se movía en ella eran sus labios mientras hablaba, estaba aterrada y no sabía qué hacer para que todo esto parara.

—Aléjate lo más rápido que puedas porque lo único que lograras permaneciendo junto a él es morir.

De repente sus labios se quedaron quietos y sus ojos rodaron hacia atrás para que después su cuerpo se desvaneciera, afortunadamente estaba sentada en el sofá y cayo de lado, solté el teléfono sin importante donde cayera o si se dañaba y me acerque a Tiana, su respiración era forzada y su piel se veía pálida; nunca antes la había visto pálida o enferma o como la vi hoy, esto no era normal.

Me aleje nuevamente de Tiana y tome otra vez el teléfono del suelo, que afortunadamente había sobrevivido a la caída y marque nuevamente los números, la persona que contesto empezó a hablar pero no entendía nada de lo que decía, se escuchaba
como si estuviera hablando dentro de una botella, así que lo único que hice 
fue interrumpirla y hablar.

— Mi amiga esta inconsciente, llego actuando muy extraño y se desmayó, no respira muy bien, necesito que la ayuden.

Le dicte tres veces la dirección a la mujer detrás de la línea y después de colgar espere que la ayuda llegara, cuando llego ya estaba vestida, tenía dinero y mi celular en la mano, los paramédicos hicieron el debido procedimiento y la subieron a la parte de atrás de la ambulancia donde subí yo también, no era capaz de hablar, lo único que hacía era mirarla y rezar para que estuviera bien, esperaba que lo que la haya puesto así fuera realmente un tipo de droga.

Cuando llegamos al hospital camine todo el tiempo junto a la camilla y cuando me dijeron que debía esperar afuera quise enojarme, gritar que me quedaría junto a ella, pero me quede en silencio y me senté en la sala de espera. Limpiaba constantemente mis mejillas y estaba segura de que mi piel se veía tan roja como mi cabello.

— Ahyleen —la voz de Nathaniel me sorprendió e hizo que levantara la cara hacia él —Fui a tu casa y no estabas, una vecina me dijo que habías salido con tu amiga en una ambulancia. ¿Qué paso?

— Desperté por unos horribles golpes en la puerta, me levante a abrir y vi a Tiana afuera, sus ojos estaban muy extraños y no se movía, tome su mano y la lleve al sofá, ella empezó a decir un montón de cosas, cosas sobre ti —él escuchaba con atención y asentía —Decía que debía alejarme y todas esas cosas, después sus ojos se pusieron en blanco y se desmayó.

— ¿Dices que decía cosas sobre mí?

— Si, decía que debía alejarme de ti que lo único que lograría estando contigo era la muerte, que causabas dolor —estuvo pensativo por unos segundos, luego se puso de pie y estiro su mano hacia mí, la tome y me levante.

— Guíame a donde está tu amiga —asentí y camine junto a él hasta el sitio donde había visto a los médicos dejar a Tiana, pero una enfermera se puso de pie frente a nosotros y no nos permitió avanzar.

— No pueden estar aquí, deben ir a sentarse, cuando sepamos algo le avisaremos —dijo mirándonos.

— ¿Puede avisarnos de cualquier cosa que suceda por teléfono? —pregunto Nathaniel mirando a la enfermera, que asintió.

— Dejen un número de contacto con esa chica de allá —señaló —Les avisaremos cualquier cosa de inmediato.

— Esta bien, gracias —empezó a caminar sin soltarme la mano hacia donde nos habían señalado, pidió papel y lápiz, escribió y estiro el papel a la chica —Es mi número de contacto.

La chica tomo el papel y sonrió asintiendo, Nathaniel empezó a caminar hacia la salida y lo seguí, camino hasta el auto y abrió la puerta, subí, el rodeo el auto y subió.




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