Mi protegida.

8. Tienes cinco minutos.

La casa frente a la que estábamos era increíblemente hermosa, toda era en colores blancos y dorados muy elegante con jardines repletos de rosas blancas y rojas, era sin dudas la casa más grande y preciosa que había visto en mi vida.

— Estoy enamorada —no pude evitar el vergonzoso suspiro que salió de mis labios.

— Es sorprendente lo rápido que las mujeres olvidan —no se me escapo el tono de reproche en su voz y me hizo sentir culpable, aquí estaba yo suspirando y hablándole de amor a una casa cuando mi mejor amiga está en un hospital inconsciente.

Nathaniel suspiro y tomo mi mano entre la suya y empezó a caminar a paso lento hacia la entrada de la casa, cuando estuvimos frente a ella levantó la mano que tenía libre y la puso frente a la puerta, pero no tocó, su mano se quedó quieta en el aire, su respiración se hizo más pesada y la mano que sostenía la mía se apretó.

— Toca Nathan —hablé lo más suave que pude.

— Esto es una mala idea —sus ojos se abrieron y su mano bajo —Por más que ruegue mi hermano no permitirá que Dennise nos ayude, el perdió su confianza en mí y estoy muy seguro de que estaría feliz de encadenarme al infierno nuevamente.

— No vinimos hasta aquí solo para mirar la maldita casa —lo miré y solté su mano —Voy a conseguir la ayuda de esa mujer de cualquier forma, no seré una cobarde como tú.

Y sin permitir que Nathaniel reaccionara o captara el significado de mis palabras toque la puerta lo más fuerte que pude y espere... y espere, hasta que finalmente la puerta se abrió dejando ver a una chica no mayor de veinte años con un bebé en sus brazos y una sonrisa en su rostro, que se borró completamente al mirar a Nathaniel.

— ¿No deberías estar en el infierno? —dijo la chica sorprendiéndome completamente.

— Debería, pero no lo estoy —asintió Nathan y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

— Lárgate de aquí —su rostro estaba serio y sus ojos encendidos podría incluso jurar que vi una llama en ellos —No te quiero aquí, Thomas no te quiere aquí... no queremos que estés cerca de nosotros.

— Yo... ese... puedo — Nathaniel tartamudeaba, trataba de decir algo coherente pero no podía, solo balbuceaba o decía frases incompletas, suspiro y se giró hacia mí —No me quieren aquí Ahyleen, siento tanto no poder ayudarte.

Se giró y empezó a caminar, pero tome su mano y lo hale un poco.

— ¿Qué te parece si tú te quedas en el auto y yo hablo con ella? —el me miro, asintió, levanto mi mano que sostenía la suya y dio un beso en el dorso de ella para después soltarla y caminar hasta el auto.

—¿Me darías cinco minutos para hablar por favor?

— Esta bien, solo espera —miro por encima de su hombro, respiro profundo y grito — ¡Kellan, mueve tu trasero a la puerta!

Segundos después un chico se acercó a ella y tomo al bebe en brazos.

— Wow, Dennise, ¿Quién es tu amiga? —una sonrisa encantadora apareció en su rostro y sus ojos no se apartaron de mí.

— Su nombre es no te interesa y su apellido lárgate ya —el chico rio y empezó a caminar.

— espero verte de nuevo dulzura.

Dennise negó con la cabeza y señalo dentro de la casa indicándome que entrara, camine atrás de ella hasta una sala de estar que decidí ignorar para no empezar a distraerme y suspirar por lo bonita que era, me senté donde ella me mostro y la mire hacer lo mismo frente a mí.

— Tienes cinco minutos —su rostro tenía una expresión seria, parecía incluso mayor de lo que en verdad creía que era.

— Mi mejor amiga en este momento está en un hospital, hasta que vine para acá se encontraba inconsciente —ella escuchaba atenta y no apartaba su mirada de la mía, parecía que estuviera estudiándome, tratando de descubrir si mentía o no —La lleve al hospital pensando que tal vez allá podrían ayudarla, pero Nathaniel llego allí y me dijo que en realidad los doctores no podrían hacer nada por ella que solo la esposa de su hermano podría ayudarla, el me conto de tus dones especiales, de las cosas que podías hacer, en serio lamento si esta visita te ha molestado, pero realmente es importante.

— ¿Qué le paso a tu amiga? —pregunto y después sacudió su cabeza —Espera, ignora esa pregunta un momento y respóndeme esta mejor ¿Sabes lo que es Nathaniel?

— Si, sé que es un ángel vengador, me lo conto, al igual que me dijo que intento... bueno que quiso... — no encontré una palabra que sonara menos horrible así que simplemente me quede callada.

— ¿Sabiendo eso aun confías en él?

— Esto no se trata de confianza ahora mismo, se trata de esperanza —sus ojos ahora me miraban curiosos —Lo único que quiero es que Tiana esté bien, después cuestionare las intenciones de Nathaniel.

— Te ayudare, pero no quiero a Nathaniel cerca, el no solo quiso matarme a mí, sino que también quiso hacerlo con mis niños, así que lo quiero lo más lejos posible de mí y de ellos.

— De acuerdo —acepte de inmediato.

— Lo mejor que puedes hacer es ir al hospital y llevarla a tu casa, escribe en ese papel tu dirección y en la noche estaré ahí, pero asegúrate de que Nathaniel no este, porque iré con Thomas y no creo que él le pida amablemente que se vaya.

— Entiendo —tomé el lapicero y escribí la dirección y debajo puse mi nombre —Gracias por escuchar y acceder a ayudarme, esto es realmente importante para mí.

— No agradezcas, no aun —me miro y se puso de pie cuando yo lo hice y me acompaño hasta la puerta —Mejor hazlo cuando tu amiga este mejor.

Asentí, salí de la casa, camine hasta el auto donde Nathaniel me esperaba recostado al lado de la puerta de copiloto y antes de que pudiera decirle algo a Nathaniel un hombre de cabello oscuro se puso frente a él y presiono el brazo en su cuello.

— ¿Qué estás haciendo aquí Nathaniel Adam D'Angelo?




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