Mi protegida.

9. Tú eres el ángel aquí.

Nunca antes en mi vida había escuchado a alguien que con un tono de voz tan bajo causara terror, sus palabras tenían tanto odio y el nombre había sido dicho con tanto desagrado que mi corazón dolió, dolió por Nathaniel que miraba al suelo y no hacia ni un movimiento para apartarse, y también dolió por el extraño que lo sostenía y tenía tanta ira reprimida que podía sentirse en el aire.

—Respóndeme antes de que encuentre la forma de encerrarte nuevamente en el maldito infierno de donde nunca debiste escapar.

—Está aquí por mí —el hombre soltó a Nathaniel y me miro de la misma manera que lo había hecho Dennise antes, estudiándome —Me trajo para que pudiera pedirle a Dennise que ayude a mi amiga.

— ¿No había nadie más a quien pedirle ayuda? ¿Tenía que ser justo a mi esposa? —volvió a mirar Nathan —Por si no lo recuerdas intentaste matarla junto a mis dos hijos.

— Lo recuerdo perfectamente Tommy —respondió y levanto la mirada —El tiempo que pasé en el infierno lo recordé una y otra vez.

— No debiste salir de ahí —sus palabras tenían veneno —Debiste quedarte ahí y luego rogar para que nuestro padre enviara por tu sucia alma.

— Él está arrepentido —hable sin pensar y de inmediato Tommy, como lo había llamado Nathan me miro.

— ¿Tu como sabes eso? —sus ojos me miraban entrecerrados — ¿Acaso te dio una estúpida explicación de porque quiso asesinarlos? ¿Te convenció de que lo hacía por un bien mayor? Lamento decirte que lo que te haya dicho es falso, porque este... hombre no es más que un mentiroso y manipulador.

— Realmente no, no me dio ninguna explicación, solo me dijo que había intentado matar a tu esposa y se fue —levante los hombros —Se que está arrepentido por la mirada de vergüenza que me dio después de decirlo e irse, lo sé por la mirada de arrepentimiento que tiene ahora en su rostro, lo sé porque veo en el más de lo que tú ves.

— ¿Y qué es lo que ves? Si es que puede saberse.

— Veo vergüenza, arrepentimiento y mucha tristeza —empecé a hablar sin importarme la mirada suplicante que Nathan lanzaba hacia mi —Él se siente realmente mal por lo que hizo y sé que tiene ganas de pedir perdón y hablar de lo que paso, decir cuáles fueron sus motivos para hacer lo que hizo y demostrar que en este momento no quiere hacerles daño.

— Lárgate de aquí Nathaniel —dijo Thomas alejándose de nosotros y abrazando a su esposa antes de entrar y cerrar la puerta.

Nathan me miro con la boca medio abierta, sin darle un solo pensamiento a lo que estaba a punto de hacer me acerque a él y lo abrace fuerte, de inmediato mi abrazo fue correspondido por él y puso su rostro entre mi cuello y hombro.

No habló, no se movió, no hizo nada además de abrazarme y dejar que yo lo abrazara, ese momento se sintió tan largo, pero tan corto al mismo tiempo, nunca había sentido un abrazo tan confuso o incluso uno con tantos sentimientos como este, mi corazón latía muy rápido y mis ojos estaban húmedos con lágrimas que no quería derramar, nuevamente mi corazón dolió por Nathaniel.

— Salgamos de aquí Ahyleen, no soy bienvenido.

Yo solo asentí y subí al auto, no sabía que decirle para que se sintiera mejor, así que simplemente me quede en silencio y permití que el manejara de vuelta a mi casa, en medio del camino me quede dormida y supe que habíamos llegado porque Nathaniel me saco cargada del auto y quiso llevarme así hasta el apartamento, pero arruine sus planes cuando abrí los ojos y me retorcí para que me soltara.

— Bájame —el asintió y me puso en el suelo con cuidado, juntos y en completo silencio subimos hasta mi casa, entramos y yo me metí a darme una ducha, me cambié de ropa y fui de nuevo hasta la sala de estar donde Nathaniel estaba sentado esperándome.

— Lamento no haber sido de ayuda, créeme que si yo tuviera la habilidad para curar a tu amiga lo haría —en su rostro se podía ver que lo que decía era verdad, en ese momento él estaba tan vulnerable que todas sus emociones se podían notar, era como un libro abierto.

— En realidad si fuiste de ayuda —trate de sonreír un poco para el —Dennise vendrá esta noche junto con su esposo, ella accedió a curar a Tiana, lo único que debemos hacer ahora e ir al hospital y sacarla de allí lo más pronto posible, así que levanta tu deprimido trasero de mi sillón y vamos a secuestrar a mi amiga.

Sin poder evitarlo Nathan soltó una carcajada, se levantó del sillón negando con la cabeza y camino fuera del apartamento para llegar al auto, me sentía feliz por haber logrado que riera, odiaba verlo tan triste, no me parecía algo que le quedara bien, me gustaba más su actitud patea—traseros que esta bola deprimida en la que se había convertido por la ultima hora.

— ¿Tienes un plan para sacarla de allí? —preguntó cuándo estuvimos ambos dentro del auto y en camino hacia el hospital.

— En realidad... esperaba que tú me ayudaras con eso, ya sabes, tu eres el ángel aquí.

— ¿Y eso que tiene que ver? —dijo sin dejar de mirar la carretera.

— No lo sé, tal vez puedas manipularlos para que nos dejen sacarla sin problemas o eliminar a Tiana de su memoria, yo que se.

— Ahyleen... — estiro una mano y toco mi frente riendo entre dientes — ¿estas enferma o algo? Ya estas delirando, no tengo súper poderes no soy Superman o algo así.

— Oh... bueno, no sabia eso, en realidad no se nada, nunca hemos hablado sobre ti siendo un angel o sobre como son en realidad, mi concepto esta basado en la cantidad de libros que he leído con temática angelical.

—Creo que lo mejor es que te vayas olvidando de una vez de todo eso que leíste, después de que salgamos de esta aclarare tu mente —sonrió y detuvo el auto en el estacionamiento del hospital —Por ahora concentrémonos a sacar a tu amiga de ahí.

—Pero no tenemos un plan aun —lo mire y baje del auto cuando él lo hizo.

—De hecho sí, tengo un plan y créeme cuando te digo que mis planes son geniales — sonrió de lado y camino hacia el hospital.




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